lunes, 18 de diciembre de 2017

Sin ego no hay dualidad

Sin ego no hay dualidad.

Es el ego, quien genera la ilusión de la dualidad. El yo sintiéndose una identidad o uno diferenciado y separado de todos y de todo cae en la soledad de su inconsciente o ignorancia, se siente vacío en sí mismo, lo que lleva al ego a buscar cómo llenarse, como sentirse pleno. El ego sintiéndose vacío, busca fortalecer su identidad, que identifica con su nombre, con su cuerpo, con su personalidad, pero siendo insuficiente su propia identidad, busca reforzarse con otros y otras cosas. Busca el ego vacío de sí mismo el apoyo en otras personas afines a él, busca reforzarse el ego con objetos, que al sentirlo fuera de sí mismo genera la actitud del “yo posesivo de lo mío”. Todo el dualismo del ego es una ilusión, una ilusión que genera el deseo de poseer, amigos, compañeros, pareja; el ego al sentirse separado de todo es lógico que quiera poseerlo todo, así habla de mi dios, de mi mundo, de mi país, de mi familia, de mi trabajo, de mi casa, etc. el yo necesita del “mi” para sentirse reforzado, para llenarse a sí mismo, pues no soporta su condición o naturaleza vacía.


Si no tuviéramos ego, no habría nadie para agarrarse al “mi”, es decir no habría nadie para poseer, ni nadie que se sintiera separado de nada ni de nadie. Entonces el Intimo tomaría la posesión de su atributo como testigo de la existencia. Así, el sí mismo con el “yo” se vuelve dual y separatista, mientras que el sí mismo sentido desde el Íntimo nos conecta con la “unidad, la ley u orden y el Padre”; el Intimo se convierte en el testigo de la existencia; un testigo que no se identifica con los episodios de la vida, un testigo que ve desde la mente interior todo lo que acaece en el mundo sensual o físico y el mundo de la psiquis o mente intermedia. De ese modo es como el Intimo puede ver la existencia como si de una película se tratara; el Intimo permanece lucido y atento al momento eterno siempre presente.

La diferencia del sí mismo sentido por el Intimo y el sí mismo sentido por el ego, es que el Intimo reconoce su vacuidad, es consciente de su realidad vacía, donde no hay yo, ni ego, y por tanto nadie que pueda poseer. Mientras que el ego o yo, no es consciente de su realidad vacía, por lo que se siente angustiado por no tener una identidad; es decir el ego ignora la realidad de su naturaleza, ese es el gran problema del sueño del ego; mientras el Intimo mantiene la conciencia de la vacuidad, la unidad y el amor, la conciencia egocéntrica del yo nos embotella en su ilusión o sueño dual. 



Es por ello que el ego requiere de apropiarse, de su historia personal, quiere sentirse aquel que nació en tal o cual lugar, que tuvo aquella familia con la que se lo paso bien o mal, quiere el ego poseer un guión de acontecimientos donde poder identificarse, donde poder justificar por qué “soy así”. El ego sin historia, sin ayer o los ayeres del pasado no se siente a sí mismo. Por ello dice el M. Samael que el yo es del tiempo, que el yo es recuerdo, que el yo es del ayer. Al ego no le gusta vivir el presente, ni sentir la eternidad o lo atemporal.

Mientras que el Intimo mediante la mente interior, reconoce que es vacío, es decir carente de cualquier identidad, cuestión que debe experimentarse al reconocer al observador, es decir, aquel que realmente observa en nosotros. Para experimentar en nuestra mente interior al observador, debemos ser partícipes del silencio como un estado de conciencia; en el silencio hay quietud, en el silencio hay serenidad, en el silencio no hay nada, no hay deseo, el silencio es diáfano, es vacío; por todo ello el silencio tiene la cualidad de observar, y desde el silencio el Intimo observa.

El Intimo desde la mente interior observa a la mente sensual o mundo externo, y también observa a la mente intermedia, esta, se sitúa entre el mundo exterior y lo interior, por ello se llama mente intermedia, aunque con la actitud del ego se siente completamente identificada con el mundo exterior o mente sensual. La cualidad del observador o el Intimo permite ver los objetos sensuales como lo que son, es decir objetos externos percibidos por los sentidos sensuales (que como sabemos son engañosos); más el Intimo tiene la cualidad de poder ver la actividad de la mente intermedia, que es aquella mente donde pensamos, razonamos, sentimos, recordamos, etc., desde lo interior, es decir desde la conciencia superlativa del Ser, por lo que también puede ver la actividad psíquica como objetos, que vienen y van, que aparecen y desaparecen, etc.


El intimo observa desde el silencio, desde la vacuidad, allí no hay nada ni nadie, más que una atención plena, un observador que ni condena ni justifica, pues no tiene prejuicios, ni preconceptos, pues está en silencio, es vacuo. Al no condenar ni justificar comprende la realidad de lo que percibe, ya sea que perciba el mundo externo o el mundo de la mente intermedia, es decir toda la actividad psíquica.

