martes, 12 de junio de 2018

La experiencia astral como medio de conocer al Ser

La experiencia astral como medio de conocer al Ser.

Debemos aprender a ver la causa de los fenómenos tanto físicos como psíquicos. Las experiencias astrales las situamos como experiencias psíquicas, y de algún modo, solemos relacionar lo que sucede en el mundo físico y las experiencias astrales; y más o menos, pero no de un modo claro, solemos entender que lo que sucede en el mundo físico repercute en el mundo onírico o astral.

La cuestión que planteamos aquí, básicamente es la relación de la Mente con la experiencia astral. La mente en realidad lo abarca todo, tanto en el mundo físico como psíquico, recordemos que todo es mente. Al hablar sobre este tema nos tropezamos con que aun ignoramos la naturaleza de la mente, aun carecemos de una observación y contemplación directa de lo que es la mente.



Los grande yoguis y auténticos ocultistas conocen bien el fenómeno astral, pues se han dedicado a investigar el “noúmeno” o causa del fenómeno. Explicar este tema con detalle nos llevaría volúmenes, que en realidad ya están escritos, por ejemplo, en oriente en el yoga, tienen el hata-yoga, el raja-yoga, el bakty-yoga y sobre todo el gnama-yoga, donde se puede investigar sobre toda esta temática en detalle. En el budismo encontramos la meditación samatha (relajación, concentración y contemplación profunda de la mente) y la meditación vispassana (que significa ver las cosas “tal como son”) en esta meditación se incluye la reflexión del Ser, apoyándose en el Alaya-vijnana (deposito-conciencia), sobre alaya-vijnana dice el M. Samael es la psicología budista. También en el budismo esotérico encontramos el budismo Vajarayana o tantrismo que se ocupa muy en detalle de los fenómenos oníricos y astrales; encontrando también el ati-yoga o dzogchen, que se ocupa de trabajar directamente con la conciencia y los cuerpos del Ser (trikaya).

Los ocultistas occidentales, también han hecho su aportación al respecto, muchos, la mayoría, apoyándose en las doctrinas orientales. Los auténticos esoteristas, rosacruces y gnósticos, no se conforman con resolver la primera ecuación sobre los misterios del Ser y su anatomía (física e interna), ellos indagan, investigan, meditan y resuelven la primera ecuación y la segunda (como dice el ritual gnóstico), cuando se resuelve la segunda ecuación, esta nos lleva a una tercera ecuación y así sucesivamente hasta el infinito; hasta descubrir la plenitud del Ser.


Es por ello que uno no se puede quedar de brazos cruzados ante los fenómenos físicos y psíquicos (oníricos-astrales), no puede quedarse uno solo en la primera ecuación sin resolver siquiera la segunda ecuación. Hay que indagar, investigar, no solo en lo doctrinario, sino también en lo práctico, participando de la experiencia, y de la reflexión intima del Ser.

No podemos entrar en mucho detalle, porque falta base doctrinaria. Siendo necesario para comprender el noúmeno (causa) del fenómeno psíquico, comprender plenamente la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo y la psiquis (lo onírico-astral). Pero a groso modo podemos decir que: “todo es mente”, “Que todo es mental”, que tenemos una mente universal que todo lo abarca.

Nosotros tenemos conceptos sobre el cuerpo físico, conceptos sobre el mundo físico, material, sobre la tercera dimensión, etc., y solemos aceptar en el mundo ordinario, que esos conceptos terrenales son en su mayoría erróneos, puesto que no tiene en consideración lo interior. Entonces solemos hacer estudios sobre la dimensión física, que nos parecen más o menos válidos, pasando luego a discurrir o conceptualizar sobre los mundos internos, basándonos en tradiciones como la cábala, el árbol de la vida, en el septenario teosófico, en el raja-yoga, etc. Aquí es determinante la primera ecuación, esto es, la experiencia astral. Pero nos quedaría por resolver la segunda ecuación, es decir a que se debe la experiencia astral, como se produce, qué condiciones requiere; como se procesan nuestros prejuicios, preconceptos, proyecciones, fantasías-ilusiones, condiciones subjetivas, etc. hay que comprender como intervienen todos estos elementos sobre nuestra experiencia psíquica.

Para responder a la segunda ecuación, tendríamos que tener una mente clara despejada, completamente lucida; que no solo supiera sobre doctrinas y teorías, sino que en su práctica meditativa hubiera obtenido la clarividencia. Esto es, claridad sobre el mundo de la mente, la clarividencia dice le M. Samael es el “translucido del alma”.


Es provechoso leerse el libro sobre la “filosofía del sueño” de Sri Swami Sivananda, o el libro de Tenzin Wangyal, sobre e “yoga de sueño” (donde incluye el “yoga del dormir”, donde se refiere a las prácticas de vigilia) este autor viene de la tradición Bön del Tibet. Las enseñanzas de estos autores nos permitirán indagar y profundizar mejor en las enseñanzas del M. Samael.

Pero lo esencial es la práctica, la experiencia, que siempre deberá ir acompañada de la reflexión intima de Ser. Es necesario aprender sobre la meditación contemplativa, esta primero debe ser pasiva (estilo samatha), para luego pasar a una meditación contemplativa activa, en esta meditación ya hay que tener claro como el mundo físico se interrelaciona con la mente, como todas las impresiones diarias dejan sus huellas en nuestra psiquis, y como estas huellas nos condicionan y gestan nuestro karma (acción-reaccion). La meditación contemplativa activa, nos permite evidenciar, experimentar en el diario vivir como se procesan nuestros sueños psíquicos, es decir, podemos observar con claridad y con la conciencia plenamente lucida, como es el sueño de este mundo físico, de modo que la conciencia superlativa del Ser puede interactuar con los estados de sueño y vigilia que se procesan en el mundo físico.

La propia claridad mental o lucidez de la conciencia en la meditación contemplativa activa, nos permitirá contemplar el mundo onírico o psíquico, observando nuestra psiquis, esto es, nuestras emociones, miedos, preocupaciones, problemas, conceptos, prejuicios, preconceptos, etc. como si fueran objetos. Con perfecta claridad, como cuando en el estado de vigilia ponemos la atención o concentración en un objeto, como por ejemplo un vaso de agua. Cuando somos capaces de tener mediante esta meditación practica-activa-diaria-contemplativa, dominio sobre nuestras emociones diarias y modificarlas o transformarles en el propio momento, esto nos permitirá tener consecuentemente dominio sobre nuestros propios sueños. Si no tenemos dominio sobre nuestra psiquis en el estado de vigilia, tampoco podremos tener domino en nuestro mundo onírico, este dominio o control es principalmente sobre nuestras emociones.

En definitiva, hay que aprender a ver el noúmeno del fenómeno psíquico-onírico-astral, no hay que conformarse con la experiencia astral y ya está, eso solo resuelve la primera ecuación, pero no nos permitirá despertar la conciencia plenamente. Hay que indagar, escudriñar, investigar de modo directo y apoyándonos en la amplia doctrina gnóstica, sobre toda la dimensión y naturaleza del Ser, que naturalmente participa de la mente universal.


