viernes, 30 de junio de 2017

La unidad gnóstica del Ser

La unidad gnóstica del Ser.

Se dice que: “perfecto solo es el Padre que está en los cielos”, es decir que perfecto solo es el Ser; entonces nos vemos a nosotros como imperfectos, nos vemos como todo aquello que es contrario al Ser, de modo que es muy difícil que nos identifiquemos con la naturaleza propia del Ser.

Cuando oramos el Padre Nuestro, ¿en qué medida el Padre es nuestro?, en si la oración pretende unirnos al Padre de modo que pedimos que su reino venga a nosotros, y que en dicha unión podamos hacer su voluntad tanto en la tierra como en el cielo, por tanto, la unión con el Padre es imprescindible, pero ¿como unir lo imperfecto y lo perfecto? Desde el instante en que nos sentimos separados del Ser nos encontramos, desvalidos, ruines, perdidos, sintiendo gran angustia por encontrarnos distantes y alejados del Ser; y ante esta separación del Ser encontramos miles de hechos, pensamientos, sentimientos, escusas, justificaciones que nos distancian del Ser, resultando casi imposible ver un aspecto que nos vincule al Ser ¿cómo entonces podemos siquiera aproximarnos al Ser? ante tal distanciamiento solo cabe la angustia y desesperación.





Hemos convertido la unión con el Ser en algo inviable, Él es demasiado perfecto para nosotros, solo Él es verdaderamente grande y humilde solemos decir; pero si reconocemos su grandeza y humildad en Él y en nosotros solo el orgullo de nuestro ego, ¿cómo podremos reconocernos en Él? ¿cómo podremos hacer su voluntad? Siempre encontramos la manera de alejarnos del Ser, cuando buscamos la humildad del Ser para unirnos con Él, entonces nos separamos de Él porque humilde es Él y no nosotros, de modo que buscando la humildad que nos une al Ser y encontramos a nuestro orgullo que nos separa de Él, cayendo en un círculo vicioso de continuo distanciamiento con el Ser. La trampa del yo que produce este círculo vicioso de separación con el Ser, se llama “dualismo”; el ego es dual por naturaleza, el ego fomenta el “yo y el tú”, fomenta la separación en todos los aspectos de la vida. El Yo se siente vivo en la medida en que se siente separado de todos y todo.

El yo siempre encuentra el modo y la justificación para sentirse separado del Ser, para ello recurre a sentirse como un “yo miserable” y lleno de podredumbre, incluso apela a dicha condición de miserable para buscar el perdón y acercamiento con el Ser, pero siempre desde la distancia, siempre el yo evitara el nexo y unión con el Ser. Para aplicar toda esta pantomima dual, el ego se acomoda en la dualidad del “Bien y el Mal”. El yo condena y justifica en la dualidad del bien y del mal, ello le resulta beneficioso porque es tremendamente cómodo dejarse caer en el bien y el mal, dejándose llevar irreflexivamente por códigos morales, sin pararse a meditar ni a comprender, ni a arrepentirse, ni producir la metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoien, cambiar de opinión, arrepentirse, o de meta, más allá y nous, de la mente), el yo se siente en su salsa dentro de la “herejía de la separatividad” que como dice el M. Samael es la peor de las herejías.

El peor agravio para el ego es que nos sintamos en el Ser, al ego le resulta irresistible, no es capaz de resistir la unión del Ser. Mientras el Ser siempre nos cobijó, nos amparó, nos cuidó, como un padre cuida a su hijo, es decir sin opción de sentirse separado, el ego contrariamente siempre buscara la forma de desvincularse del Padre, unas veces de modo sutil otras de modo grosero, pero que favorable le resulta al ego eso del Bien y el Mal. Así el Padre es bueno y nosotros malos, el Padre es sencillo y humilde y nosotros como ego somos orgullosos y complicados y que bien le sienta al ego eso de sentirse miserable por su orgullo y sus complicaciones, le viene muy bien sentirse así, pues prefiere eso a dejar de sentirse. Porque en realidad si estamos en el Ser, unidos en Él, entonces el ego deja de sentirse, deja de percibirse como “yo”, y eso al yo no le gusta, ni lo quiere.