En la medida en que nos posicionemos en el Intimo, nuestra mente interior entrara en actividad, comprendiendo mejor cual es la naturaleza del Ser. Y recordamos que el M. Samael nos dice que el Ser no tiene nada que ver con el yo, ni con el yo inferior, ni con el yo superior; es decir en el Ser no hay yo, no hay una identidad que diga “yo”. Por tanto, no puede haber ayer, ni historia personal, ni posesiones, porque no hay nadie que posea, no hay nadie que se aferre a nada ni a nadie. Si por un momento atendemos a lo dicho por el M. Samael descubrimos que el “yo” es una ilusión. Es por ello que el ego genera una dualidad, genera un dualismo donde sentirse fuera o dentro, arriba o abajo, a la izquierda o a la derecha, en lo material o lo espiritual, el yo buscara un tú y un yo; busca el ego en su ilusión o sueño poder situarse en algún lugar, en un espacio, en un tiempo, donde decir “ahí estoy yo” o “ahí estuve yo”, “ese es mi país” “esa es mi religión”, etc. Así el ego genera toda una multiplicidad de “yoes” que en realidad son “duplicidades”, es decir vamos duplicando el yo y la existencia, creando más identidades, más ayeres, más deseos, posesiones, etc. el “Yo” con su sueño e ilusiones pretende fortalecerse duplicándose. Por ello al ego le interesa existir en la mente intermedia con su dualidad.


El sentir del sí mismo sin ego es decir desde el Intimo, no requiere crear una dualidad, sin dualidad no hay ego, no hay “yo”; sin dualidad hallamos la unidad. La unidad es simple y directa como el silencio, en la unidad no hay, ni existe la distorsión que crea el ego sobre la existencia. De modo que el intimo se torna en el observador directo, claro, sencillo, sin prejuicio, ni preconcepto, siempre abierto, nuevo, despierto; y sin estar condicionado afronta las situaciones desde el presente eterno.

El ego pretende generar la dualidad, para decidir, para actuar, para hacer, para tener, en resumen, para que el “yo” exista tengo que creerme que hay un “tu”, un objeto, una cosa, un alguien fuera de mí, y que “yo” tenga que controlar o ser controlado, etc. Desde ese “mi pensamiento”, “mi situación”, “mi circunstancia”, “mi recuerdo”, etc. creo “tu yo” y “mi yo”, es decir creo un actor, me identifico con el “mi” y me siento protagonista de mi existencia, de mi guion, de mi película. Debemos procurar ver la película sin actor y ser simplemente un mero espectador de la existencia. Pero al ego no le gusta ser un observador real, prefiere seguir viviendo su mentira, creerse protagonista de su tragedia, de su comedia, identificarse con su ilusión y su sueño; la realidad es que el ego no puede reconocer ni soportar la naturaleza vacía del Ser. Y he ahí la trampa dual del ego, su dualidad con la cual crea y gestiona el “tú y el yo” lo exterior y lo interior, lo de arriba y lo de abajo, lo material y lo espiritual, con todo ello lo que pretende es crear dos realidades separadas, quebrantando la unidad.

Por ello comentamos en nuestro anterior articulo lo siguiente:

<Aquellos que solo practican la devoción y adoración al “dios nuestro”, olvidándose de su dios íntimo, entonces no pueden llegar a la verdadera comprensión de lo divino dentro de uno mismo. Las personas que solo adoran al “dios nuestro” olvidan a su íntimo, anulando la posibilidad de comprender ¿por qué Dios nos hizo a semejanza suya? El ser hechos a semejanza del creador implica que podemos ser dios o dioses. Pero para poder encontrar la respuesta a la semejanza con dios, debemos de encontrar a nuestra divinidad interior, es decir a nuestro Intimo, a nuestro Atmán o Chesed de la cábala, al “Dios en mi”.>

Mientras nos identifiquemos en la condición del ego, separaremos a “dios nuestro” de nuestro interior. Y también comentábamos:

<Para llegar al Padre hay que morir en el “ego” y su visión egocéntrica. Llegados al Intimo, la mística o el camino del bakty-yoga nos permite adquirir la humildad, la reverencia, la sumisión, la disciplina, el respeto, la fidelidad, etc., poniéndonos en orden con el sacrificio de sí mismo, la devoción, el amor por nuestros semejantes, etc. situándonos bajo la tutela del Padre creador.>

Ya que el Intimo nos conecta con “unidad, la ley y el Padre”, y también con el silencio y la vacuidad. Y recordábamos:

<Para llegar al Padre y alcanzar su perdón, debemos ser humildes, morir en sí mismos, sentir devoción, amor, fidelidad al Padre mediante su hijo, quien nos dijo: “Amaros los unos a los otros, como yo os he amado”. Debe nuestra individualidad, obediencia y sumisión al Padre, esta es la disciplina mística, donde el objetivo es debilitar al ego hasta eliminarlo; de modo que seremos perdonados en la medida en que nosotros amemos a nuestros semejantes como Cristo nos amó a nosotros.> 


En conclusión: 

El adorado y el adorador son Uno; en la unidad, todo es tal cual es, no hay diferencias, la diversidad es la unidad. Adorad al Señor hasta que el sea uno con vosotros, como dijo nuestro maestro Jesús:

"Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste".
                                                  Juan 17:21 (R.V. 1909)

Atentamente:

Rafael Pavía.                          18/12/2017.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Dios en mí, dios en nosotros, dios en todo

Dios en mí, dios en nosotros, dios en todo.

Dios en mí, es el reencuentro con mi Intimo; el Intimo es quien nos conecta con el “Uno, la Ley y el Padre”. Para ello debemos comprender y organizar en nosotros al alma humana y el alma espiritual, es decir comprender, crear y organizar, nuestros cuerpos existenciales y nuestra conciencia o Budhi. En esta fase nos centramos en el sí mismo, buscamos la presencia o conciencia de sí. Con el Intimo conectamos con nuestra individualidad sagrada.

