jueves, 27 de julio de 2017

Alquimia en la unción gnóstica

Alquimia en la unción gnóstica.

Sabemos los alquimistas gnósticos que toda la Gran Obra alquimista es un proceso que se desarrolla y se aplica en la supra-sexualidad, dicha sexualidad sagrada tiene sus raíces en los más profundos mitos, enseñanzas y prácticas de todas las culturas; así el M. Samael nos enseña en el Misterio del Aureo Florecer, el ritual Pancatattwa (cinco tattwas) donde se produce una transustanciación de los cinco alimentos: cereales (pan) pescado, carne, vino (zumo de uva) y la unión sexual del hombre y la mujer. En este rito de la tradición milenaria del maha-yoga, se unen los diferentes tipos de alimentos en relación con los elementos: cereales-tierra, pescado-agua, carne-fuego, aire-zumo de uva, y éter con magia sexual. En todo este ritual se logra la transustanciación de los alimentos elevándolos a su substancia original o esencia que en si es el propio Prana o energía de la vida reabsorbido y elevado en nuestro laboratorio orgánico o microcosmos a su punto de origen; esta transustanciación dentro del microcosmos nos unifica con el Ser Primordial o Conciencia Cósmica del macrocosmos, origen de la vida y origen de la propia creación.


Todo el simbolismo de la alquimia sexual en el cristianismo esta contenido como nos explica el M. Samael en la cruz y en el cáliz principalmente, pero se nos suele pasar por alto que la misma unción gnóstica y la transustanciación del pan y el vino contiene en si toda la substancia alquimista. En la cruz sexual se deben de unificar los dos elementos que nos llevaran de nuevo nuestro androginismo original, es decir debemos de unir lo solar y lo lunar dentro de nosotros, las dos energías positiva y negativa están contenidas en nuestros testículos u ovarios, y se canalizan por los dos canales Ida y pingala, siendo un canal solar y otro lunar, como representan las dos columnas de la masonería Jakim y Boaz. Estas dos energías separadas del mismo prana se deben de unificar en un tercer canal Sushumna, este es el inicio para obtener la unificación o androginismo de nuestra naturaleza substancial y primigenia.

Lo solar y lo lunar representa a nuestro Padre-sol y nuestra Madre-tierra, en la alquimia debemos unir al Padre que está en los cielos y a la Madre que está en la tierra, dicho proceso de unión se representa en la unción gnóstica, pues es mediante la unción de la Santa Cena, como cristo unifica todas diferentes partes del Ser iniciando un proceso de muerte o disolución que concluirá en la sagrada cruz. En termino alquimistas, el pan de la unción representa al Padre y la sangre a la Madre, esta ciencia de la transustanciación, forma parte del ritual de la vida y la muerte. Siendo que cuando somos concebidos por nuestro padre y nuestra madre físicos, se unen dos gotas según la ciencia milenaria del tantra, una gota es del Padre y es blanca, la otra es roja y es de la madre; estas dos gotas se van desplazando y separando en nuestro crecimiento, trasladándose la gota blanca del Padre a nuestra glándula pineal junto con el chacra Sahasrara, mientras que la gota roja se traslada debajo de nuestro ombligo, justo debajo del chacra Manipura. Existe una tercera gota esencial que no pierde el atributo de unión, esta gota esencial se encuentra en nuestro corazón, desde que fuimos concebidos, gracias a esta gota esencial, la unión de lo solar y lunar puede producirse en Devi Kundalini. Todo lo que aquí decimos esta minuciosamente explicado en la tradición del Tantra.


También se explica con claridad, todo el proceso de unión de la gota roja y blanca que se relata en el proceso del Bardo-Todol, donde se viene a indicar que el difunto vive el proceso de unión de la gota-blanca del Padre y la gota-roja de la Madre en el corazón del difunto; y aunque sea por unos instantes el difunto goza de la unión andrógina original del Padre y la Madre experimentando la unión con la Madre Clara Luz (la madre de todas las luces, origen de nuestro cristo-luz) según la tradición del tantra tibetano. En realidad, dentro del tantra o alquimia sexual se viene a experimentar o vivenciar ese mismo proceso de los difuntos, pero de modo consciente y voluntario, de ese modo es como el alquimista viene a unir al Padre que está en los cielos o chacra Sahasrara y a la Madre que está en la tierra debajo del ombligo, experimentando gran gozo, según dice la tradición:

“La sede principal de la gota blanca, también conocida como bodhichita blanca, es el chakra de la coronilla, y es en este lugar donde se origina el fluido seminal blanco. La sede principal de la gota roja o bodhichita roja es el chakra del ombligo, y es en este lugar donde se origina la sangre. La gota roja en el ombligo también es la fuente del calor del cuerpo y la base de las realizaciones del fuego interno o tummo. Cuando las gotas se derriten en los canales y fluyen por ellos producen una experiencia de gozo”. 

                                              Gueshe Kelsang Gyatso. 



Cuando en el cristianismo se toma el pan y el vino se nos está invitando a practicar la alquimia sexual, con un propósito unir el cielo y la tierra, unir al Padre y la Madre, mediante el Hijo o Cristo. Estas enseñanzas alquimistas solo pueden ser aplicadas cuando el neófito es capaz de controlar mediante su meditación interior los vientos de sus pensamientos (como explican en los tantras preliminares al tantra supremo) y se unifica en la concentración y el silencio de los elementos unidos lo que procura el despertar del Kundalini. En el despertar del fuego kundalini existe unidad, concentración de elementos, presencia del Ser.

La cruz cristiana de la alquimia es un camino de muerte, donde no solo existe un proceso psicológico, sino todo un proceso implícito de transustanciación de los elementos: tierra, agua, fuego, aire, éter. Donde como hemos dicho toda la energía dispersa del prana o energía de la vida, se unifica y concilia de nuevo con la unidad que todo lo sostiene, unidad situada en la gota esencial en nuestro corazón. La muerte psicológica busca la Luz del Cristo, pero tal luz no puede originarse sin que Padre y Madre, o lo lunar y solar se unan; en tal unión que debe de ser estable mediante la alquimia o tantra sexual y el despertar y desarrollo del kundalini. Así vendremos a ver o vivencia el proceso que experimenta un difunto, la diferencia es que el difunto que ha sido una persona ordinaria, no podrá ser consciente de lo que le sucede en el bardo o tránsito de su muerte, mientras que el alquimista gnóstico experimentará en vida conscientemente todo este proceso de transustanciación de los elementos y energías, obteniendo la unificación de la gota blanca del Padre y la gota roja de la Madre, que simbólicamente se transmite en la unción gnóstica, unificación que nos permite mediante el Cristo-Luz unirnos a la Luz suprema del Padre-Madre.


El pan de la unción es la parte de Cristo en relación al Padre que es sabiduría, recordemos que el “pan nuestro de cada día” es apelar a la sabiduría del Padre que viene del cielo. Y el vino o sangre de Cristo viene de parte de su Madre, ya que la sangre es el vehículo del alma, vehículos o cuerpos que teje la Madre con los elementos terrestres. Por ello se dice el Pistis Sophia que la virtud viene del cielo y que la verdad viene de la tierra y que virtud y verdad se deben besar, es decir unir. 

Bandera blanca y roja del Cristo resucitado

Estimados lectores estas enseñanzas no son para los profanos e ignorantes o agnósticos, estas enseñanzas son develadas por estos medios, con la intención de que los pocos que sienten en su corazón la necesidad de reconciliarse con su Ser, puedan tener unas indicaciones de base para su estudio y trabajo.

Atentamente:

Rafael Pavía.                          23/ 07/2017.


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