jueves, 26 de enero de 2017

Gnosis: En el principio era el verbo

Gnosis: En el principio era el verbo.
El evangelio de Juan es considerado el más gnóstico de los cuatro evangelios canónicos, y empieza diciendo:

“En el principio era el verbo, y el verbo y Dios eran uno, y por él fueron hechas todas las cosas”.



El M. Samael se refiere a Sabaoth (En hebreo, forma plural de "hueste" o "ejército") como el ejercito de la voz, refiriéndose a los Elohim (en hebreo plural de Dios) como divinidades andróginas el mismo Iod He Vau He (יהוה andrógino: positivo-negativo, macho-hembra), reunidos en un coro en el amanecer de la creación, se dividieron en hombres y mujeres y utilizando su verbo creador formaron el universo. Lo dicho y lo citado del evangelio de Juan, nos debe de llevar a una profunda reflexión, pues donde existe el verbo, existe la mente, las ideas, los recuerdos, los pensamientos, las imágenes, etc. veamos que nos dice el antiguo texto del Rig Veda:

“No existía algo, ni existía nada;

El resplandeciente cielo no existía;

Ni la inmensa bóveda celeste se extendía en lo alto.

¿Qué cubría todo? ¿Qué lo cobijaba? ¿Qué lo ocultaba?

¿Era el abismo insondable de las aguas?

No existía la muerte; pero nada había inmortal.

No existían límites entre el día y la noche,

Sólo el Uno respiraba inanimado y por sí,

Pues ningún otro que EL jamás ha habido.

Reinaban las tinieblas y todo el principio estaba velado.

En obscuridad profunda; un océano sin luz;

El Germen hasta entonces oculto en la envoltura,

Hace brotar una naturaleza del férvido calor.

¿Quién conoce el secreto? ¿Quién lo ha revelado?

¿De dónde, de dónde ha surgido esta multiforme Creación?

Los Dioses mismos vinieron más tarde a la existencia.

¿Quién sabe de dónde vino esta Gran Creación?

Aquello de donde toda esta Creación inmensa ha procedido,

Bien que su voluntad haya creado, bien fuera muda,

El más elevado vidente, en los más altos cielos,

Lo conoce, o quizá tampoco, ni aun Él lo sepa.


Contemplando la Eternidad...

Antes que fuesen echados los cimientos de la Tierra.


Tú eras. Y cuando la llama subterránea

rompa su prisión y devore la forma,

todavía serás Tú, como antes eras,

sin sufrir cambio alguno cuando el tiempo no exista.

¡Oh, mente infinita, divina Eternidad!”



la idea de que espacio y mente son lo mismo nos resulta difícil de comprender cuando pretendemos conceptualizar el espacio o la mente. 

¡Oh, mente infinita, divina Eternidad!

La mente en silencio o más allá de silencio es un espacio infinito, sin obstáculos, sin condiciones; tal espacio abstracto, indefinible, es el origen de todo, lo contiene todo: la noche y el día, lo positivo y lo negativo, el principio y el final, el sonido y el silencio, lo creado y lo increado; al no tener límites todo lo puede incluir. En tal condición o naturaleza del espacio-mente abstracto hayamos al Ser del Ser, que es un no Ser porque semejante a lo infinito-abstracto es indefinible conceptualmente, pero si nos indica el Rig Veda, ese estado de contemplación más allá del silencio y del vacío o espíritu:

“Contemplando la Eternidad...

Antes que fuesen echados los cimientos de la Tierra.

Tú eras. Y cuando la llama subterránea

rompa su prisión y devore la forma,

todavía serás Tú, como antes eras,

sin sufrir cambio alguno cuando el tiempo no exista”.