El yo odia al Ser, odia el vacío, el silencio, odia la unión y al amor; el yo pretende existir sintiéndose a sí mismo separado del Ser, separado de todo y de todos, así se siente vivo, el yo se siente existiendo cuando en su constante dualismo se separa del Ser justificándose en lo bueno y lo malo. Así al yo le gusta sentirse como el “malo” con tal de estar separado del Ser, así vive en su ilusión, en su falsedad e ignorancia. Nuca podremos tener conciencia plena del Ser mientras le demos baza al ego y su dualismo, mientras no seamos capaces de salir de la dualidad del “yo y el tú”, seremos incapaces de encarnar al Ser.

En el Ser no existe dualidad, no existe el tú y el yo, en el Ser el Padre y el Hijo son Uno:

Juan 17:21: (Reina Valera)

“Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú me enviaste”.
                                                   Jesucristo.

El Ser es efectivamente tan perfecto que asume la imperfección, he ahí su humildad, porque Él no es excluyente, Él no separa ni divide ni desune, el amor es inseparable de su creación. El Ser es inabarcable e infinito porque no ocupa espacio pudiendo estar en todos lados, el Ser no tiene propiedades por ello no se reduce a una parcela donde sentirse y apropiarse de un espacio y una entidad particular, he ahí su sencillez y simplicidad. El Ser nada tiene que ver con el “yo”, con una identidad fija, porque el Ser no se auto-limita con un yo o con una identidad definida y por tanto limitada, por ello el ego es incapaz de comprender al Ser. Porque el “yo” necesita de identidades, personalismos, de parcelas, de propiedades, de autorías, etc. el yo necesita diferenciarse de unos y otros, odiando todo lo que pueda sonar al “Padre Cósmico Común”.


El “yo” es dualidad, es separación, es disociación, disgregación, y le encanta el bien y el mal. El ego no podría subsistir sin el bien y el mal, sin dualidad el “yo” dejaría de existir inmediatamente. El maestro Samael enseño con claridad que no existe un yo superior y un yo inferior, pues la pretendida dualidad del yo en superior e inferior es producto de la separación o disgregación que el mismo yo ignorante pretende; el M. Samael diferencio claramente al Ser del yo ya sea este superior o inferior, pero es evidente que muchos no han comprendido la falsedad del dualismo, ni han comprendido la unidad del Ser; el M. Samael quería evitar caer en el dualismo del ego, pero nosotros hemos mantenido la separación dual entre nosotros como “yo” y él cómo Ser, como si se tratara de que nosotros somos el yo inferior y el Ser el yo superior, así seguimos en la trampa del dualismo del ego.


También el M. Samael insistió en trascender la dualidad del bien y del mal, indicando que si no se trasciende tal dualidad jamás podremos llegar a integrarnos en la plenitud del Ser; nosotros seremos siempre los malos y el Ser será el bueno, y esa dualidad, ese tu y yo o ese yo inferior y ese superior, es lo que el ego necesita mantener a toda costa para seguir existiendo. Es evidente que al yo no le gusta desaparecer y ser eliminado, mientras que el Ser se encuentra más allá de lo existente, así decía nuestro M. Samael: “es mejor Ser que existir”.

La unión con el Ser, con nuestro Intimo que a nosotros nos resulta tan inviable por culpa de la dualidad del yo, el M. Samael lo resolvió del siguiente modo:

Franqueado de murallas intelectivas, hastiado de tantas teorías tan complicadas y difíciles, resolví viajar hacia las costas tropicales del mar Caribe...

Allá lejos, sentado como un eremita de los tiempos idos, bajo la sombra taciturna de un árbol solitario, resolví darle sepultura a todo ese séquito difícil del vano racionalismo...

Con mente en blanco, partiendo del cero radical, sumido en meditación profunda, busqué dentro de mí mismo al Maestro Secreto...