Dios en nosotros, es la unión con el Padre, con el Keter de la cábala; Él es el Padre nuestro que está en los cielos, es el creador, es aquel que está por encima de cualquier individualidad y nos unifica a todos bajo su amparo. Para llegar al Padre hay que morir en el “ego” y su visión egocéntrica. Llegados al Intimo, la mística o el camino del bakty-yoga nos permite adquirir la humildad, la reverencia, la sumisión, la disciplina, el respeto, la fidelidad, etc., poniéndonos en orden con el sacrificio de sí mismo, la devoción, el amor por nuestros semejantes, etc. situándonos bajo la tutela del Padre creador.


No podemos llegar a “dios en nosotros”, si previamente no alcanzamos a “dios en mi”, pues aquí nos encontramos con el conflicto del dios externo y el dios interno. Dios nuestro es en principio un dios social; nos encontramos ante un dios colectivo, que es el dios creador que a todos nos hizo a semejanza suya, y por otro lado tenemos nuestro dios íntimo, el interior. Aquellos que solo practican la devoción y adoración al “dios nuestro”, olvidándose de su dios íntimo, no pueden llegar a la verdadera comprensión de lo divino dentro de uno mismo. Las personas que solo adoran al “dios nuestro” olvidan a su íntimo, anulando la posibilidad de comprender ¿por qué Dios nos hizo a semejanza suya? El ser hechos a semejanza del creador implica que podemos ser dios o dioses. Pero para poder encontrar la respuesta a la semejanza con dios, debemos de encontrar a nuestra divinidad interior, es decir a nuestro Intimo, a nuestro Atmán o Chesed de la cábala, al “Dios en mi”.

Para llegar a “Dios en nosotros”, para poder llegar al “Padre nuestro” que en principio se presenta como un dios colectivo, un dios de todos, por tanto, un dios externo a nosotros, tenemos que buscarlo dentro, y no solo fuera. Solo si lo buscamos en nuestro interior, en nuestros adentros, podremos realmente encontrar la verdad del Padre, para eso vino el Cristo, para mostrarnos el camino de la divinidad interior, para que en principio lleguemos a nuestro Intimo y desde nuestra individualidad sagrada lleguemos al Padre; entonces comprenderemos porque nos hizo semejantes a Él.


Para llegar al Padre y alcanzar su perdón, debemos ser humildes, morir en sí mismos, sentir devoción, amor, fidelidad al Padre mediante su hijo, quien nos dijo: “Amaros los unos a los otros, como yo os he amado”. Debe nuestra individualidad, obediencia y sumisión al Padre, esta es la disciplina mística, donde el objetivo es debilitar al ego hasta eliminarlo; de modo que seremos perdonados en la medida en que nosotros amemos a nuestros semejantes como Cristo nos amó a nosotros.

Es el mismo Cristo quien nos muestra mediante el Pistis Sophia, la verdad profunda del Ser, mostrándonos a “Dios en Todo”, es decir la totalidad o talidad, este es el Ser en su plenitud, el Ser absoluto. “Dios en todo” es “unidad no dual”, esto significa que en el Ser Absoluto no hay “tú ni yo”; mientras que en el Padre creador o dios manifestado existe la unidad dual, es decir se manifiesta la dualidad: lo exterior e interior, lo activo y lo pasivo, el día y la noche, arriba y abajo, etc.


Hemos visto que puede existir un conflicto entre el dios exterior e interior, entre el “dios en mi” y el “dios nuestro”, conflicto que solo podemos superar si reconocemos a nuestro Intimo o individualidad sagrada, que nos llevaría al Padre. Bien ante el “dios en todo” o el Ser absoluto y el “dios en nosotros” el Padre creador, también se crea un conflicto, este conflicto se produce entre la “unidad no dual” y la “unidad con dualidad”. De este modo, más allá de toda dualidad define el M. Samael al Ser absoluto:

“Aquello” ¿es Espíritu? En verdad os digo que no lo es. “Eso” ¿es Materia? ciertamente os digo que no lo es.
“Aquello” es la Raíz del Espíritu y de la Materia, mas no es ni lo uno ni lo otro.
“Aquello” trasciende las leyes de número, medida y peso, lado por lado, cantidad, cualidad, ante, atrás, arriba, abajo, etc.
“Aquello” es lo inmutable en profunda abstracción Divinal, Luz que jamás ha sido creada por ningún Dios ni por ningún hombre, eso que no tiene nombre.

                                  Tarot y Cábala. Samael Aun Weor
.

Cristo en el Pistis Sophia nos muestra al Ser Absoluto, al “Dios en Todo”, pues siendo el origen primordial de él surge la inhalación y la exhalación, el día y la noche, lo pasivo y lo activo, lo lunar y lo solar, etc. pero ni es lo uno ni es lo otro, porque es totalmente incondicional, no está sujeto a la manifestación ni a la inmanifestación, no está condicionado por lo pasivo ni por o activo, etc. Sigue definiendo el M. Samael al Ser absoluto del siguiente modo:

<Brahama es espíritu, pero “Aquello” no es espíritu. Ain, el Inmanifestado, es Luz Increada.

El Absoluto es la Vida Libre en su movimiento, es la Suprema Realidad, Espacio Abstracto que sólo se expresa como Movimiento Abstracto Absoluto, Felicidad sin límites, Omnisciencia total. El Absoluto es Luz Increada y Plenitud Perfecta, Felicidad Absoluta, Vida Libre en su movimiento, Vida sin condiciones, sin límites.

En el Absoluto pasamos más allá del Karma y de los Dioses; más allá de la Ley. La Mente y la Conciencia Individual sólo sirven para mortificarnos la vida. En el Absoluto no tenemos Mente ni Conciencia Individual. Allí somos el Ser Incondicionado, libre y absolutamente feliz.