Por ejemplo, ¿hemos averiguado como actúa el verbo sobre nosotros?, ¿sabemos que existe antes o previo a nuestro verbo? ¿tenemos clara la relación de las ideas y conceptos con la actividad del verbo? ¿sabemos que es el silencio previo al verbo?

Si no indagamos y somos capaces de encontrar por sí mismos las respuestas, a las preguntas arriba citadas, entonces el despertar de la conciencia aun está lejos.

Preguntemos: ¿cómo actúa el verbo de arriba hacia abajo, esto es de lo superior a lo inferior? Y viceversa ¿cómo influye el verbo de abajo hacia arriba, es decir de lo inferior a lo superior? ¿cómo interactúa, el Ser, la mente, la psiquis, las emociones, etc., en el verbo?, quizás pronto encontremos una respuesta teórica, pero en qué medida lo hemos vivenciado, experimentado.

Las practicas esotéricas, la mística, la oración, los mantra  etc. tienen efectos sobre nuestra psiquis, sobre nuestro mediador astral, que nos aportan experiencias y revelaciones; repito, esta es solo la primera ecuación, no caigamos en el conformismo. Busquemos esa revolución del Cristo Intimo apelando a su divino amor y sabiduría, para el despertar pleno y lucido.


Isis:
“Porque las palabras son sagradas y todos los profetas veraces, pero comprenden po­co; resuelven la primera ecuación y dejan insoluble la segunda. Porque tenéis todo en clara luz y algo, aunque no todo, en obscu­ridad”. (RG: 2 grado).

Atentamente:

Rafael Pavía.                     12/06/2018.

miércoles, 30 de mayo de 2018

El Mercurio de la Filosofia Secreta.

El Mercurio de la filosofia secreta.

Sabemos los gnósticos la importancia del Mercurio, no solo en lo que se refiere a la energía sexual, sino también Mercurio como mente.

El planeta Mercurio cercano al Sol se convierte en su mensajero, por lo que recibe del Sol y transmite al resto del sistema solar, recibiendo también de los demás planetas para transmitir al Sol. Por ello Mercurio-Hermes se convierte en el mensajero de los Dioses.


La relación entre el Mercurio sexual y el Mercurio mente, es íntima y total. No puede separarse el vínculo entre el Mercurio sexual y el Mercurio mental  De tal modo que la correspondencia entre la mente y la energía sexual es indiscutible.

Cuando se transmuta la energía sexual, mediante la alquimia o el pranayama, se consiguen ciertos beneficios como calma mental, una octava superior de vibración, incluso se puede alcanzar cierto vacío (silencio) o el pleno vacío como lo atestigua el propio M. Samael. Siendo la calidad de lo transmutado el estado en que se encuentra nuestro Mercurio sexual, dependiendo así la energía sexual, de nuestro estado mental.

Tanto en el trabajo alquimista, como en el del pranayama, lo que aporta calidad es nuestro Mercurio mental, este mercurio podrá ser negro, blanco, amarillo o rojo según su calidad. Influyendo directamente nuestro Mercurio mental, sobre nuestro Mercurio sexual.


El trabajo de transmutación consiste en aplicar la técnica, por ejemplo aplicando la respiración en el caso del pranayama, y en el caso de la alquimia el control del fuego y respiración evitando la eyaculación. Siendo diferente el trabajo de la sublimación, esto es, el de la purificación y elevación de calidad de nuestro Mercurio sexual; tal sublimación depende de nuestro Mercurio mental.

Así como la transmutación sexual repercute en nuestro estado físico y mental, así también repercute nuestro estado mental sobre la energía sexual. Siendo el mejor modo de mejorar nuestro Mercurio sexual, tener una mente pura, vacía, carente de deseos, en silencio. Si nuestro Mercurio mental es negro, así será nuestra energía sexual, si es blanco nuestro Mercurio mental, nuestro Mercurio sexual será blanco; y si nuestro Mercurio mental es amarillo o rojo, así será nuestro Mercurio sexual amarillo o rojo.

Es obvio que cuando nuestra mente adquiere el estado contemplativo y permanece en tal estado, el Mercurio sexual mejora y eleva su calidad.



El caduceo de mercurio y su sabiduría:

El caduceo de Mercurio o Hermes, conecta lo de abajo y lo de arriba, conecta las fuerzas instintivas con la mente, o, lo inferior con lo superior.

El centro instintivo (Muladhara) y el centro sexual (Swadhistana) están íntimamente ligados. Estos centros se posicionan en lo sensual, en lo sensitivo, lo que les lleva a relacionarse con el mundo exterior, con todos sus sentidos, sensaciones, placeres y también dolor. Tanto el centro motor, como instintivo-sexual, son centros que identificamos con lo físico-material, en cambio el centro emocional e intelectual, se consideran en un ámbito psíquico; encontrándose más allá de lo emocional e intelectual lo espiritual. Siendo Hermes-Mercurio, el mensajero, el mediador, entre todas las diferentes partes, del Ser, de los centros, de los chacras, de: arriba y abajo, de fuera y dentro, de inferior y superior, etc.

Por tanto, Mercurio-Hermes, es semejante e igual a todo el espacio donde experimentamos la vida; el Mercurio es nuestra misma mente y nuestra misma energía sexual. El caduceo de Mercurio-Hermes, abarca toda nuestra fisionomía física, psíquica y espiritual, unificando y comunicándose con todas las diferentes partes de nuestro Ser. Así, también unifica lo exterior e interior, lo de arriba y abajo, lo superior e inferior, etc.


La Sabiduría de Mercurio, es denominada en oriente y en occidente, como la “Sabiduría del Espejo” (Los espejos líquidos son espejos hechos con líquidos reflexivos. El líquido más común usado es el mercurio. Wikipedia). Cuando se alcanza un verdadero estado contemplativo, nuestra mente empieza a funcionar como un espejo, donde las impresiones se reflejan sin que la mente se altere, ni se perjudique. Esto es semejante a un espejo, donde las imágenes pueden entrar y salir sin que el espejo se vea turbado, ni alterado por ello.

Cuando nuestro Mercurio mental se acostumbra al silencio, al vacío, a la carencia de deseos, logra el estado de contemplación, adquiriendo el Mercurio mental la condición idónea, para que nuestro Mercurio sexual obtenga la mejor calidad; facilitando así que los colores del mercurio pasen del negro al blanco, siguiendo el amarillo y rojo.

Cuando el Mercurio mental, adquiere su condición natural y su cualidad contemplativa, la parte superior del caduceo que parte del corazón (chacra Anahata) prolongándose desde allí, hacia arriba sobre el verbo (visudha), siguiendo sobre lo profundo de la mente o mente interior (chacra Ajna y Sahasrara), permite que el amor y la luz del Ser, se active, en el mismo fuego Kundalini.