Es decir, el Ser era y es y será, y ante la contemplación de todo el universo manifestado y finito su naturaleza permanece inmutable. Quizás con el siguiente texto reflexivo sobre la Fe del budismo Mahayana, lleguemos a comprender mejor esta cuestión:

“La esencia de la Mente está libre de pensamientos. La característica de lo que está libre de pensamientos es semejante a la esfera del espacio vacío que atraviesa todo. El Uno sin un segundo, o sea, el aspecto absoluto del Mundo de la Realidad (dharmadhatu), no es otro que el Dharmakaya indiferenciado, el “Cuerpo de la Esencia del Tathagata”. Como la esencia de la Mente se fundamenta en el Dharmakaya, se ha de llamar Iluminación original. ¿Por qué? Porque “Iluminación original” denota la esencia de la Mente (original) en distinción con la esencia de la mente en el proceso de la actualización de la Iluminación; el proceso de la actualización de la Iluminación no es otro que el proceso de la integración de la identidad con la Iluminación original”.

El Shastra del Despertar de la Fe Mahayana – Sraddhotpada Shastra . Columbia University.


El principio, el verbo, los mismos Dioses, recordemos que el M. Samael dice que “Dios es Dioses”, deben servir para cumplir la única ley que rige en el espacio abstracto absoluto, la ley del amor, esto es el dharmadhatu. Es por ello que la síntesis del voto del bodhisatva-yana dice:

“Mientras el espacio resista
y mientras los seres sintientes permanezcan hasta entonces, pueda yo aguantar también y disipar las miserias del mundo”.




El Ser permanece inmutable antes y después, pues vive siempre un presente no condicionado ni por el pasado y ni por el futuro, entonces nos podemos preguntar ¿qué sentido tiene toda la experiencia de la existencia, si finalmente quedamos como siempre fuimos? La respuesta es que: “La razón de ser del Ser es el mismo Ser”, esto es amar incondicionalmente a todos los seres sintientes de los diferentes reinos. Entonces el despertar y la iluminación no es más que el reconocimiento de lo que somos.

Atentamente:

Rafael Pavía. 25/01/2017.











miércoles, 25 de enero de 2017

La Gran Obra de Neptuno

La Gran Obra de Neptuno

La Gran Obra es todo un misterio, nadie sabe exactamente que es la Gran Obra, ¿cómo termina? ¿qué se obtiene? ¿qué sucede después terminada la Gran Obra? Decir se dicen muchas cosas, pero nadie sabe a ciencia cierta la respuesta, por ello cabe especular, discurrir, suponer, etc. al respecto. Dar respuesta sin más a las anteriores preguntas es fácil, la Gran Obra se termina cuando se finalizan los doce trabajos de Hércules, aunque cada cual vive y experimenta la gran Obra a su modo particular, encajando más o menos dentro de las tres montañas. Se en tiende que cuando finaliza la Gran Obra se obtiene la “Piedra Filosofal” y el “elixir de larga vida” y otras fabulosas cualidades, pero ¿qué es la piedra filosofal y cuáles son sus poderes? Todo son enigmas, sobre todo cuando hay carencia de comprensión e iluminación; y uno nunca sabe que sucede después de terminar la Gran Obra ¿qué se hace? Y así pueden surgir miles de preguntas, así parece que cuando uno más investiga sobre el final de la Gran Obra, mas incógnitas surgen.


Sin embargo, la realidad de aquel que concluye la Gran Obra es muy sencilla y simple, lo que sucede es que uno comprende el sentido real de su vida, comprende que uno ha venido a aprender a amar, a sacrificarse por sus semejantes, a buscar la sabiduría para que la humanidad sufra menos, para liberar a nuestros semejantes de su ignorancia que les tiene atrapados en un engaño sobre lo que es su existencia. La perfección de un maestro debe de medirse, no por lo que sabe, sino por cómo se enfrenta a la vida, pues un maestro debe ser un experto en el saber vivir, encarando la vida sin miedos, sin mentiras, aprendiendo a vivir sin que nada sea un impedimento para ayudar a sus semejantes, siendo responsable con sus hijos, esposa, vecinos, compañeros, etc. Todo se vuelve tan simple como saber amar y tener compasión. Pongamos un ejemplo de cualidades o capacidades, San Martín de Porres, popularmente conocido como Fray Escoba, dominico mulato supo encontrar la santidad en lo sencillo, en lo que nadie daba valor y así, con sencillez, con humildad, haciendo lo que nadie quería hacer, fue como encontró la santidad, decían de Fray escoba que tenía el don de la ubicuidad, que igual se le veía en la cocina que cuidando un enfermo, o barriendo el patio y atendiendo a un necesitado, su don de ubicuidad, es un don que no es propio de él sino del amor, eso si, él era capaz de amar tanto que su propio Ser le permitía estar en varios lugares al mismo tiempo.