Sin ambages confieso y con entera sinceridad, que yo tomé muy en serio aquella frase del testamento de la sabiduría antigua que a la letra dice:

"Antes de que la falsa aurora amaneciera sobre la Tierra, aquellos que sobrevivieron al huracán y a la tormenta, alabaron al INTIMO, y a ellos se les aparecieron los heraldos de la aurora".

Obviamente buscaba al INTIMO, le adoraba entre el secreto de la meditación, le rendía culto...

Sabía que dentro de mí mismo, en las ignotas reconditeces de mi alma le hallaría, y los resultados no se hicieron esperar mucho tiempo...

(capitulo: la Meditación. Libro las tres montañas) 

                                 Samael Aun Weor. 

Hay que evitar caer en la dualidad separatista del ego, la mejor fórmula para eliminar al ego, es situarnos en la Unidad del Ser.
Que así sea.

Atentamente:

Rafael Pavía.         29/ 06/ 2017.



jueves, 29 de junio de 2017

Actualidad espiritual

Actualidad espiritual.

Es muy posible que todos los sustentadores de las diferentes tradiciones espirituales se vean en la actualidad desbordados, por los cambios que la sociedad ha dado en el siglo XX y el presente siglo XXI; el viejo Tíbet, el zen japonés, el yoga hindú, etc., en general las culturas de oriente están viviendo una occidentalización, en todos los diferentes aspectos de su vida incluyendo la espiritual. Ya ningún país ni cultura se mantiene aislado, todas las culturas han recibido la influencia de unos y otros. El modo de vida occidental y su sistema económico y de vida se impone en todo el mundo, la televisión, internet, y todos los medios de comunicación han permitido la interculturalidad. Occidente se vio influenciada por las doctrinas orientales del budismo zen, del budismo tibetano y como no del yoga y el vedanta del hinduismo, etc. y parece que toda doctrina espiritual se deba acoplar al sistema occidental de vida. También el cristianismo ha padecido la vorágine de los tiempos modernos, suelen las religiones ser el aspecto tradicional de toda civilización y su tendencia es conservadora; pero la sociedad suele superar y ha superado la tradición cambiando moldes y viejas costumbres con sus tradiciones, lo que es evidente es que la espiritualidad mundial está en crisis, pues no existe una espiritualidad válida para las necesidades contemporáneas.


También las tradiciones herméticas o esotéricas han vivido su declive y se han perdido entre la vorágine de un mundo que ha “perdido su norte”, es decir ha perdido su orientación, y es incapaz de adaptarse a los cambios que esta nueva era, la era de acuario está produciendo en todos los sentidos y en particular en el espiritual, ya que lo espiritual debe de servir como guía de nuestra conciencia, para tener una dirección adecuada en nuestras vidas, en fin hay necesidad de recuperar el timón de nuestras vidas. Incluso la gnosis contemporánea no ha podido adaptarse a las necesidades espirituales de estos tiempos; tal inadaptación se interpreta como un caos apocalíptico que nos llevara a nuestra propia destrucción, de ello no hay duda, hasta los científicos más reconocidos asumen la evidencia autodestructiva de esta humanidad. Pero en todo este caos espiritual y humanitario ¿existe alguna opción para aquellos que aun anhelan descubrir la verdad? ¿existe algún modo de espiritualidad adecuado a estos tiempos? Esta cuestión puede ser tremendamente conflictiva y polémica, aunque no queda tiempo para conflictos, debates y polémicas.


La gnosis contemporánea fundada por el Maestro Samael Aun Weor en la década de los 50, 60 y 70 del siglo XX, seria hoy seguramente demolida y reconstruida por su propio fundador, pues los logros espirituales conseguidos han sido escasos, y es que la espiritualidad de hoy en día es muy exigente ya que las condiciones materialistas de nuestra sociedad se enfrentan al trabajo y los logros del espíritu. La gnosis es un conocimiento universal e imperecedero, siendo un funcionalismo muy natural de la conciencia despierta; la gnosis siempre ha pertenecido a una elite capaz de despertar su conciencia y con ello conocerse a sí mismo en su plenitud, en toda la dimensión y profundidad de su Ser. La gnosis ha perdurado en un pequeño círculo de hombres y mujeres que han practicado y se han realizado el dzogchen(1), las enseñanzas advaita(2), el tantra supremo(3), el gnama-yoga(4) el cristianismo hermético o rosacruz(5), etc., la gnosis estuvo vigente entre los primeros cristianos, etc., la cuestión es que la gnosis se ha mantenido en un círculo reducido, un circulo de hombres y mujeres capaces de despertar su conciencia.