El efecto del Mercurio mental en su estado natural y contemplativo, permite que la energía dual de los canales Ida y Pingala, esto es lo solar y lunar, lo activo y pasivo, lo femenino y masculino, se unifiquen en el fuego Kundalini. Permitiendo que el Mercurio mental se estabilice en su condiciona natural y contemplativa. Esto es, estabilidad en el silencio, el vacío, en la carencia de deseos; lo que nos permite activar la intuición, la mente interior con la conciencia superlativa del Ser.


La “sabiduría de Espejo” o sabiduría de Mercurio-Hermes, permite mantenerse en el estado de “contemplación No-Dual”. Pues la conciencia que se adquiere con el fuego Kundalini es la unidad de lo superior e inferior, de lo de arriba y lo de abajo, de lo exterior e interior. Así el Mercurio-Hermes cumple con su función de mensajero uniendo todas las diferentes partes del Ser. De este modo se cumple la máxima esotérica-gnóstica de: “Tal como es arriba es abajo y tal como es abajo es arriba”; cumpliéndose a su vez la máxima: “Tal como es el macrocosmos es el microcosmos, y tal como es el microcosmos es el macrocosmos”.

Finalmente la unión del “Todo-Uno” es la consecuencia del sabio uso del Mercurio mental y del Mercurio sexual, que son idénticos en su naturaleza, siendo la consecuencia del sabio uso del Mercurio-Hermes el despertar y estabilidad del “Fuego Kundalini”, donde la unión del “Todo-Uno” se realiza.



Atentamente:

Rafael Pavia.              30/05/2018.

sábado, 5 de mayo de 2018

Aztlán, la 4 dimensión y la velocidad de la luz

Aztlán, la 4 dimensión y la velocidad de la luz.

“Adan-Kadmon, el Ser masculino-femenino del “Génesis 1” indubitablemente era la misma Hueste de los Elohim, cuyas presencias estaban ahora recubiertas con la Euritmia superlativa de sus Cuerpos”

              Doctrina Secreta de Anhauac. Samael Aun Weor.


Descendemos de aquella primera raza protoplasmática, ellos eran los mismos Elohim creadores, los mismos dioses, seres andróginos perfectos. Es por ello que somos hechos a imagen y semejanza de Dios, nuestro creador.

“Los adeptos de la Religión Sabiduría jamás han perdido el contacto con la tierra de nuestros mayores …”
               Doctrina secreta de Anhauac. Samael Aun Weor.

Estos los que nuca perdieron el contacto con sus mayores, pertenecen al linaje de Set, ellos han sido los portadores y sustentadores de la Religión Sabiduría o Gnosis. Ellos tienen conciencia de su origen y su presente, en tal presente esta contenida toda la historia de la humanidad.

Cristo y Lucifer, los hermanos gemelos que cita el M. Samael como Quetzalcóatl y su hermano Xólotl, conforman ese origen y presente, donde toda la historia de la humanidad se unifica y reconcilia. Lo que queremos decir es que Cristo está implicado junto a lucifer en toda la historia de la humanidad, desde sus orígenes inmanifestado hasta la actualidad, como esta plasmado en el calendario azteca. Por ello Cristo es la Luz del Mundo.


El M. Samael nos dice que, para visitar la tierra de nuestros primeros Padres, debemos entrar en la 4 dimensión, utilizando la Velocidad de la Luz. Reflexionemos al respecto, pues tenemos una visión distorsionada de lo que es la 4 dimensión y el mundo astral.

al viajar a la velocidad de la luz 299,792 km/s venimos a reducir el espacio, por ejemplo, la distancia entra la Tierra y el Sol es de 8,31 minutos luz. Esta velocidad nos permite comprender porque en el mundo astral podemos en menos de un instante viajar de un lugar a otro, de España a México o de México al Tíbet.

Prácticamente al ir a la velocidad de la luz (hay que pensar que también es superable la velocidad de la luz) reducimos el espacio a un “AQUÍ”.

Es decir que todo el espacio se comprime, se reduce, se empequeñece, quedando el espacio al alcance de nuestro entorno.

Viajar a la velocidad de la Luz o más, equivale a reducir el espacio a un entorno cercano, a un “Aquí”.

El segundo factor de la 4 dimensión es el tiempo. El tiempo tiene un recorrido, esto es un inicio y un final, lo que limita el espacio. Este límite es lo que sucede en la 3 dimensión, todos los objetos tridimensionales incluyendo nuestro cuerpo, están delimitados temporalmente, lo que también delimita nuestro espacio.

Superar la velocidad de la luz, también implicaría traspasar lo temporal, dejar atrás la condición del tiempo sujeta en las 3 dimensiones. El tiempo que tardo en ir de un lugar a otro es el espacio, y en ese espacio experimento y percibo la realidad de mi entorno.

Más allá de la 3 dimensión, en la 4 dimensión el tiempo se suprime, se extingue, cesando el segundero, el minutero, las horas, entrando en un estado intemporal, que nos acercara al estado atemporal o eterno.

Lo intemporal es aquello que es válido tanto en el pasado como en el presente, como en el futuro, lo que nos acerca los valores espirituales de nuestros Padres los Elohim. Asumir lo atemporal (sin tiempo) o eterno es ubicarnos en el origen de nuestros propios Padres, en el Agnostos Theos o espacio abstracto absoluto.

Por tanto, traspasar la velocidad de la luz y entrar en lo intemporal, es dejar de estar condicionado por el tiempo tridimensional. Lo que aquí en la 3 dimensión es una larga e interminable noche, en la 4 dimensión se puede convertir en cinco o diez minutos. Y cuando en la 3 dimensión sentimos que el tiempo pasa rápido porque nos hemos encontrado muy bien, en la 4 dimensión se experimenta como un samadhi donde parece que el tiempo no pasa.


3º El tercer factor que debemos incluir en la 4 dimensión es el movimiento, cuando nos movemos y actuamos el mecanismo del tiempo se pone en marcha. Debemos diferenciar el movimiento de nuestra mente y el de nuestro cuerpo. Ambos movimientos interactúan entre sí, y se condicionan uno al otro. Para comprender como se produce tal interacción entre lo interior-mente y lo exterior-cuerpo, hay que comprender lo siguiente: “El Silencio es el punto de encuentro entre la infinita actividad y el infinito reposo”.

Si nos fijamos cuando estamos activos o hiperactivos, nos sumergimos en el tiempo consumiéndolo rápidamente, agobiándonos y generando estrés, dando la sensación de que nos falta tiempo en nuestro diario vivir. En cambio, cuando entramos en la sala de meditar y nos sentamos buscando la quietud, dejando toda actividad, sucede lo contrario, parece que el tiempo no pasa; e incluso nos podemos agobiar y desesperar porque el tiempo se vuelve lento y los minutos se hacen interminables.

Es obvio que el movimiento, influye en el espacio y tiempo. Siendo que el movimiento es aquello que, Si podemos controlar para influir en nuestro espacio-tiempo. Por ello es necesario que experimentemos el “silencio o contemplación activa-pasiva no dual”.