El Absoluto es Vida Libre en su movimiento, sin condiciones, sin limitaciones, sin el mortificante temor de la Ley, vida más allá del Espíritu y de la Materia. Más allá del Karma y del dolor.>

                                   
                             Tarot y Cábala.   Samael Aun Weor.

Por lo dicho, puede existir el conflicto entre el “dios en nosotros” y el “dios en todo”, conflicto que puede superarse, si dejamos la dualidad de la mente intermedia, donde el ego aprovecha la propia dualidad para hacer uso de la “herejía de la separatividad”, manteniendo un “tú y un yo”. El ego siempre será dual, como la mente intermedia, y mientras mantengamos la presencia del Ser solo en lo creado o manifestado, el riesgo de estar condicionado por la dualidad persistirá; por tanto, nos podemos sentir separados del íntimo, también del creador, pues el ego suele sentirse separado de todos y de todo. Mientras que en el Ser absoluto: “no tenemos Mente ni Conciencia Individual”. En “Dios en todo”, en la “Talidad” no existe separatividad, no existe el “tú y el yo”, en el Ser Absoluto estamos bajo el amparo de la “unidad no dual”, allí la luz es increada e ilimitada, puesto que no está la luz condicionada por nada ni nadie, esa es la naturaleza que Cristo nos devela en el Pistis Sophia.



Mucho más podemos inquirir sobre el Ser Absoluto, tan solo debemos de dejar la mente intermedia y nuestra logia racional a un lado, para abrir nuestra mente interior con su lógica intuitiva.

Atentamente:

Rafael Pavía.                      13/12/2017.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

Hijos del espíritu

Hijos del espíritu.

“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
                                                                (Juan 3:8. R.V.)

Estas son palabras de Jesús al rabino Nicodemus cuando le explica cómo se nace del espíritu, mediante al agua y espíritu: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. (Juan 3:5. R.V.).

Aquí en estas frases encontramos la clave alquimista que nos permite nacer o llegar a ser uno con el espíritu, encontrando la clave también de cómo es el nacido del espíritu. Este es como el viento que “ni sabes de dónde viene, ni a dónde va”. Esta cita es extraordinaria y maravillosa, ser nacido del espíritu, significa no tener un pasado que te condicione, un pasado que sea un lastre que te ancle en un nivel de Ser. El nacido del espíritu no tiene donde apegarse, donde aferrarse, sencillamente se deja llevar por el sopo divino. Así, el ego que es producto de los muchos ayeres, no puede seguir el soplo divino, el ego se queda atrapado en el tiempo, se aferra a sus sentimientos, a sus emociones mundanas y no puede soltarse, elevarse hacia el mundo de espíritu.


El hijo del viento o del espíritu, es vacío, no carga con ningún peso o karma, no tiene lastres, es más ligero que las águilas, cóndores, o buitres. Es tan ligero que se eleva por encima de cualquier montaña o dificultad. En realidad, el Espíritu aun es más ligero que el aire, el espíritu es como el mismo espacio, pues el aire o viento aun arrastra el polvo.

El viento no sabe dónde va, porque tampoco está condicionado, no carga con prejuicios, con preconceptos, es totalmente vacío. Por ello no siente temor de dejarse llevar de un lado a otro. Así los nacidos del espíritu, no sienten temor, se dejan llevar por su Ser. Es algo maravilloso poder ser tan ligero, por ello añoramos poder volar. 

El ego es una pesada carga, allí sostenemos nuestros ayeres, nuestro pasado, nuestros prejuicios, preconceptos, miedos, etc. Si buscamos nacer en el espíritu, si buscamos que el Ser nos guie, debemos sentir el espíritu del viento, como el famoso mantra “Wu”, sentir el vacío, sentir que nada te sujeta, sentir que nada eres, sentir que no hay ningún yo dentro de ti.


Cuando llegamos a ser como el viento, hijos del espíritu, podemos entonces conocer aquello que siempre fue, es y será, aquello que nuca fue sometido, ni por las rocas, ni por las embravecidas olas, ni por el fuego temerario, ni por los peores huracanes, allí en ese espacio, encontramos nuestro origen, este es el propio Espacio Abstracto Absoluto. Las águilas rebeldes, aquellas que empuñan el cetro de Cristo vuelan al encuentro de su espacio original, aquel espacio que siempre estuvo, que siempre animo el soplo divino y permitió que la luz de Cristo resplandeciera por siempre.

Cuan hermoso y sencillo es volar con nuestro espíritu, que extraordinario es darse cuenta que nuestro vuelo es permitido por quien siempre estuvo ahí, por quien nuca puso una sola condición para que su amor divino fuera expresado. Volar, no es soñar, volar es despertar, volar es abrazar un espacio inabarcable, ilimitado, donde el viento viaja sobre los mares, las montañas, las ciudades, para descubrir que el espacio por donde vuela y ve el mundo es el mismo Ser.
¡Que maravilloso!!! ¡Que maravilloso!!!

Sé cómo el viento, se cómo el nacido del espíritu, concédete el derecho de volar, no sigas más en tu prisión, en tú jaula, abre la puerta de tu jaula y vuela, aprende a volar sin temor, conquista los cielos y veras realmente quien eres y como eres, y veras que todo tu vuelo, todo tu viaje desde el principio de los principios, desde el Alfa al Omega el final, el Cristo siempre estuvo presente. Porque Él es atemporal, Él no tiene medida de tiempo. Si despertar es una condición o estado de Cristo, entonces no hay lugar para lo temporal, por ello el despertar, el volar con nuestro espíritu, es un estado del presente, del aquí y ahora.

Vuela!!! ¡Vuela!!! ¡Vuela!!!