Desmitificar o eliminar la fantasía sobre el misterio de la Gran Obra puede resultar doloroso para muchos, pues muchos siguen el trabajo de la Gran Obra buscando poderes, iluminaciones fantásticas, esplendores inasumibles, buscando perfeccionarse y purificarse hasta límites inalcanzables ¿todo ello con qué fin? La única finalidad es que no existan impedimentos para que el amor del Ser realice su labor. Pero algo muy importante es la sabiduría o reconocer la verdad, comprendiendo que la verdad se manifiesta de modo absoluto y de modo relativo, en lo relativo esta todo aquello que es caduco, perecedero, temporal, finito; mientras que la verdad absoluta es lo eterno, lo no nacido, la luz sin sombra o sin ignorancia, el origen y el final, el origen de la materia y el espíritu, siendo la verdad absoluta la razón de ser del Ser, donde encontraremos el Ser del Ser.


Lo perfecto no puede existir sin lo imperfecto, al igual que la verdad relativa no puede existir sin la verdad absoluta, pues lo absoluto lo incluye todo. Lo Absoluto, utiliza toda experiencia para perfeccionarse, siendo lo imperfecto la oportunidad para mejorar, para aprender, para equivocarse y rectificar, etc. Lo absoluto no rechaza nada siquiera la ignorancia, pues la ignorancia forma parte de la sencillez y la humildad, por lo que el Ser aceptara su ignorancia humildemente y con sencillez afrontara los retos de la existencia, para seguir experimentando, por lo que la sabiduría absoluta incluye la ignorancia. Si el Ser ya lo supiera todo y con ello supiera nuestro futuro ¿qué experiencia podría sacar de lo que ya se sabe, o de lo que ya está previsto que suceda? Lo real, lo auténtico es que el Ser y el Absoluto, se enfrentan al presente y atienden al presente, mientras el futuro solo será fruto del presente; pues en el presente, en el aquí y ahora esta lo eterno. El Ser atiende el presente sim miedo, sin temor, resaltando a cada momento lo verdaderamente trascendental; fue el mismo Buda Sakiamuni quien dijo: Si quieres conocer tus vidas pasadas, observa tu actual existencia, si quieres saber tu futuro observa tu presente. Por tanto, el presente, el aquí y ahora, es lo que nos conecta con lo eterno, con lo real.


Con la Gran Obra de Neptuno nos referimos al estado de conciencia pleno, donde el Padre, el Kether de la cábala, a quien se le asigna el atributo de Neptuno, puede contemplar desde la conciencia absoluta, la realidad o verdad relativa de la existencia.

Así lo perfecto incluye lo imperfecto, la sabiduría incluye la ignorancia, el amor incluye el odio, la castidad incluye la lujuria; así, con la inclusión de lo imperfecto dentro de lo perfecto, la sabiduría y el amor del Ser disolverán todo conflicto, todo dolor, sufrimiento, karma, propio y ajeno. Desde la contemplación plena, el Ser ve de momento en momento todo aquello que es intrascendente, ilusorio, fantástico, irreal, etc. disolviéndolo al instante, sin esperar a un posible mañana o futuro. De este modo nuestro querido ego no tendrá escapatoria se disolverá ante la verdad absoluta del Ser. El Ser no tiene propiedades, ni títulos, ni formas permanentes, ni nada que lo condicione, es por ello que el Ser no tiene yo, ni ego, ni posesiones, ni categorías, ni limitaciones; es por ello que al Ser se le asigna lo espiritual o una naturaleza vacía o incondicional, más recordamos que el Ser del Ser, el verdadero Ser Absoluto, esta más allá de la materia y el espíritu, eso le permite indagarse a sí mismo hasta el último rincón, de un modo completo y total.