4º el cuarto factor a tener en cuenta sobre la cuarta dimensión es la “energía”. Ya sabemos que la materia ni se crea ni se destruye, se transforma. Pues como sabemos por la fórmula de A. Einstein: E=mc2 (m= masa, c2= velocidad de la luz al cuadrado) toda materia es energía, siendo el mundo astral esa energía que se mueve en lo intemporal más allá de la velocidad de la luz.

Para percibir la realidad del mundo astral hay que atender a lo que nos dice el M. Samael sobre el mundo astral:

“La clarividencia se fundamenta en la objetividad. La seudo-clarividencia se fundamenta en la subjetividad. Entiéndase por objetividad la realidad espiritual, el Mundo Espiritual. Entiéndase por subjetividad el mundo físico, el mundo de la ilusión, aquello que no tiene realidad. Existe también la región intermedia, el Mundo Astral, el cual parece ser objetivo o subjetivo según el grado de desarrollo espiritual de cada cual”

                       Matrimonio perfecto. Samael Aun Weor.

Así el mundo astral no es más que un estado intermedio entre lo material y lo espiritual, entre nuestro cuerpo y el mundo objetivo, espiritual que nos dieron nuestros Padres, los Elohim de nuestra primera raza humana.

Nuestra clarividencia o percepción objetiva de los mundos internos y externos, dependerá de lo cerca o lejos que nos encontremos de nuestros orígenes, de nuestros Padres-Elohim, es decir de lo espiritual.


El mediador astral entre lo espiritual-vacío y lo material-forma, depende de: nuestro silencio, del movimiento o quietud, del espacio, del tiempo y de la energía. El mediador astral o conciencia Cristo debe de unificar: lo de dentro y lo de fuera, lo de arriba y lo de abajo, materia y espíritu, vacío y forma; en definitiva, la experiencia astral tiene que trascender la dualidad, para unificar al "Hijo y al Padre que son Uno". Mientras no nos integremos en la unidad no alcanzaremos la clarividencia objetiva.

<Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis entrar [en el Reino]>. (Evangelio de Tomas).

Así, el mundo astral es un mediador y de nosotros depende que pasemos de lo subjetivo a lo objetivo, ello depende de que seamos capaces de unificar origen y presente. La clave para que nuestra conciencia despierte es (y así es confirmado por todas las tradiciones espirituales) el “Aquí y Ahora”, esto es en sí, el estado de la 4 dimensión o mediador astral; esta clave del despertar de la conciencia requiere a la vez de un estado No-Dual.

El estado de sueño de la conciencia seguirá mientras estemos condicionados por la dualidad de la mente intermedia o mente del fariseo, que es la dualidad de nuestro querido ego.

La ciencia hermética siempre nos dijo: “tal como es arriba es abajo y tal como es abajo es arriba”. Y realmente es así, “tal cual”, arriba y abajo son “Uno”, dentro y fuera son “Uno”. Lo de fuera es un reflejo de lo de adentro y lo de adentro es un reflejo de lo de fuera; lo de arriba es un reflejo de lo de abajo y lo de abajo un reflejo de lo de arriba.

La diferencia entre lo de arriba y lo de abajo, entre lo de fuera y dentro, solo lo pone nuestro ego subjetivo, que todo lo distorsiona y lo separa, metiendo fronteras, limites, lindes, diferencias, confines y obstáculos, etc. evitando la clarividencia que todo lo unifica.

Retornar a nuestros orígenes, hallando a nuestros Padres-Elohim tiene el significado de reencontramos con nuestra naturaleza primigenia, donde todos los valores y virtudes se encuentran en su estado puro y esencial.

Atentamente:

Rafael Pavía.                         5/5/2018.

jueves, 26 de abril de 2018

Gnosis del Ser

Gnosis del Ser.

Existen tres niveles en el camino o proceso espiritual: aprendiz, adepto, y maestro. Aprendiz es aquel que requiere de una constante guía y orientación en su trabajo, el adepto es aquel que empieza a caminar por sí mismo, aunque requiere de ser orientado y guiado en cuestiones complejas del camino; luego está el maestro que por sí mismo ya sabe cómo trabajar, andar el camino y resolver las cuestiones que puedan surgir, lo que no quita que pueda orientarse y ayudarse con otros maestros.


En la tradición budista existen también tres niveles en el camino, o tres modos, cada cual más intenso para aplicar en el camino espiritual, primero el Sutra-yana, donde se estudia y practican los textos (sutras) del buda; se pretende en este nivel alcanzar la plena iluminación, pero siendo una opción a muy largo plazo, planteando que, en sucesivas encarnaciones se pueda alcanzar la plena iluminación.

El segundo nivel en la tradición budista es el tantra-yana o vajra-yana, en este nivel se requiere haber desarollado el “bodichita” o conciencia despierta y compasiva; lo mismo nos indica e M. Samael cuando nos dice que para la práctica del tantra-alquimia, se necesita “cambiar la manera de pensar” (en su conferencia que lleva el mismo título explica el M. Samael tal necesidad, para que el tantra sea efectivo). Los Budistas plantean que en este nivel del tantra-yana, se puede alcanzar en una sola vida el grado de divinidad, esto es realizarse como un maestro alcanzando la divinidad interior. El Tantra-alquimia pretende concretar de un modo efectivo, tanto en lo físico como en lo psíquico el Sutra del corazón o prajnaparamita, donde la forma y el vacío se unifican más allá de la dualidad; esto es el tantra trasciende el conflicto dual entre materia-forma y espíritu-vacío. Con el Tantra se trabaja en la carencia de deseos o vacío, se trabaja el desapego a las formas y a los deseos tanto físicos como psíquicos, es por ello que se requiere “cambiar la manera de pensar”.

El tercer nivel dentro del budismo es el ati-yana (primer vehículo) o dzogchen (gran perfección). En este nivel la iluminación y realización se alcanza el grado de buda, o plena iluminación. En este nivel se trabaja y adquieren los cuerpos del Ser: 1º nirmanakaya, 2º sambogakaya, 3º dharmakaya (tri-kaya). Se pretende por parte de los practicantes del Sutra-yana y del tantra-yana trabajar también con el tri-kaya, pero entienden tal tarea como una posibilidad en su etapa final. Mientras que los practicantes del ati-yana o dzogchen trabajan directamente con el tri-kaya, esto es con la naturaleza del Ser.


Existe una práctica que vincula y unifica los tres niveles, tanto del aprendiz, como el adepto y el maestro, así como los niveles de sutra-yana, tantra-yana y ati-yana, esta práctica es la contemplación ; practica que debe de elevarse a un estado, esto es, que la contemplación debe de asumirse como un modo natural de vivir.

La contemplación se debe vivir como un estado de presencia del Ser, en nuestro diario vivir. Por tanto, la contemplación debe de aplicarse como una contemplación pasiva-activa no-dual. Lo que requiere mantener en todo momento la atención en el presente, en el aquí y ahora, pero con la condición o naturaleza atribuida al Ser, es decir debe ser un presente atemporal, eterno.