Gran parte del fracaso espiritual contemporáneo es debido a la falta de cultura espiritual, y a la falta de tener una mente preparada, abierta, dúctil, espontanea, capaz de vivir en el presente; existiendo también una carencia enorme de compasión y de amor por la humanidad, todo ello hace que la dificultad de la practica espiritual encuentre hoy en día grandes escollos. Es obvio que no todos los interesados en la espiritualidad parten de un mismo nivel, y en esto hay niveles del saber donde incluiremos la cultura espiritual y niveles de Ser o capacidad de amar y tener compasión. Siendo lo primero que uno debería de buscar es su nivel de Saber y de Ser, para así poder afrontar su proceso adecuadamente. Ken Wilber en su proyecto Atman y su psicología integral explica los diferentes niveles y estados en que el hombre puede afrontar su vida y su espiritualidad, incluye en su escala a los psíquicos, sutil, causal, que son aquellos que en diferentes escalafones afrontan su espiritualidad. La cuestión es que las tradiciones espirituales de siglos pasados tienden a derrumbarse, siendo incapaces de afrontar las inquietudes espirituales contemporáneas.


La corriente del “new age” o nueva era que intenta sintonizar con la reciente era astrológica de acuario, pero carece de base y es un ejemplo de desorientación, de pérdida del norte o rumbo pues son tantas las variedades de estilos y propuestas espirituales surgidas en la new age, que muestran el caos y confusión actual, lo defectuoso de las corrientes new age son su superficialidad. Entonces hoy nos encontramos con una tradición caduca y con una tendencia new age incapacitada para afrontar la necesidad espiritual contemporánea. Sin embargo, no deja de haber una necesidad e inquietud espiritual, en palabras de C.G. Jung:

“Tenemos hoy, en la masa anónima, un movimiento gnóstico que psicológicamente corresponde, de manera exacta, al de hace 1.900 años. Entonces, al igual que hoy, peregrinos solitarios como el gran Apolonio, tienden los hilos espirituales desde Europa hasta Asia, quizás hasta la India lejana”.

CARL GUSTAV JUNG Y R. WILHEIM. “El Secreto de la Flor de Oro”.


Esa masa de anónimos que conforman un movimiento gnóstico obviamente anónimo, son la esperanza espiritual. Estos gnósticos son infatigables buscadores de la verdad, en ellos se conjuga el saber de la tradición y el ser que los alienta en su realización intima. Este movimiento gnóstico carece de instituciones, sociedades, o entidades que los representen, ya que son anónimos; pues todo gnóstico es en esencia un trabajador solitario que buscara a su maestro interior, reconociendo que la luz solo se puede adquirir en el conocimiento profundo de sí mismo. 


Las condiciones para incluirse en este anónimo movimiento son:

- Adquirir una buena cultura espiritual de oriente y occidente.

- Buscar las enseñanzas que nos lleven a nuestro maestro íntimo.

- Conocer y practicar el tantra supremo o alquimia sexual.

- Adquirir la compasión y amor por la humanidad.

- Saber disolver el yo mundano portador de nuestra ignorancia e inconciencia, en aras del Ser trascendente.

- Dejar los sectarismos, dogmatismos, fanatismos religiosos, en pos de lo universal y del común denominador.

