martes, 30 de enero de 2018

Comprender porque no morimos psicológicamente

Comprender porque no morimos psicológicamente.

Ya está dicho en anteriores artículos, que el Intimo, nuestro verdadero Ser y espíritu en nosotros es de naturaleza vacía; en el Intimo, encontramos el silencio, el vacío, la nadidad, desasimiento, etc. En el Intimo la naturaleza es diáfana, limpia, pura, por ello no tiene el Intimo dificultad para expresar el amor y la unidad, pues nada hay que obstaculice la manifestación del Ser. Para el Ser la dualidad del universo es unidad complementaria, no existe el problema del sujeto y del objeto, esto es, que no puede existir derecha sin izquierda, ni arriba sin abajo, ni día sin noche, ni yin sin yang. Para el Intimo la dualidad no es una división de contrarios, sino una polaridad complementaria.


En cambio, el ego lo divide todo, lo separa todo, lo enfrenta todo; el ego crea la “herejía de la separatividad” que como dice el M. Samael es la peor de las herejías. El ego crea el dualismo “sujeto-objeto”, esto es separa al que percibe y lo percibido, creando dos mundos el externo y el interno. Tal división le genera al ego una gran angustia, ya que el ego en si es ignorante de su propia naturaleza por lo cual no es capaz de reconocer el silencio, el vacío, la nadidad, desasimiento, etc. Por el contrario el ego es enemigo del silencio, el vacío, la nadidad,  desasimiento, etc. el ego no puede soportar lo diáfano, lo carente de deseo, por tanto, lo claro, limpio y puro. Por ello el ego que no puede sentirse vacío procura llenarse constantemente, con sus deseos, preocupaciones, dramas, comedias; convirtiendo su angustia existencial en un continuo "más y más". 

Lo queramos o no, nuestra autentica naturaleza, es decir la del Ser, es vacía, diáfana, algo que el ego es incapaz de reconocer, por ello el ego siempre utilizara el dualismo polar del universo como un contraste irreconciliable, por ello utiliza la mente intermedia para subsistir y hacerse fuerte. La mente intermedia está sujeta a la polaridad, al mundo relativo y dual, por lo que está sujeta a la ley del péndulo. Pero la cuestión es que tal polaridad es dividida por el ego, porque de ese modo puede poseer y ser poseído, el ego genera lo mío y lo tuyo, pretende el ego crear una individualidad separada de la propia realidad del Ser. El ego se siente un individuo ajeno al resto del mundo, se siente separado de todo y de todos, pero en su ignorancia, al no poder reconocer que en realidad el “yo” es vacío, cae en su angustia existencial buscando desesperadamente como llenarse, para evitar reconocer que en realidad su condición es temporal, finita, limitada al mundo de las formas y la materia, lo que equivale a una existencia fatua, pasajera, perecedera; porque al fin y al cabo la materia o mundo de las formas es vacío. Recordemos el Sutra del corazón: “el vacío es forma y la forma es vacío”.


¿por qué el ego insiste tanto en llenarse, en el más y más? Esa necesidad de llenarse es la fuerza de lo que llamamos deseo, y ese deseo se vuelve insaciable, porque es incapaz de reconocer la naturaleza vacía del Ser, que es nuestra autentica naturaleza lo quiera el ego o no. De hecho, si observamos el ego y su actitud insaciable nos demostrara su opuesto, es decir el Ser. Mientras el ego es ruidoso e ignorante, el Ser es silencioso y sabio. Mientras el Ser ama y unifica, el ego constantemente frustrado por su insaciabilidad rompe, divide, separa, etc. El ego necesita dividirse entre sujeto y objeto, necesita sentir el sujeto (que en si es vacío) y llenarlo con lo que sea, así su angustia se hace interminable. Mientras no comprendamos la naturaleza vacía del ego, todo empeño en eliminar al ego será inservible. Pues el ego utilizara millares de formas, deseos (incluyendo los espirituales), proyectos, argumentos, etc., con tal de no sentir la naturaleza diáfana, silenciosa y vacía de deseos del Ser.

¿cómo queremos matar al ego, sin comprender su angustia y su ansiedad por existir? El ego en su angustia por sobrevivir reza a Dios, pero eso si sintiéndose separado del mismo Dios. El ego necesita sentirse lleno sea como sea, ya sea con la pena o el sufrimiento, ya sea con el placer o la felicidad. El yo no puede resistir el silencio ni el vacío. El ego no puede resistir la “unidad no dual”, por ello el ego aun en el perfume de la oración esconde el delito astutamente, sintiéndose ajeno o separado de Dios o el Ser. Por ello no podemos eliminar a ego sea cual sea el aspecto del ego, sin reconocer cuál es su razón de existir; siendo su razón mantener al sujeto y al objeto separados. Requiere si o si el ego una dualidad, una separatividad, una lucha de contrarios, ya que en la “unidad del Ser” el ego se siente disuelto, inexistente.

Mientras que la “razón de ser del Ser es el mismo Ser”, la razón del ego es sentirse separado de todos y de todo. Mientras nuestra conciencia siga dividida por la herejía de la separatividad de ego, seguirá confusa y atada o embotellada en las razones de la mente intermedia (el fariseo). Mientras la conciencia esté sujeta a la dualidad del ego, de sujeto y del objeto, rezaremos a un Dios separado de nosotros. Mientras la conciencia no comprenda y reconozca cual es la razón por la cual el ego sobrevive, nuestro ego seguirá subsistiendo y fortaleciéndose. Por ejemplo, el ego en su forma divisoria y parcial de ver el mundo y el universo, a seccionado el tiempo y el espacio, limitando la realidad espacio-temporal encajonando nuestra idea del espacio y del tiempo en una exclusiva tridimensionalidad, haciéndonos incapaces de ver el espacio y el tiempo tetradimensional, para lo que se requiere no una concepción o idea dual, sino una visión integral, es decir una visión donde el sujeto y el objeto no estén separados por una concepción o especulación, sino que estén unidos, integrados en una conciencia indivisa.


Si esperamos que el Ser nos auxilie y nos ayude, sin comprender que somos “uno con el Ser”, entonces estamos perdidos, pues daremos un paso hacia delante y dos hacia atrás. En el Ser no existe ni yo inferior, ni yo superior, pues el Ser es vacío, sin ego, en el Ser resplandece la unidad de Cristo, el amor incondicional y ecuánime. Todo aquel que se sienta ego, se sentirá separado del Ser y su realidad, por lo que su sentir estará bajo la sombra e ignorancia del ego. Para muchos les resulta un imposible sentirse fuera del ego, lo que les imposibilita unirse al Ser, pero como hemos indicado la misma carencia e insaciabilidad del ego, demuestra la realidad del Ser, realidad que el ego no podrá evitar.

“La diferencia del sí mismo sentido por el Intimo y el sí mismo sentido por el ego, es que el Intimo reconoce su vacuidad, es consciente de su realidad vacía, donde no hay yo, ni ego, y por tanto nadie que pueda poseer. Mientras que el ego o yo, no es consciente de su realidad vacía, por lo que se siente angustiado por no tener una identidad; es decir el ego ignora la realidad de su naturaleza, ese es el gran problema del sueño del ego; mientras el Intimo mantiene la conciencia de la vacuidad, la unidad y el amor, la conciencia egocéntrica del yo nos embotella en su ilusión o sueño dual”.
                          Articulo: “Sin ego no hay dualidad”.

Atentamente:

Rafael Pavía 01/02/2018.