Los místicos y verdaderos filósofos ponen alas en su corazón, saben ellos que su corazón no puede quedar atrapado en su jaula, saben que existe y siempre existió un espacio libre e incondicionado. Si no alcanzas tu espacio libre de condicionamientos, si no escapas de tu jaula, no conocerás el verdadero y único amor. Es verdadero el amor cuando sin obstáculos puede moverse o manifestarse, y es único, porque es ecuánime, pues el amor es incluyente, a todos y a todo ama. Por ello el amor del Ser llega a trascender el aire y penetra en el mismo espacio insondable donde todo se manifiesta y donde todo es creado. El amor del Ser hace que el viento y el fuego de la misma roca sea despertado, así el Espíritu todo lo penetra, a todo le da vida. Y quemando al propio tiempo caduco, nos concede la inmortalidad de lo eterno.

¡Muere en ti mismo y serás resucitado en lo eterno!!!

Ahora no pongas condiciones, no pongas limites, no pienses que estas atrapado; ahora solo debes sentir el presente, mantente en el presente, persiste en el presente, todo lo demás ira pasando, una cosa detrás de la otra. Pero persiste en el presente, no te alejes del presente, veras como todo pasa, todo va pasando y llegara el momento en que tu presente se impregnara de lo eterno, entonces empezaras a volar, dejaras que las cosas pasen y te sentirás como el viento, que ve todo lo que acontece aquí y allá, sabiendo que el soplo divino es el que siempre lo lleva. 



Atentamente:

Rafael Pavía. El 6 de diciembre de 2017.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Divinidad Gnostica

Divinidad Gnostica.

Todos los profetas, avataras, maestros espirituales conectaron con su ser divino, y cada cual expreso su revelación y de dichas revelaciones, se formaron diferentes religiones o tradiciones espirituales: Brahmanismo, Taoísmo, Budismo, Zoroastrismo; aquí podemos seguir añadiendo a los egipcios, griegos, celtas y todas las culturas mesoamericanas. Cada maestro experimenta su conexión con su divinidad, así dijo Jesucristo:
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

                                                 (R.V.R. Juan:8:31,32.)


Conocer la verdad en el camino espiritual es imprescindible, en ella esta la palabra y sabiduría de Cristo, y con ello seremos libres de nuestra ignorancia. Así todos los profetas nos dieron su verdad, cuestión que parece contradictoria, pues cada tradición nos presenta un formato diferente de la divinidad, pero para el gnóstico, no es el formato el que contiene la verdad, sino, que es en el contenido de los diferentes formatos o religiones, donde encontraremos la verdad de la divinidad; así dice el Maestro Samael: “todos las religiones son perlas engarzadas en e hilo de oro de a divinidad”

La revelación espiritual de la divinidad, es objetiva en cada cual según la conciencia que tenga de sí mismo. La única verdad solo la podemos hallar en nuestro interior, es decir en el conocimiento de si mismo. Cada cual es afín a una tradición espiritual, por lo que sus revelaciones de tipo psíquico, es decir, que se forman y mantienen con imágenes, formas, teofonías, etc. se manifestara según el formato de su tradición, ya sea cristianismo, budismo, hinduismo, etc. De un modo más profundo la divinidad se expresa en el silencio, en la intuición, más allá de toda palabra e imagen, allí surge la inspiración del Agnostos Theos, es decir del Ser inamnifestado, este es el Ser original, en su inmensa profundidad, allí es donde brilla la luz increada.


La gente común que vive su religiosidad de forma exotérica, es decir externa, completamente dependiente, de su tradición y de sus interlocutores o mediadores, entre lo divino y lo humano, esto es sacerdotes, profetas, gurús, etc. poco o nada pueden conocer de su verdad, es decir poco o nada se conocen a sí mismos; poco han inquirido e investigado sobre sí mismos. Después podemos encontrar gente que buscando dentro de sí mismos, han empezado a conectar con su realidad interior, percibiendo, sintiendo, y reflexionando sobre su Ser intimo; estos entran en una faceta mesotérica, es decir intermedia entre lo de fuera y lo de dentro, y aunque mantienen la dependencia de la tradición y sus intermediarios entre lo divino y lo humano, ya inician su camino por ellos mismos, ya empiezan a vislumbrar su verdad interior. Más algunas personas han dado el paso hacia lo esotérico, hacia el interior de sí mismos, en busca de su Ser, de su verdad interior, profundizando en todas sus dimensiones, llegando a conectar con su divinidad; de hecho Cristo intimo exige que nos conozcamos hasta las ultimas consecuencias. El autentico esotérica se convertirá en un gnóstico, en un conocedor de su realidad, de su verdad, para o cual habrá pasado por el mundo de las formas tanto físicas (lo externo), como psíquicas (lo intermedio), para finalmente llegar a percibir su realidad espiritual de modo plenamente objetivo; conectando así con el hilo de la divinidad que traspasa por todas las formas religiosas, llegando a su contenido. 

Por lo dicho cada cual percibe y concibe a dios a su manera, según sea la conciencia que de sí mismo tenga, y eso le situara en un punto matemático en su nivel de Ser; de tal modo que según su visión de la divinidad que tenga cada cual, así será su modo de vivir. Y no nos estamos refiriendo a formas externas de vida, es decir a conductas morales, establecidas por normas sociales, religiosas, o morales, nos referimos a un modo de vivir donde lo interno, nuestra profunda realidad del Ser, viva en armonía y equilibrio con todo lo que nos rodea; compaginando perfectamente lo interior y lo exterior, en una armónica unidad. 