Hoy en día no puede prevalecer ninguna tradición espiritual ni esotérica sobre otra, por lo que el fanatismo religioso es extemporáneo, lo adecuado es conocer las diferentes tradiciones de oriente y occidente mediante una adecuada cultura espiritual. Hay que evitar el seguidismo doctrinario y de los gurús o maestros, pues las tradiciones espirituales y sus sustentadores están en decadencia e inadaptados a las necesidades espirituales actuales. Por otro lado, lo que nos interesa es nuestra realización intima, encontrar nuestra sabiduría interior, a nuestro real Ser o maestro interior. Hay necesidad de conocer y en la medida de lo posible practicar el tantra superior o alquimia sexual pues quien adquiere el conocimiento sabe que el trabajo interior no solo consiste en psicología y filosofía, sino que debe de incluirse una transformación psíquica y energética o mutación que valide los cambios o transformaciones espirituales. Finalmente es necesaria la compasión que nos permita validar nuestro saber o conocimiento.



Las cuestiones arriba mencionadas son un escueto comentario que podría ampliarse grandemente, pero la cuestión es que no se caiga en la polémica, ni en el debate de contrarios, ni en el dogmatismo doctrinario; lo adecuado es el anonimato, el pasar desapercibido ante los incapaces de abordar la gnosis. Lo primero que deberá hacer el aspirante a la gnosis es ver su nivel de saber y de ser, para seguidamente iniciar su proceso en busca de su ser y maestro interior. Luego un gnóstico deberá por compasión a sus semejantes ayudar y orientar a quienes buscan la verdad, partiendo también del nivel del ser y saber del aspirante a la gnosis.

La falta de cultura espiritual nos lleva a ver innumerables casos de desorientación espiritual, pasando por aquellos que caen en lo superficial en una espiritualidad trivial como suele suceder en la corriente new age, y por otro lado vemos gente que se somete a disciplinas férreas sin saber a qué o donde llevan. Los riesgos y afecciones espirituales hoy son múltiples y se deben de conocer, Ken Wilber habla de estos riesgos espirituales y los problemas que pueden ocasionar.



Terminamos diciendo: El sabio es cuerdo en la soledad y entre el gentío. El Sabio no ignora sus límites, reconoce su ignorancia, sabe rectificar. El sabio no critica, ni justifica, ni condena, busca comprender. El sabio vive el presente sin estar condicionado por el pasado ni por el futuro. El sabio encuentra en el presente lo eterno e inmutable de su Ser. El Sabio ama a sus semejantes porque sabe que no hay diferencia entre el yo y el tú, entre ellos y nosotros. El sabio vive una continua resurrección en sí mismo y vive una ascensión continua en la infinitud del Ser.


Atentamente:

Rafael Pavía. 27/06/ 2017.

Notas:

1- Dzogchen: Camino de la Gran Perfección, enseñanzas que corresponden a la tradición tibetana, corresponden al nivel Ati-yana, es decir enseñanzas que corresponden a la conciencia primigenia o absoluta. Su práctica principal es la contemplación no dual pasiva-activa.

2- Advaita: literalmente “no dualidad”, son enseñanzas del vedanta, su práctica es la indagación constante de sí mismo para establecerse en la conciencia no dual.

3- El tantra supremo o alquimia sexual nos ejercita para trascender la dualidad y alcanzar la unidad del Ser.

4- Gnama-yoga: yoga del conocimiento se asienta en la conciencia del Ser absoluto, más allá de toda dualidad.

5- Cristianismo hermético o rosacruz: enseñanzas esotéricas de la tradición occidental, que se fundamentan en la gnosis. Su objetivo la encarnación del Ser Absoluto que trasciende la dualidad separatista del yo y el tú.

lunes, 26 de junio de 2017

Al fin libre

Al fin libre.

Todos buscamos la felicidad, la armonía, la paz, la libertad, la belleza, el amor, etc., pero hay un gran obstáculo para encontrar la felicidad, la libertad, etc. y es la ignorancia. La ignorancia es el desconocimiento de sí mismo, cuando se carece de cualquier valor, atributo, virtud, etc., es sencillamente porque aún desconocemos nuestra realidad intima, esto es que desconocemos que y quien somos, entonces nos hallamos perdidos, deambulando de un lado a otro, buscando consuelo, buscando sabiduría, buscando una guía, etc., entonces vamos aquí y allá para encontrar maestros que nos guíen, tradiciones que nos aseguren las enseñanzas; escuelas, grupos, instituciones o religiones que nos den apoyo y confianza, pero aun así seguimos perdidos y llenos de angustia sin poder alcanzar aquello que ya nos han dicho está dentro de nosotros.