Mientras nuestra visión espiritual sea dualista, poco o nada comprenderemos, pues buscaremos la perfección absoluta, sin reconocer que la perfección incluye la imperfección; o pretenderemos ser manifiestamente puros cuando toda materia es corruptible, y todo lo compuesto se descompone, por lo que nada existe auténticamente o completamente puro, solo lo inmanifestado, lo no nacido o no existente puede ser puro. Pero sucederá que lo inmanifestado o el Ser absoluto incluirá lo impuro en su manifestación. El Ser en su perfección no rehúye de lo imperfecto, de lo impuro, o de la ignorancia; el Ser es úni-total lo incluye todo y su sabiduría todo lo aprovecha, siendo la finalidad del Ser amar y con ello adquirir la mayor comprensión o sabiduría para poder asistir a nuestros semejantes, para que dejen de sufrir, para que se liberen del karma y de su propia ignorancia.


La Gran Obra de Neptuno nos permite contemplar la realidad desde los interiores de los interiores, hasta los exteriores de los exteriores. No pretende nada, no desea nada, no posee nada; acepta las cosas tal cual son, a eso se le llama Talidad:

La Gracia- Poder y la Verdad- Poder se abrazan y besan entre sí formando un todo íntegro.

La Verdad es la Talidad o Totalidad.

Obviamente, la Talidad se encuentra en el fondo de un Cristo o de un Budha.

La Talidad está más allá de la maquinaria de la relatividad y también más allá del Vacío Iluminador.

La Talidad es eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

La Talidad es aquello que está mucho más allá de todo dualismo.

La Talidad en Cristo o en Buddha o en Hermes, es siempre la misma.

De la Talidad emana eso que se llama la Gracia.

La Verdad es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

Sólo en el cuerpo de un Jesús o de un Buddha o de un Hermes, etc., está encarnada la Verdad.



Pistis Sophia. Samael Aun Weor.

Con la conciencia dormida no se aceptan las cosas “tal cual son”, prefiere seguir con las fantasías e ilusiones fantásticas. Por ello no pueden comprender que es un Buddha o un Hermes o un Cristo. Cuanto más se eleva el Ser, más se disuelve en lo absoluto, perdiendo toda posesión, honor, titulo, grandeza, miseria, etc. todo en el Ser se disuelve dentro del océano de la vida libre en su movimiento; el Ser queda como una gota dentro del océano universal, y desde allí contempla la verdad absoluta (que incluirá la verdad relativa). Neptuno es el océano de la vida libre en su movimiento, allí se mezcla y une lo inmanifestado y lo manifestado, lo perfecto y lo imperfecto, la verdad absoluta y la verdad relativa. Cuando se realiza la Gran Obra de Neptuno, y nos sumergimos en la unidad del todo, participando del Ser Absoluto, reconocemos la luz sin sombra, siendo la sombra la ignorancia, pero en esta ocasión la ignorancia no es vista desde la ignorancia, sino desde la propia luz o sabiduría, por lo que la ignorancia deja de ser una sombra para la propia luz o sabiduría.



Atentamente: 


Rafael Pavía, un servidor atado de pies y manos, gracias a Dios. 23/01/2017.

viernes, 20 de enero de 2017

Gnosis, los arquetipos y la unidad del Ser.

Gnosis, los arquetipos y la unidad del Ser.