En esta práctica contemplativa lo fundamental es la perspectiva, la visión, es decir, no se trata de creer, pensar, o querer hacer, se trata simplemente de contemplar, de ver las cosas “tal cual son”, tanto fuera de nosotros, como dentro de nosotros.

La perspectiva o visión contemplativa nos la da el M. Samael cuando nos dice que “Perfecto solo es el Padre que está en los cielos”, siendo así, que el Padre, el Ser, ya es perfecto, entonces no hay necesidad de hacer, crear, construir, formar, esto o aquello. La contemplación nos debe permitir reconocer ya tal perfección del Ser.

¿cómo algo imperfecto, pretende construir o hacer algo perfecto? Esta falsa pretensión de realizar o crear algo perfecto es un deseo (yo) espiritual, que es incapaz de aceptar que el Ser ya es perfecto.

El otro gran error de nuestra ignorancia, es creer o pensar que nosotros estamos fuera del Ser. Pensar que el Padre está fuera de nosotros, o que nosotros estamos lejos del Padre, este gravísimo error esta tan inculcado en los profanos e ignorantes, que les resulta imposible sentir la unidad del Ser. La única opción a tal perspectiva separatista que el ego plantea, es no caer en la dualidad del “yo y el tu”, esta es como dice el M. Samael la peor de las herejías, la herejía de la separatividad. 


Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer
Juan 15:5

En el estado de contemplación no-dual, no se plantea si se está cerca o lejos, separado o unido, ni arriba o abajo, ni bueno o malo, ni perfecto o imperfecto, ya que todos estos planteamientos pertenecen a la mente conceptual, a la mente intermedia (la mente de los fariseos). La contemplación no-dual es una cualidad de la conciencia superlativa del Ser, que permite activar la mente interior, experimentando un estado de unidad, donde los polos contrarios sencillamente son partes complementarias de la unidad. No puede haber arriba sin abajo, ni derecha sin izquierda, ni negro sin blanco, etc.

¿Cómo pretendemos hacer la voluntad del Padre que está en los cielos (lo perfecto), si nos sentimos separados, distantes del Padre? ¿cómo podemos conocer la voluntad del Padre? Al no conocer dicha voluntad, sencillamente adoptamos la postura de abandono, dejando que suceda lo que tenga que suceder sin más. Tal postura es buena si somos capaces de abandonar nuestros deseos personales y abrazamos el amor y la compasión, sea cual sea la circunstancia que vivamos, sea lo que sea que pueda suceder.

En realidad, la contemplación no-dual adopta esta actitud de abandono del deseo personal, pero no como una actitud resignada o sufrida, sino que la conciencia superlativa del Ser acepta igualmente lo agradable como lo desagradable, acepta el dolor y el placer, sin que por ello cree conflicto, pues mantiene en la contemplación no-dual el desapego y la carencia de deseos, tanto hacia la satisfacción como hacia la insatisfacción; esto implica hacer efectivo el sutra del corazón o prajnaparamita.

Es común en la espiritualidad india el hecho de que el gurú pueda despertar y provocar el éxtasis en sus discípulos tan solo con su presencia o sencillamente tocándolos y bendiciéndolos. El M. Samael nos dice en el “Libro Amarillo” que un gurú puede despertar por gracia el Kundalini de su discípulo. Bien si nosotros hacemos el ejercicio del gurú-yoga y se presentara el maestro ante nosotros ¿qué nos provocaría? Seguramente nos transmitiría confianza, seguridad, plenitud, gracia, alegría, éxtasis, paz interior, felicidad, etc., si el gurú nos bendice, entonces nos exaltamos. Pero ¿cuanto tiempo podemos permanecer en dicha exaltación?, un día, una semana, la pregunta es: ¿por qué no somos capaces de mantener dicha gracia? Pues no perduramos en la gracia, sencillamente por ignorar a nuestro Ser interior, a nuestro Maestro Interior. En realidad, el gurú o maestro exterior cuando nos bendice o nos toca transmitiéndonos su gracia, esta no es su gracia, la que nos proporciona el éxtasis; lo que en realidad hace el gurú es despertar nuestro potencial interior, lo que hace el maestro con su presencia es activar nuestro potencial, nuestro contenido espiritual interior. Si nosotros dejáramos a un lado nuestra ignorancia y nos diéramos cuenta de que lo que sentimos con la bendición del maestro externo, es nuestra propia verdad y contenido espiritual, entonces no tendría que ser tal experiencia pasajera, sino que tal experiencia se podría mantener y perpetuar en todo momento. Esta es la Gnosis de Ser.

Cuando acudimos a un acto o ejercicio espiritual y nos abrimos a las influencias del acto o ejercicio, entonces también sentimos la potencia espiritual en acción. De lo que se trata en la contemplación no-dual, es hacer un acto o ejercicio continuo, permanente, que no obedezca a circunstancias determinadas, sino que fluya en cada momento independientemente de los eventos que acontezcan dentro y fuera de nosotros, sean estos agradables o desagradables, buenos o malos. Entonces situándonos en la no-dualidad, nos ubicamos en lo atemporal. 

Lo atemporal es el estado de la luz increada, es el estado del Ser Absoluto o Buda Tathagata (Buda de la Talidad: tal cual es), en tal estado de contemplación no-dual se trabaja con la naturaleza del Ser o tri-kaya. La condición de tal estado es mantenerse en lo atemporal, viendo como las circunstancias temporales y efímeras, son una cadena de causas y efectos, que ocurren debido a nuestra identificación y apegos a dichas causas y circunstancias, sean estas buena o malas.

La contemplación pasiva-activa no-dual, es la práctica que sirve para unir y encadenar todos los niveles o estados de conciencia en que nos encontremos: principiante, adepto, maestro; sutra-yana, tantra-yana, ati-yana. Pues si en cada estado o nivel, la búsqueda, la práctica, el ejercicio espiritual, es el encuentro con el Ser, entonces lo acertado o adecuado es aplicar la contemplación no-dual, puesto que en su atemporalidad el potencial espiritual aflora de modo natural, sea cual sea en el momento o circunstancia o estado en el que nos encontremos.

Se puede objetar que mientras estemos sometidos a “yo”, estamos sujetos al tiempo y a la dualidad, eso es cierto. Pero más cierto es que el Cristo es la “Luz de mundo” y que Cristo es atemporal, puesto que es el “Alfa y Omega”, y que Cristo era antes que Abraham. Y siendo la Luz del mundo se dice: La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas No prevalecieron contra ella (Juan 1:5). Esto es que ante la luz y las tinieblas mejor ponerse de parte de la luz, porque de ese modo seremos salvos, siendo que las tinieblas No prevalecen sobre la Luz.


El “yo”, en su ignorancia y su herejía se siente separado de la luz, no reconoce la luz de Cristo, prefiere sentirse entre las tinieblas de su ignorancia, ignorando su potencial espiritual; cuando en realidad bastaría que llegase un maestro y le tocase la cabeza, para despertar e iluminarse. Lástima que después de dicha gracia concedida por el gurú uno recaiga en su ignorancia, olvidando que su potencial está latente en su interior, ya se sea un principiante, un adepto o un maestro. 