Y siendo que ya nos han dicho una y mil veces que todo lo que buscamos fuera está dentro de nosotros, ¿por qué seguimos sin encontrarlo? Entonces nos dan una y mil explicaciones, es decir seguimos ignorando. Y en esa ignorancia hay gran temor, un gran miedo a equivocarnos y eso sucede porque seguimos dependiendo de nuestro exterior, seguimos creyendo que las instituciones, religiones, gurús, etc., son los que nos van a salvar; entonces necesitamos su aprobación, su consentimiento, para poder pensar, sentir y actuar rectamente. Esperamos que la decisión y aprobación venga del exterior, porque como seguimos siendo ignorantes e inseguros, entonces preferimos que la responsabilidad sea de otro; de ese modo avanza el otro mientras nosotros seguimos estancados en nuestra podredumbre, pues seguimos evitando nuestra propia responsabilidad. Gracias a Dios existen hombres santos, maestros virtuosos que dan buenos consejos y nos ayudan, pero también hay hombres santos que siguen con sus miedos e ignorancias y maestros que dejan mucho que desear en sus supuestas virtudes; pero aun encontrando buenos y santos maestros caemos en la dependencia y en el fácil escape de que ellos sean los responsables de nuestros pensamientos, sentimientos y actos.


Alcanzar la liberación, emanciparse de nuestra ignorancia y ser completamente responsables de nuestra situación, de nuestros actos, pensamientos y sentimientos, etc. nos permitirá alcanzar la felicidad, aquella felicidad que no depende de lo exterior, ni de lo que digan o dejen de decir unos y otros, esa felicidad del nirvana, es decir independiente de la rueda del samsara o rueda existencial; felicidad que se prolonga en el para-nirvana, en incluso más allá en el maha-para-nirvana, que nos llevaría a estado de “paramarta”, donde alcanzaríamos el “paranispana” o felicidad absoluta. Toda esta felicidad depende del conocimiento de sí mismo, es tan simple como eso, conocerse a sí mismo, no según lo que nos digan unos y otros sino mediante nuestros propios medios; cuando podemos, y realmente podemos, observarnos a nosotros mismos de modo directo, sin prejuicios, sin preconceptos, sin especulaciones previas, entonces cuando nuestra conciencia esta lucida sin estar condicionada, podemos empezar a vernos tal cual somos. Todas las tradiciones de filosofía, religión, psicología, hermetismos, etc. nos dicen como somos incluso quienes somos y a donde vamos, y todas ellas nos dan una visión externa y muy parcial de nuestra realidad, más la plenitud o la verdadera gnosis sobre nosotros mismos solo es viable mediante el conocimiento pleno sí mismo. Entonces si nuca soltamos las amaras de nuestra dependencia externa, es sencillamente porque hay inseguridad, temor y miedo porque sigue existiendo ignorancia sobre uno mismo. 


Se dice que el silencio es la elocuencia de la sabiduría, y así es, pero el silencio exige soledad, una soledad que se vive aunque estemos entre la multitud, así lo dicen los sabios. Nadie puede ser libre si no aprende del silencio y la soledad. Mas la sabiduría compensa en felicidad, que proviene de la fuente inagotable del amor donde el sabio adquiere su sabiduría. Cuando uno aprende a estar en silencio y solo depende de sí mismo, su sabiduría es una sabiduría innata surgida de sí mismo, una sabiduría atemporal venida de lo eterno, de donde realmente venimos y somos, descubriendo la profunda realidad. Si aún no sabemos vivir en soledad, si aún dependemos de grupos, asociaciones, comunidades, religiones, etc. es porque aún nos falta encontrar seguridad dentro de sí mismos, aún nos queda por conocernos, por saber sobre sí mismos lo que significa que aún no podemos ser libres.