Los arquetipos* son ideas primarias, básicas, de donde se toman los patrones y modelos, para el desarrollo de estructuras y organizaciones. Si hablamos de lo psicológico y lo ontológico, nos dirigimos hacia la estructura y el orden del Ser.

Los arquetipos se representan mediante imágenes y mitos, así cada cultura ha desarrollado su propia simbología, su propio imaginario, griegos, romanos, egipcios hindúes, celtas, etc. se entiende que las imágenes vienen a representar con diferentes formas los mismos contenidos, aunque cada cultura haya incidido en realidades diferentes del Ser.


Dentro del cristianismo gnóstico primitivo, surgieron diferentes representaciones divinales, como Aion, Abraxas, Ouroboros o serpientes de las ofitas, etc. en esta época inicial del cristianismo la influencia pagana se hacía notar. Con posterioridad los símbolos y arquetipos cristianos se centraron en Jesucristo y sus doce apóstoles, aunque hubo diferentes concepciones entre los gnósticos sobre la estructura y organigrama del Ser. Citamos a continuación algunas de las partes del Ser según el libro del Pistis Sophia de los gnósticos valentinianos: los 24 Invisibles, los 12 Apóstoles o Salvadores Interiores, los Guardianes del Tesoro de la Luz, el poder rostro de león, la Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo, María, Pedro, Martha, Felipe, Tomas, los arcontes de la ley, etc.


El M. Samael dice que el Ser es 1, luego 3, y sigue con el 7, el 12, 24, 48, y sigue multiplicándose en las diferentes manifestaciones del universo, y al fin y al cabo toda forma, toda imagen del universo proviene del 1. La conexión con los diferentes arquetipos o manifestaciones del Ser dependerán de lo cercano que estemos al Uno, a la unidad que todo lo sustenta. Los arquetipos se representan psíquicamente en el mundo onírico, en este espacio surgen las imágenes que personifican al Ser, en este ámbito de imágenes y representaciones, es necesario el despertar de la imaginación o concentración, se requiere una mente atenta, capaz de percibir estas imágenes; posteriormente deberemos interpretar tales imágenes mediante la inspiración en conexión con el Ser, es decir procurando la reconciliación con la Unidad. Cuando buscamos la inspiración del Ser, debemos de dejar la superstición, los miedos, separando claramente lo que concierne al Ser y sus directrices y aquello que nos sigue sumiendo en nuestra oscuridad o ignorancia del propio Ser. Finalmente debemos alcanzar la intuición allí dejamos el mundo de las imágenes, para centrarnos en el contenido de toda forma, que ha de llevarnos hacia la unidad.


Ya en el proceso de la inspiración, no debemos de dejarnos engañar por el mundo de las formas y sus imágenes, pues la identificación con las formas nos lleva al mundo material y subjetivo, las formas son cambiantes, son temporales; por lo que la inspiración nos debe de mostrar los valores reales de las formas, los valores son sus contenidos, así la Madre Divina no solo se mostrara en una imagen concreta, si no que como valor real conectado en nuestro Ser, la Madre Divina la podremos percibir en toda madre terrenal, en toda mujer, niña y anciana, como bien nos señalaba el M. Samael. Finalmente, por medio de la intuición, dejaremos de necesitar de imágenes y ensoñaciones, para desde la propia realidad percibir al Ser en su unidad y totalidad. 

El imaginario de la humanidad ha sido inagotable, representando al mal con sus demonios y seres infernales, también se representan ángeles, dioses, cielos e infiernos; en el caso del cristianismo con los doce apóstoles, que se relaciona con los doce signos del zodiaco se representan potencias y valores útiles para el Ser. De modo que una pequeña parte que somos nosotros, se relaciona con el resto del Ser, mediante el imaginario y sus múltiples y variadas formas. Todas estas formas pueden mostrarse tanto en el mundo externo, como en el mundo onírico o psíquico; así el árbol representa arquetípicamente al Ser en multitud de culturas, el Ser con sus raíces, con su tronco y ramas, hasta alcanzar la copa o parte superior del árbol que se dirige al cielo, también las montañas representan al Ser, como también una esfera, etc. La cuestión es que tanto por fuera como por dentro tenemos que hallar la unidad del todo. 