Por ello, en la Fe en Cristo, la contemplación pasiva-activa no-dual, es la practica esencialmente válida para el día y la noche, y para cada momento de nuestras vidas, para todas las etapas, estados o niveles del camino, pues en tal práctica encontramos la naturaleza propia del Ser, la gnosis del Ser.

Atentamente:

Rafael Pavía.              26/04/ 2018.

jueves, 19 de abril de 2018

Una aportación del microcosmos

Una aportación del microcosmos

Cuando se nos dice que fuimos creados a imagen y semejanza del creador, significa que nosotros somos un doble, un par del creador, más la semejanza nos puede hace iguales al creador. En principio la creación el génesis es básico y elemental, solo disponiendo de la “materia prima”.

Semillas
Desde la base de la materia se empieza a gestar, configurar y formar todo un mundo. ¿cuál es la materia prima, el arché (origen, principio) que buscaban los griegos? aunque muchos buscaron la materia prima en el exterior, en los simples elementos como el fuego, el agua, o como Demócrito que se refería a los átomos, como base original de todo lo construido. Otro modo de buscar la materia es buscando en el interior, en nuestra psiquis y mente. En nuestro interior encontramos mente, imaginación, voluntad, emociones y deseos; siendo la cuestión como se combina lo interior y lo exterior.


Si partimos desde lo simple, desde lo básico, allí solo encontramos substancia mental, como se indica en la tradición teosófica donde la primera ronda de la creación es mental, pasando luego a lo astral, vital y físico; coincidiendo la indicación con lo dicho por la tradición hermética de los egipcios, de los hindúes y con los planteamientos de Platón sobre el mundo de las ideas o el mundo Noético (mente, intelecto). De modo que todo surge de la mente y todo vuelve a la mente.


Relaciona el M. Samael el mundo de la mente (manas superior e inferior de los teósofos) con el mundo electrónico o subatómico, donde la materia es más volátil, sutil, básicamente es energía. Sigue después la condensación en la ronda astral o mundo molecular, donde se dan inicio las primeras combinaciones de partículas, elementos y átomos; estas serían las primeras formaciones producto de una imaginación, un deseo-voluntad, que progresivamente se consolidaran en lo etérico-vital, para adquirir su solidez en el mundo físico.



Esta cadena creativa-formativa desde lo interior a lo exterior nos dice que: primero es la necesidad de ver antes que el ojo, que primero es la necesidad de oír que el oído, que primero es la necesidad de andar que las piernas, etc. Esto es que previo a la formación de nuestros sentidos físicos, hubo una necesidad que medio intencionadamente, para poder ver, oír, oler, etc. Allí en esa necesidad que medio intencionadamente para poder ver, oír, oler, etc., este mundo, allí se encuentra nuestro espíritu.

Sobre el océano informe de la substancia mental, sopla el espíritu de vida para que una nueva aurora surja, de modo que hasta que no cristaliza y se consolidad el mundo físico, todo lo previo etérico-vital, astral, mental, se encuentra en fase de formación. Una vez se consolida la realidad física, esta mostrara si lo creado, lo ejecutado, por medio de la imaginación, el deseo-voluntad, etc., es aquello que en origen se requería o necesitaba. Después de ver, oler, escuchar, etc. es decir experimentar, entonces viene la valoración.

El regreso hacia lo espiritual, es una descomposición, se deforma lo formado, esto es, un proceso de disolución y muerte. Todo lo construido y creado es des-construido y des-creado, para de nuevo regresar a la Materia Prima.

Bien todo lo expresado en los párrafos anteriores, quiere decir que nosotros co-emergemos y co-creamos el mundo, nosotros participamos en la creación del mundo, partiendo de la materia prima, participamos de ese fluir constante de noches y días, de creaciones y des-construcciones, de nacimientos y muertes, de amaneceres y anocheceres. Por tanto, tampoco existe un mundo estable en lo interior, en el mundo astral o mental, este mundo interno o psíquico también se disuelve y des-construye a la vez que el mundo físico; esto es, que la estabilidad de lo astral y mental es aun si cabe más frágil y volátil que el mundo físico, esto se percibe directamente en la experiencia astral u onírica. Una vez finalizado el proceso de disolución y muerte, todo queda recogido en la materia prima, como una memoria, a esto se le llama en la gnosis y en las enseñanzas hindúes como el “Alaya del Universo” (semejante a un A.D.N.).


Aquellos que poseen alma son plenamente conscientes de estos hechos de la vida y la muerte, de lo físico-externo y psíquico-interno. Todo aquello que percibimos como el mundo externo a nosotros, es el resultado de millares de nacimientos y muertes, de construcciones y des-construcciones, donde nosotros como microcosmos hemos contribuido a su creación y formación, tanto como a su disolución y reconstrucción. En el Alaya Universal, se encuentran depositados todas nuestras aportaciones y contribuciones en la gestión de este universo. 

Quizás que para los que no poseen alma, sea una enorme responsabilidad el hecho de que cada cual, cada uno de nosotros, contribuye a formar y crear este mundo. Pero el Cristo que es la “Luz del mundo”, nos permite ver con plena claridad, que el pecado del mundo, que el mal de mundo es responsabilidad nuestra. Y que cuando dejamos nuestras cuestiones en manos de Dios, en realidad debemos recordar que somos semejantes a Dios, y que por ende debemos actuar como Dios manda, es decir co-creando y co-formando. La responsabilidad del mundo la carga Cristo sobre sus hombros, porque Él sabe de dónde viene y hacia donde va:

Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.(Juan: 8:14)


El que posee alma reconoce y conoce, como desde su materia prima, desde su mente va gestando su mundo que es el mundo de todos; ya que todos partimos de esa misma substancia. Desde la ronda mental vamos construyendo y reconstruyendo aquello que alojamos en el Alaya Universal, esto sucede y se repite cada vez que desencarnamos, cada vez que en nuestro proceso de muerte nos disolvemos en la Luz, que a su vez es nuestra materia prima, que a su vez es el poder del Logos (que como nos recuerda el M. Samael este poder reside en nuestros órganos sexuales), y todo ello surge en la mente universal, donde todo es mente.

En definitiva, el microcosmos no solo es un ente pasivo ante el universo y la creación, sino por el contrario el microcosmos es la razón de Ser en este universo. Siendo que el microcosmos en su gestación del alma y en su vivencia en Cristo, comprenderá de donde viene, como viene, para que viene, a este mundo; y lo más importante que puede aportar uno a este mundo, que puede llegar a ser un mundo maravilloso o un mundo de perdición y dolor.

Reflexionemos en nuestra contribución al mundo y su humanidad.

Atentamente:

Rafael Pavía.                        19/04/ 2018.

jueves, 12 de abril de 2018

Las 7 Rondas y la Luz de la conciencia.



Las 7 Rondas y la Luz de la conciencia.