Así tenemos primero a aquellos que perciben a dios fuera de ellos, segundo, a aquellos que empiezan a percibir a dios dentro de sí mismos y que inician un camino de búsqueda, donde la respuesta certera sabe que la hallara dentro de sí mismo; tercero aquellos que ya encontraron su verdad, aquellos que sondearon e investigaron hasta sus profundidades, comprendiendo que sus revelaciones son subjetivas u objetivas dependiendo del grado de conocimiento que tengan sobre sí mismos. Estos saben sobre su cuerpo físico, sobre su psiquis, sobre su mente, sobre su espíritu, sobre su conciencia, sin que exista confusión; es decir conocen su plena realidad gracias a su experiencia, entonces descubren al “Ser en el océano de la vida libre en su movimiento”.

La divinidad gnóstica, es nuestra realidad original, aquella que se encuentra más allá del día y de la noche, de lo activo y lo pasivo, del maha-pralaya (pasivo) y del mahavnatara (activo). En el esta la suprema unidad que trasciende toda dualidad, por ello dicen los textos gnósticos: “Omnia in duobus, duo in uno, uno in nihilo”. Esto es: “Omnia in duobus” todo en dos (esto es en la creación o mundo manifestado, mundo de las formas físicas y psíquicas); “Duo in uno” dos en uno, es decir que todo se unifica en el Ser, en e Padre, en el Keter de la cábala, ahí se muestra el Ser en su aeon 13 mostrando lo manifestado (lo creado, lo finito, lo perecedero) y lo inmanifestado (lo increado, lo permanente, lo eterno); “Uno in nihilo” uno en la nada, aquí se presenta al dios desconocido de los gnósticos, al “Agnostos Theos”, al Ser original, inmanifestado, el Ser increado porque esta más allá de toda creación, más allá de nacer y morir, más allá de lo perecedero, de lo temporal, porque es eterno, atemporal, por tanto siempre estuvo, esta y estará.


Cuando se alcanza a comprender y experimentar a la divinidad gnóstica, el: “Omnia in duobus, duo in uno, uno in nihilo”, entonces esto también debe de encajar en nuestro punto matemático del Ser y en nuestro modo de vida, convirtiendo la luz increada, en el arte de “saber vivir”, saber vivir entre lo finito e infinito, entre lo perecedero y lo imperecedero, entre lo activo y lo pasivo, entre la vida y la muerte, comprendiendo con plena claridad lo que es la verdad relativa (del mundo de las formas) y la verdad absoluta donde se unifica lo manifestad e inmanifestado. De modo que según como concebimos a dios, así será nuestro modo de vivir.

Atentamente: 
Rafael Pavia.                                   29/11/2017.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Integración del Ser.



Integración del Ser.

"OMNIA IN DUOBUS. DUO IN UNO. UNOS IN NIHILO"
TODO EN LA DUALIDAD. DOS EN UNO. EL UNO EN NADA.

“Jesús vio a unos pequeños que mamaban. Dijo a sus discípulos: Estos pequeños que maman son semejantes a los que entran en el Reino.

Le dijeron: Entonces, ¿haciéndonos pequeños entraremos en el Reino?

Jesús les dijo: Cuando hagáis de los dos uno y hagáis lo de dentro como lo de fuera y lo de fuera como lo de dentro y lo de arriba como lo de abajo de modo que hagáis lo masculino y lo femenino en uno solo, a fin de que lo masculino no sea masculino ni lo femenino sea femenino,… , entonces entraréis [en el Reino]”
.
                  (Evangelio de Tomás. Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi).


En todo el proceso de integración del Ser, nos enfrentamos a la dualidad, al “tú y el yo”, a lo masculino y femenino, a lo solar y lo lunar, a lo de arriba y abajo, a la derecha y la izquierda. Siendo la totalidad del Ser una integración de toda su manifestación, por ello dice el V.M. Samael, en el Pistis Sophia, que Sophia es una simbiosis de luz y tinieblas, y que ella sube y baja en toda la manifestación dual del Ser. En la medida en que nos vamos elevando e integrando en el Ser, ya sea desde la visión del raja-yoga con los chacras, o sea por la visión del árbol de la vida y sus sephirots (aspectos ambos, bien conocidos por los gnósticos) la unidad debe de prevalecer sobre la dualidad, para que realmente la integración del Ser sea efectiva.

Es decir que si vamos escalando por el sistema de los chacras, vamos a ir integrando la conciencia en la unidad, desde el chacra muladara hasta el chacra sahasrara; en todo este proceso vamos a ir viviendo en cada chacra una nota síntesis del Ser o un punto matemático del Ser, donde el Ser y el Saber se integraran en nuestra conciencia, el proceso proporcionara: pureza, virtud, conciencia de cada chacra, disolución del ego, y un “Saber Ser y Estar” en relación a dicho chacra que equivale a su punto matemático en la escala del Ser. Cada chacra tiene su relacion con sus elementos de la naturaleza: tierra, agua, fuego, aire, eter-akash, tattva y mahatattva, también con los centros psico-fisicos, glándulas endocrinas, etc. Todo este conjunto de aspectos son propios de la manifestación del Ser, que se ordenaran e integraran en nuestro proceso del despertar de la conciencia mediante el Ser y el Saber. Ya sabemos que el raja-yoga se vive en su plenitud con el kundalini-yoga, trabajando en (y lo decimos de modo sintético):

Muladara: Instintos.

Svadhistana: sexualidad y energia del prana.

Manipura: emociones mundanas.

Anahata: lucha entre el ego y el Intimo.

Vishuda: mentira (falsedad, confusión) y verdad relativa y absoluta.