Nuestra mente es capaz de crear multitud de representaciones, y también en la misma mente se disuelven, esta capacidad de la mente se le asigna a la Madre Divina, pues la Madre se ocupa de crear formas y también de disolverlas, cuestión que podemos ver en el mundo externo, en la Madre Natura, en un proceso continuo de nacimientos y muertes, tal operación de creación y disolución se ve en el propio universo, pues continuamente nacen y mueren estrellas y galaxias, esto viene a suceder en lo que llamamos Mente Universal. Todo lo que sucede fuera, sucede dentro de nosotros, así llegamos al punto en que todo lo exterior y lo interior pertenecen a una misma mente; así es como comprobaremos que la mente y el espacio son semejantes, son lo mismo. Esta enseñanza sobre el espacio y la mente está bien definida en el budismo atiyana o dzogchen (gran perfección), decía el maestro del dzogchen del actual Dalai Lama, SS Dilgo Khyentse Rinpoche:

“El no originado vasto y luminiscente espacio de sabiduría es la tierra del Ser; el comienzo y el fin de la confusión. La presencia de la consciencia en el estado primordial no tiene ninguna preferencia hacia la iluminación o la no iluminación. Esta tierra del Ser que es conocida como mente pura u original es la fuente desde la cual surgen los fenómenos. Es conocida como la gran madre, como el útero de la potencialidad desde la cual surgen todas las cosas y se disuelven en auto perfección natural y espontaneidad absoluta”.
(texto: La práctica del Dzogchen en la vida diaria).


Si alcanzamos a superar la dualidad exterior-interior, comprenderemos con profusa claridad que es el espacio-mente, y que son las formas externas e internas, originadas por la misma y única mente, por la misma y única Madre. La enseñanza que nos lleva hacia el Ser, que a veces denominamos individualidad sagrada, nos revela que dicha individualidad sagrada solo es pura y única dentro de una conciencia cósmica y universal. Esa individualidad sagrada es como una gota dentro del océano, no tiene un espacio propio, particular, privativo, personal, es una individualidad disuelta en el todo, en tal estado de conciencia no hay identificación con el mundo material, con el mundo de las formas, toda subjetividad queda disuelta ante la Gran Realidad. De este modo toda forma o imagen es un arquetipo del Ser, que se disolverá y volverá a surgir en la misma forma o de diferente forma, pero ya no es la forma lo importante, lo importante es haber conseguido la unidad del mundo material o de las formas y el mundo espiritual o de los contenidos, unificando a su vez mundo exterior e interior. El mundo exterior se disolverá y surgirá uno nuevo desde el mundo interior, esta continua rueda no cesa y no tiene ni principio ni fin. Lo exterior no se supedita a lo interior y viceversa, pues exterior e interior forman parte de una misma mente.

¡Despierta en la luz!



Atentamente:

Rafael Pavia. 12/01/2017.







*Arquetipo (del griego αρχή, arjé, ‘fuente’, ‘principio’ u ‘origen’, y τυπος, tipos, ‘impresión’ o ‘modelo’) es el patrón ejemplar del cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan. (Wikipedia)

lunes, 9 de enero de 2017

Gnosis, enigmas de la mente.

Gnosis, enigmas de la mente.

“La verdad es lo desconocido de momento en momento”

Samael Aun Weor.

"La Gnosis se vive en los hechos, se marchita en las abstracciones, y es difícil de hallar aún en los pensamientos más nobles"

Samael Aun Weor.


¿Cuántas cosas creemos conocer, pero aun ignoramos y desconocemos? Nos dice el maestro que somos “ignorantes ilustrados”, y hay mucho de cierto en lo dicho, en esta frase y en las de arriba.