Siendo el Cristo Alfa y Omega, principio y fin de toda nuestra vida he historia, Él nos acompaña desde los inicios, desde los orígenes, hasta el presente. El Presente es el “fin”, es el “omega”, es la razón de Ser.

Cuando la noche aún no había sido fecundada por el Logos-Verbo y el amanecer creador aun no lucia su aurora, solo el vacío insondable y su silencio reinaban en un mar de “Luz Increada”. Y ya en el amanecer “la Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron sobre ella” (Evangelio de Juan: 1:5).


Surgió entonces en el amanecer de la vida y su creación la Ronda Mental, de esta primera ronda siguió la ronda astral, etérico-vital y física ronda esta última la física, que ha concluido en la actualidad, para ir dando paso al retorno, volviendo a las rondas etérico-vital, astral y por último la ronda mental. En todo este recorrido de las sucesivas rondas, Cristo nos acompaña como una presencia siempre presente desde los orígenes hasta el final, como Alfa y Omega. Aquí debemos de darnos cuenta de que toda creación surge de la mente y termina en la mente. Todo surge de la 1ª ronda mental, y termina en la 7ª ronda mental.

“Todo es mente, Todo es mental”, y cuando concluimos la Gran Obra y con ello los doce trabajos de Hércules, aún nos queda la mente; eso le dice el M. Samael a su discípulo Juaquin Amortegui, en el capítulo “Platicando en México” del libro: “Las tres montañas”: –¡Oh! Joaco... En nombre de la Verdad quiero que tú sepas que cuando el YO se disuelve, queda en su lugar la mente... Indubitablemente ésta fue la "Causa Causarum" de mi caída...

Efectivamente después de concluir toda la Gran Obra, queda la mente. Porque todo surge de la mente y todo vuelve a la mente, por ello es imprescindible conocer la mente en toda su naturaleza, puesto que es el único modo de evitar nuevas caídas. Caídas que empiezan siempre con el deseo astral, que repercuten en lo vital y físico.


Es conveniente recordar que nos dice el Maestro Samael en su libro de Cábala sobre la creación y la mente:

<Entonces los Dioses y los hombres lloraron como niños ante LA AURORA DEL GRAN DÍA CÓSMICO. El Logos Causal del primer instante recordó a los Dioses y a los hombres sus deudas kármicas y comenzó el peregrinar del hombre de un mundo a otro, hasta la Tierra, donde actualmente vive sujeto a la “Rueda de Nacimiento y Muerte”, hasta que aprenda a vivir gobernado por la Ley del Amor>.

Y también nos dice:

<Durante la Noche Cósmica el Universo se desintegra en Ain Soph y sólo existe en su mente y en la de sus Dioses, pero lo que en la mente de El y en la mente de Ellos existe, es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto>.

Lo que queda en la mente de Él (lo Absoluto inmanifestado, Ain Soph) y en la mente de Ellos (los dioses) existe “es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto”. Por tanto, aquello que queda en la mente, después de concluir la Gran Obra, se convierte en algo objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto. Allí convergen y se unen la verdad relativa de lo existencial y la verdad absoluta de lo inmutable y eterno. Allí el origen y el presente se hacen plenamente objetivos, esto significa necesariamente que hemos comprendido plenamente la naturaleza de la mente. Permitiendo que la conciencia de “sí mismos” se haga plena en el Ser; Ser que comparte desde sus inicios la verdad eterna e inmutable que se expresa en la Luz de Cristo, y la verdad relativa que nuestro ego-demiurgo ha formado en su existencia relativa, temporal y circunstancial.

Aquello, que está “más allá del cuerpo, de los afectos y la mente”, es la verdad absoluta; que comprenderá en su totalidad la verdad circunstancial y relativa de la existencia; siendo esta verdad absoluta participe del silencio, del vacío, de lo diáfano, esto es de la plena claridad, de una luz increada, que nuca fue sepultada por las tinieblas. Pues lo increado, lo no-nacido, es lo no gestado o no reproducido, aquello que es atemporal y permanece ajeno a lo temporal o circunstancial. En ese estado es donde la Pureza es y será por siempre “Inmaculada”, sin mancha, y por siempre inmutable.

Conocer lo producido, lo activo, lo creado, lo gestado es conocer el mundo manifestado de nuestra mente. Todo nuestro cuerpo, todo nuestro organismo vital, todo lo psíquico o astral, se manifestará en la mente activa, o mente de las formas (que es nuestro Netzah del árbol de la vida). Más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, tenemos que descubrir la “Mente Interior” donde la conciencia superlativa del Ser se manifiesta, con toda su inspiración e intuición, por medio de la luz de Cristo, que es Luz in-creada; una Luz atemporal que desde los inicios nos acompaña por las 7 rondas de la manifestación. Cristo es la Luz de la Mente Interior, esa que sabe guardar silencio, que sabe permanecer vacía, diáfana, y que por tanto no se aferra, ni se apega, ni desea nada que sea temporal.


Mientras el ego-demiurgo se aferra y apega a sus pensamientos, deseos y formas, queriendo construir un mundo a su gusto, el Cristo permanece impasible, sabiendo que “la Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron sobre ella”. El ego-demiurgo se queda atascado en su tiempo, en su forma, en su creación, que en si es toda una proyección. El ego, es tiempo porque se queda identificado con sus formas y circunstancias que él mismo ha creado; sintiéndose incapaz de salir de sus conflictos y tormentos, creados por él mismo, porque es incapaz de ver más allá de su tiempo, es decir a creado una circunstancia temporal, a la cual vuelve insistentemente porque está creada por él y por ello se queda atrapado en su tiempo o temporalidad, esto es lo que llamamos identificación, fascinación y sueño. Mientras que Cristo sabiéndose eterno o atemporal, no se identifica con nuestras tragedias, dramas y comedias del existir; es más su perspectiva atemporal, trasciende las 7 rondas, conociendo el Cristo muy bien la naturaleza profunda de la mente; por ello Cristo es nuestro Salvador.

“Yo Soy e camino, la verdad y la vida”

Atentamente:

Rafael Pavia.                      12/04/ 2018.

martes, 27 de marzo de 2018

Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado



Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

12:23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. (evangelio de Juan)


Existe diferencia entre el evangelio de Juan y los otros tres evangelios sinópticos (ver juntos), estos tres evangelios de Mateo, Marcos, y Lucas pueden verse juntos por sus semejanzas, de ahí que se llamen sinópticos, pero el evangelio de Juan es diferente, teniendo gran influencia gnóstica.

Estudiando el evangelio de Juan podemos comprender la diferencia entre el “Hijo del Hombre” y el “hijo de Dios”. Jesucristo se hace llamar Hijo del Hombre, en ello hace referencia a su parte humana. También se hace llamar Hijo del Hombre, por la revelación profética de Daniel:

“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; Su dominio es dominio eterno, que nunca pasará y Su reino uno que no será destruido” (Daniel 7:13-14).