Y los maestros ¿necesitan de grupos, de gente que les siga? Si los maestros necesitaran de grupos o discípulos que les sigan, significaría que aún no han aprendido a estar solos, que aun necesitan apoyo externo donde confirmar su saber. Un sabio dijo:

“Nosotros somos postes de indicación, así que no se apeguen a nosotros, porque nuestra labor no es de proselitismo. Indicamos con pensamiento lógico y concepto exacto el camino a seguir, para que cada cual llegue hasta su Maestro Interno, el que mora en silencio dentro de cada uno de ustedes.
                                                        Samael Aun Weor.

El silencio y la libertad son del sabio, del que se conoce a sí mismo, este afronta sin temor a la vida libre en su movimiento. El sabio sabe que la verdad es incomunicable, que no se puede transmitir con palabras ni conceptos; es más sabe que los conceptos son engañosos y que un concepto por muy cercano que se encuentre de la verdad nuca será la verdad en sí misma. Es posible entonces ¿salirse de todas las tradiciones, escuelas, religiones, filosofías, etc., con el propósito de dejar de estar condicionado por conceptos, nociones, significaciones, etc., con el fin de experimentar la verdad? Decía el sabio Samael que: “la verdad, ante todo, aunque nos cueste ir al paredón de fusilamiento”. Si, Si es posible emanciparse con la conciencia libre de condicionamientos, si no fuera posible entonces la condena de la ignorancia seria perpetua.


Sabemos que las tradiciones son útiles y las debemos de respetar, pero no debemos de caer en la dependencia ni en la sumisión doctrinaria, pues sin libertad nuestra conciencia se encontrara limitada, condicionada, cayendo en el conformismo y la resignación. La verdad o la conciencia Cristo, dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, la conciencia Cristo es tremendamente exigente, no se conforma con medias verdades, la conciencia liberadora de Cristo implica revolución total, aunque eso signifique soledad, silencio y libertad incondicional. La verdad no te ofrece una felicidad mundana o sujeta a la rueda del samsara, te ofrece una felicidad basada en el pleno conocimiento de sí mismo, siendo una felicidad plenamente libre de ignorancia. La ignorancia sujeta a nuestro yo mundano, en lo temporal, en lo transitorio; la ignorancia del yo nos condiciona la voluntad con el temor y la inseguridad, el yo nos condiciona y limita porque el yo no se conoce a sí mismo, el yo ignora su propia realidad, el ego es inconsciente de sí mismo, por ello somos esclavos de nuestros propios condicionamientos o yoes. La fórmula ideal para liberarnos del ego es experimentar que es una simple ilusión, una fantasía ajena a la verdad. Nuestro sueño es la ignorancia del yo.


Sean Libres, sean felices, dejen sus temores y vivan en la plenitud del Ser.

Atentamente:

Rafael Pavia.                     26/06/2017.

domingo, 11 de junio de 2017

Observar al observador. J. Krishnamurti




J. Krishnamurti.

Observar al observador.


Es bueno despertarse sin un solo pensamiento con sus problemas. La mente ha descansado al producir orden dentro de sí misma; por eso el sueño es tan importarme. O la mente genera orden en su relación y acción durante las horas de vigilia -lo cual le da completo descanso mientras duerme- o durante el sueño ella procurará arreglar sus asuntos a su propia satisfacción. A lo largo del día habrá nuevamente desorden causado por múltiples factores, y durante las horas de sueño la mente tratara de desenredarse de esta confusión. La mente, el cerebro, sólo puede funcionar con eficiencia, objetivamente, cuando hay orden. El conflicto, en cualquiera de sus formas, es desorden. Basta considerar por todo lo que la mente pasa en cada día de su vida: el intento de poner orden mientras duerme y el desorden que impera durante las horas de vigilia. Este es el conflicto de la vida que se desarrolla día tras día. El cerebro puede funcionar únicamente cuando está seguro, no en medio de la contradicción y la confusión. Por eso trata de encontrar esa seguridad en alguna fórmula neurótica, pero el conflicto empeora. El orden es la transformación de todo este enredo. Cuando el observador es lo observado hay orden completo.

 Diario.      Jidu Krishnamurti      21/ 09/ 1973