Ajna: claridad mental, visión de la naturaleza de la mente.

Sahasrara: Intuición, integración con el espacio y la luz del Ser.



Obviamente son múltiples los aspectos y detalles en relación a este trabajo con los chacras y el Kundalini, aspectos que se amplían y profundizan en la medida que vamos levantando los diferentes fuegos del Kundalini en cada uno de nuestros cuerpos (físico, vital, astral, mental, causal); pero lo que aquí ahora planteamos es la unidad e integración del Ser en su parte manifestada, en toda su diversos aspectos, que se pueden encontrar en la naturaleza de los chacras. Desde el mundo de la forma-materia ubicado en el chacra muladar  vamos subiendo hacia el mundo del vacío-espíritu, de lo que se trata es de saber unir y tomar conciencia de como nuestro trabajo integra y encarna la realidad del Ser, tanto arriba como abajo.

Si tomamos como referencia el árbol de la vida como una escalera del Ser, tendremos que igual modo que en los chacras, comprender e integrar la naturaleza de cada sephirot. Tendremos que ver como se une e integra, el reino de Malkut (mundo físico, de la materia y las formas), con la corona de Keter (el Padre, el espíritu, el vacío). Toda nuestra labor, todo nuestro proceso, va encaminado a unir lo creado con sus orígenes.


Es por ello muy importante tener en cuenta el texto que el mismo maestro Jesus nos explico, en el texto arriba mencionado del evangelio de Tomas, en referencia a: 

"OMNIA IN DUOBUS. DUO IN UNO. UNOS IN NIHILO"

TODO EN LA DUALIDAD. DOS EN UNO. EL UNO EN NADA.

Todo el trabajo de realización intima del Ser, es un trabajo de integración, de encarnar al verbo, ello sucede gradualmente, hasta concluir en la resurrección. Siguiendo el trabajo en la Ascension o tercera montaña, como se indica en el Pistis Sophia, siendo toda la labor unir e integrar la realidad manifestada e inmanifestada del Ser. Por tanto no solo se trata de ser un experto en el tema de los chacras o de la cábala y el árbol de la vida (tema que los gnósticos debemos bien conocer), se trata de ver y comprender el objetivo de nuestro Saber y de nuestro Ser.


Todo en la dualidad: lo masculino y femenino, lo solar y lo lunar, lo de arriba y abajo, a la derecha y la izquierda, el placer y el dolor, la forma y el vacío, la materia y el espíritu. En la creación todo se polariza, todo se convierte en dualidad, cuestión que el ego aprovecha para sostener el “tu y el yo”. Sin embargo todo es una aparente dualidad, pues: Duo in Uno, dos en Uno. Todo esta contenido en el Uno, en el Padre, en el creador, en el logos y en su Hijo el Cristo.

Dos en Uno: “Cuando hagáis de los dos uno… (Jesus, según evangelio de Tomas), nuestro ego asume la dualidad como algo suyo, pues en la dualidad se permite sentirse separado de todo y de todos, con ello mantiene la “herejía de a separatividad”, que según el M. Samael es la peor de las herejías. Para evitar la dualidad del ego, hay que trascender la mente intermedia que es dual, o esta sometida a la ley del péndulo, como nos enseña el M. Samael. Solo activando la mente interior, mediante la conciencia superlativa del Ser, podremos adquirir la “contemplación no dual”, lo que nos llevara a una visión en la esfera del sephirot de Keter, del Padre. El Padre, sostiene la columna del centro,(entre la columna de la justicia y de la misericordia) en el árbol de la vida, esta columna es la del equilibrio y del perdón. Ese perdón se obtiene si somos capaces de sostenernos en la Unidad-no dual.

El Uno en nada: “... entonces entraréis [en el Reino]” (Jesus, según evangelio de Tomas). “unos in nihilo”. La nada, hay que comprenderlo y asumirlo como el Ser inmanifestado, donde encontraremos nuestro origen, el Ain de la Cabala, (Ain, sin significa ojo, visión). Jesus nos dijo que su reino no era de este mundo, invitándonos a buscar nuestro origen; Cristo nos invita a buscar la “Luz increada”, que es increada, porque nuca fue, ni puede ser creada, pues ya es y siempre fue y será, pues es la Luz de Cristo y su Reino de Luz en lo absoluto.

"Omnia umus est"

La integración o encarnación del Ser nos ha de llevar a unir lo manifestado y lo inmanifestado, lo creado y su origen primordial, lo de abajo y lo de arriba, el caos y el cosmos, las tinieblas y la luz, etc.

Estimados lectores, la luz del Ser en su infinitud y en su amor incondicional lo integra todo, puesto que todo esta en Él, en el Uno. Seguiremos más adelante inquiriendo sobre la contemplación no dual.

Atentamente:

Rafael Pavía.                              06/11/2017.

jueves, 2 de noviembre de 2017

La comprensión en los diferentes niveles del Ser

La comprensión en los diferentes niveles del Ser.

De todos es sabido que para disolver el ego es necesario, la compresión del propio ego; también resulta necesario para comprender nuestras revelaciones de tipo psíquico o místico, comprender en que nivel de Ser nos encontramos. Pues el nivel o estadio del Ser en que nos encontremos, nos permitirá interpretar de una forma u otra las diferentes revelaciones que se experimentan. Ejemplo, no interpretara del mismo modo una misma experiencia, revelación o sueño alguien que se encuentre en e nivel de Ser de un ángel, que aquel que se encuentre en el estadio de trono. El ángel que tiene su punto matemático o nivel de Ser entre la esfera de Malchut (c. físico) y la esfera de Jesod (c. vital), tendrá un comprensión básica entorno a su correspondiente circulo o estadio; en cambio el trono, vera la misma experiencia desde la perspectiva que le da su estadio o esfera, que corresponde a Binah (Espíritu Santo), por tanto la visión y comprensión y su consecuente interpretación serán bastante diferentes. Por ejemplo la visión onírica de una paloma de color blanco, tendrá un significado para e ángel que corresponderá a su proceso de trabajo psicológico y energético; siendo diferente el significado y a interpretación para el trono, que interpretara la experiencia en su propia esfera o en su correspondiente proceso de trabajo psicológico y energético. 