Jesucristo confirma en el evangelio de Mateo ante Caifás y el sanedrín que es el Hijo de Dios, a la vez que da testimonio de la profecía de Daniel, diciendo:

62 Entonces el sumo sacerdote, levantándose, Le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra Ti?” 63 Pero Jesús se quedó callado. Y el sumo sacerdote Le dijo: “Te ordeno por el Dios viviente que nos digas si Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios.” 64 Jesús le contestó: “Tú mismo lo has dicho; sin embargo, a ustedes les digo que desde ahora verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo sobre las nubes del cielo.” (Mateo 26: 62-64).

En el caso del evangelio de Mateo dirigido principalmente a los judíos, viene a confirmar la profecía de Daniel, como Hijo del Hombre. El vendrá del cielo, es decir de la conciencia superlativa del Ser; entre las nubes, es decir entre parábolas y misterios esotéricos. Y sentado a la diestra (parte consciente) del Poder (el Padre que es todo verdad).

Podemos concluir y terminar simplemente diciendo que el Hijo del Hombre en Cristo es la parte humana y que Cristo como hijo de Dios es la parte divina; pero entonces demostraríamos poca reflexión y comprensión. Cristo es la “Luz del Mundo” (Juan 8:12), y como luz del mundo nos alumbro desde el origen hasta el presente, pues Él es el Alfa y Omega (apocalipsis 22:13), principio y fin. El Cristo gnóstico nos acompañó a lo largo de toda la historia de la humanidad, y es por ello que puede llamarse “Hijo del Hombre”. Cristo como presencia inefable del Ser, siempre estuvo desde nuestros orígenes formándonos y construyéndonos a semejanza de Dios; desde la primera raza hasta el presente, desde Adán hasta la actualidad. Por tanto, Cristo es plenamente conocedor de la condición humana, pues la conoce desde el principio, hasta su pleno desarrollo. 


Porque Jesucristo espera a los griegos para declarar que: el Hijo del Hombre sea glorificado.
Unos griegos buscan a Jesús:

12:20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta.

12:21 Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús.

12:22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.

12:23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

                                                            (evangelio de Juan).

El Cristo espera a los griegos, porque ellos representan la completa formación humana, incluyendo la capacidad racional. Los griegos después de las conquistas de Alejandro Magno (356 a.C.- 323 a.C.) dieron a la humanidad la completitud del hombre, en su forma instintiva-sexual, emocional, e intelectual. Con los griegos los fundamentos filosóficos, alcanzaron su plena forma y por ello los griegos son considerados los padres de la filosofía, esto es los amantes de la sabiduría. Aunque nos será hasta el renacimiento que la cultura occidental active de forma colectiva la capacidad intelectual. Por tanto, Cristo espera a los griegos para poder glorificar al Hijo del Hombre, que es, Él mismo, es decir que Cristo es esa misma “completitud humana”, Cristo como Luz del Mundo, como Alfa y Omega, es la misma historia, evolución y desarrollo humano. Él dice: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuera, YO SOY. (juan 8:58). Él siempre estuvo presente en nuestra trayectoria humana, Él mejor que nadie sabe quiénes somos y que somos; y Por ello Cristo es Hijo del Hombre.


¿Qué significa glorificar al Hijo del Hombre? Pues que el Hijo de Hombre se convierta en hijo de Dios; aunque Juan el Bautista reconoce a Jesucristo como Hijo de Dios, Jesucristo se sigue llamando a sí mismo como Hijo del Hombre. Este es el testimonio de Juan el Bautista:

1:33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.

1:34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.                         
(evangelio de Juan).

Para glorificar al Hijo del Hombre, este debe de convertirse en Hijo de Dios, esto es Hijo de su Dios-creador-verbo y verdad. Así dios es “Verdad”, la verdad de un amor pleno desde el principio al fin; la verdad de la Luz, de la sabiduría del Padre.

Jesucristo les dice, que donde Él va a ir ellos no puede ir, pues va a ir al encuentro de la verdad plena del Padre, donde poder glorificarse:

13:36 Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después. (evangelio de Juan).

Les dice esto, “A donde yo voy, no me puedes seguir ahora”, porque en busca de su glorificación o unión completa con el Padre que es verdad, no puede aún comunicarles la verdad absoluta, hasta que no pase por la muerte y resurrección y entonces mostrar el verdadero reino; reino que no es de este mundo, porque la verdad absoluta, pertenece a Agnostos Theos, al dios desconocido que develara con posterioridad a su muerte y resurrección mediante el Pistis Sophia, el poder de la sabiduría.


Glorificar al Hijo, significa conocer la verdad absoluta y con ello nuestro verdadero y autentico origen, el Alfa, el principio de todo, principio de nuestro espíritu y nuestra materia. Con el Hijo del Hombre podemos acceder a la verdad relativa, aquella verdad del mundo creado, manifestado, aquella verdad de Logos-creador-demiurgo, pero tal verdad es relativa, pues pertenece a un mundo o reino creado, mientras que la verdad absoluta del Padre incluye lo increado y lo creado, lo atemporal y lo temporal, lo perecedero y lo imperecedero, lo manifestado y lo inmanifestado; esto es, el origen y el presente, con todo su transcurso, donde el Hijo ha formado todo lo humano y en el ahora presente se concilia con su origen.

Por tanto, el Hijo del Hombre, el Cristo, se glorifica con la conciencia superlativa (superior) del Ser, llevando lo humano a lo divino y más allá. Se trata de conocer no solo la completitud de lo humano, sino como todo lo creado se vuele a su unidad primordial. Uniendo en su sacro misterio origen y presente.

Y así dice el evangelio de Tomas:

Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo (...) entonces podréis entrar [en el Reino]».

La pascua de resurrección es la celebración de la unión completa del Hijo con el Padre, de lo divino y humano, es la entrada al verdadero reino; reino que no es de este mundo, porque este mundo, no solo puede ser humano, es decir basado en la creación, en lo temporal, en lo circunstancial, sino que el reino es la Unidad completa, absoluta, del Padre manifestado e inmanifestado. Así el padre y el Hijo son Uno: “Yo y el Padre uno somos”. Origen y presente unidos, confieren un estado de resurrección del Ser.


Todo el dolor humano vivido en la vida, pasión y muerte de Cristo, no tiene otro sentido que la unión del Hijo y del Padre, obteniendo la gloria de la resurrección. En la medida que nosotros hemos sido creados y desarrollados en nuestra parte humana, hemos gestado y conformado un mundo dentro de lo relativo y circunstancial, ahora, después de la resurrección viene la verdadera “Luz del Mundo”, aquella que nos devela el verdadero "Reino" toda la verdad del Hijo y del Padre en Uno; nos devela el origen y el presente en Uno. Cristo siempre estuvo presente en nuestra trayectoria humana, Él mejor que nadie sabe quiénes somos y que somos; y por ello Cristo es Hijo del Hombre, he Hijo de Dios cuando nos devela la verdad absoluta, y el origen del Ser; esta es la resurrección de pascua con toda su gloria.

Atentamente:

Rafael Pavía.                         27/ 03/2018.