SEPHIROTE
NOMBRE KABALISTICO
NOMBRE CRISTIANO
ATRIBUTOS
CUERPOS
1 Kether
Hajoth Ha Kadosh
Serafines
Corona Suprema
Padre
2 Chokmah
Ophanim
Querubines
Sabiduría
Hijo
3 Binah
Aralim
Tronos
Inteligencia
Espíritu
4 Chesed
Hasmalim
Dominaciones
Amor
Intimo
5 Geburah
Seraphim
Potestades
Justicia
A. Divina
6 Tiphereth
Malachim
Virtudes
Belleza
A. Humana
7 Netsah
Elohim
Principados
Victoria
C. Mental
8 Hod
Beni Elohim
Arcángeles
Esplendor
C. Astral
9 Jesod
Cherubim
Ángeles
Fundamento
C. Vital
10 Malchut
Ischim
Iniciados
El Reino
C. Físico

De modo que es importante situarse en nuestro correspondiente nivel de Ser, sino podemos crear enormes confusiones. Una cuestión que los esóteristas deben de tener muy en cuenta es que una cosa son las experiencias psíquicas o místicas, que pueden experimentarse en cualquier etapa del camino, como una experiencia onírica, de samadhi, de vacío, astral, etc., experiencias que pueden ser de un alto nivel o trascendencia, pero la cuestión es como se trabaja, como se interpreta y gestiona a posteriori, dichas experiencias. Por ejemplo alguien puede tener la experiencia de un samadhi sobre la conciencia cósmica, y experimentar un amor omniabarcante y universal, pero si su nivel de Ser o punto matemático, corresponde al de arcángel, su gestión e interpretación girara en torno a la esfera de Hod (mundo astral), entonces quedara atrapado por las sensaciones y emociones que giran en torno al triángulo mágico o psíquico del mundo astral; en consecuencia su ego se apropiara emocionalmente y sentimentalmente de tal experiencia, gestionando tal experiencia en base a su nivel, haciendo un provecho según su capacidad de Ser y Saber; en esta cuestión la pregunta es ¿en que medida a podido integrar en su Coniencia-Ser la experiencia de la conciencia cósmica?. Obviamente un trono en su esfera de Binah (Espíritu Santo) en la misma experiencia tendría una gestión e integración de tal experiencia mucho mayor, amplia y profunda.



En lo comentado hay que entender que en la iniciación esotérica, se requiere para empezar el grado de buen dueño de casa, y una vez se entra en los grados de la iniciación, tendremos dos vías de ascensión por la escala de Jacob o angeologia, una la vía del nirvana, otra la vía directa. En la vía directa o de Cristo, se trasciende de modo inmanente toda la escala de la angeologia del árbol de la vida, para integrarse en el Ser Absoluto. Tanto para la vía del nirvana, como para la vía del Cristo es necesario reconocer en que nivel de Ser nos encontramos, hay que reconocer nuestro punto matemático de valores. Y bajo la columna de la Inteligencia de Binah (Espiritu Santo) y de la columna de la sabiduría de Chokmah (Cristo) debemos encontrar la Luz que nos oriente en cada nivel, esfera, o estadio del Ser. 

Es necesario reflexionar sobre estas frases del Maestro Samael:

"El Ser y el Saber deben equilibrarse mutuamente a fin de establecer en nuestra psiquis la llamarada de la comprensión."

“Nuestro verdadero SER es el AMOR y de ese AMOR nace la auténtica y legítima INTELIGENCIA que no es del tiempo".
“Para cambiar es necesario saber, para saber hay que aprender y para aprender hay que hacer grandes sacrificios".


Es obvio que la Luz de Cristo sobrepasa la mente intermedia, racional o conceptual, pero la inteligencia y la sabiduría, forman parte del Ser manifestándose mediante la lógica intuitiva, en nuestra mente interior.


Estimados lectores, veo con demasiada frecuencia la enorme confusión que existe, para escalar en nuestro proceso de realización intima del Ser, veo como nos dejamos llevar de forma subjetiva y a veces de modo incoherente, por falta de equilibrar el Ser y el Saber. A cada nivel de Ser le corresponde su nivel del saber, sin que tengamos que confundir el saber conceptual, con el saber propio del Ser, esto es la inteligencia y sabiduría de Binah y Choknah, del Espíritu Santo y de Cristo respectivamente. El intelecto, la mente intermedia o racional y la mente sensual, deben de ponerse al servicio del Ser, mediante la activación de la mente interior, que se activa con la propia conciencia superlativa del Ser.


No busquen ustedes en su proceso interior, vías o caminos fáciles, no se dejen llevar por ilusiones, fantasías, ni por cómodos estados emocionales de bien estar, relajación, etc. no se dejen llevar por la pereza; sean exigentes con sigo mismos, sean responsables de cada uno de sus pasos en su iniciación, en su proceso. Todo debe empezar en nuestro punto matemático, en nuestro nivel del Ser y Saber.

Atentamente:

Rafael Pavía. 02/11/2107.