El desconocimiento de sí mismos nos convierte a nosotros mismos en un enigma, utilizamos conceptos como conciencia, mente, voluntad, alma, espíritu, verdad, lo absoluto, sin tener claridad conceptual al respecto, y mucho menos reflexión profunda. La gnosis se puede experimentar mediante el amor y la sabiduría, el amor es un estado más cercano a lo emocional, la sabiduría es más cercana al intelecto, entonces se nos dice que tenemos en la mente interior un centro emocional superior y un centro intelectual superior que opera mediante la conciencia. Así la mente interior se activa con la conciencia superlativa del Ser, utilizando sabiamente y con el amor o la compasión, las emociones y el intelecto. Pero no es que las emociones o el intelecto superiores sean la solución, son medios, instrumentos del propio Ser.


Veamos cuantos enigmas nos quedan por descubrir: ¿cuántos tipos de mente tenemos? El M. Samael cita: la mente sensual, intermedia, interior, las siete mentes, la mente uní-total, la mente cristo, la mente universal. A parte es de todos conocidos la máxima hermética que dice: “todo es mente”. Realmente hasta que no comprendamos claramente lo que es la mente nos resultara imposible obtener la realización del Ser. La mente no es un concepto, es una realidad que debemos descubrir y conocer hasta el último rincón, si no es así no podremos comprender lo que nos dice el M. Samael: “la verdad está más allá del cuerpo, los afecto y la mente”. ¿cómo podemos descubrir la verdad sin cuerpo, sin afecto, y sin mente? Alguno podría decir: <pues con la pura conciencia>, pero entonces ¿estaría utilizando la mente interior o no, con la pura conciencia? a propósito ¿la verdad tiene que ver con las emociones superiores (éxtasis, arrobamientos, samadhi) y con la intelección iluminada?


Según los teósofos que se introdujeron en los conocimientos milenarios de la india, describen así a la mente: Manas: Literalmente "la mente": Manas o Inteligencia superior, relacionada con Âtma y Buddhi, y vehículo o instrumento del alma espiritual (Buddhi). -El Manas superior, junto con el Buddhi y Âtman, constituye la Tríada superior, imperecedera, mientras que el Manas inferior, unido a los principios inferiores (cuerpo fisico, doble etéreo, principio vital y alma animal), forma el cuaternario inferior, esto es, la personalidad transitoria.


Según la cabala y del libro recomendado por el M. Samael de Dion Fortune, describe así la mente en el capítulo que corresponde a netzah o la mente: Consideremos, ahora, a Netzach en sí, bajo sus aspectos macrocósmico y microcósmico, no debiendo olvidarnos que nos hallamos en una esfera de ilusión, y que lo que será descripto en términos de forma no son más que apariencias percibidas por el espíritu y proyectadas como formas pensamiento en la luz astral. Es esencial comprender este punto capital si se quiere evitar la superstición. (en el capítulo amplia mucho más la información sobre la mente).

El M.G. decía sobre la mente:


“Para estar presente a mí mismo, debo comprender como trabaja mi mente, comprender que la función del pensamiento es situar y explicar, pero no vivir la experiencia. Ese pensamiento está hecho de saber, de conocimientos acumulados que se presentan bajo la forma de imágenes y asociaciones. Captura la experiencia para hacerla entrar en las categorías de lo conocido. Si se callara podría ver algo nuevo. Pero en cuanto interviene, transforma inmediatamente esa experiencia en algo antiguo, en algo que ya fue objeto de una experiencia. La imagen despierta en mí una reacción inmediata. Y entonces siempre se repite la misma cosa. Nunca algo nuevo (……) Me gusta mi saber. Siempre quiero aportar una respuesta o llegar a una conclusión. Estoy condicionado por eso. Todo lo que conozco, lo que sé, condiciona mi mente y limita mi percepción. Todo lo que conozco, lo que sé, es una masa de memorias, de recuerdos, que me empujan a acumular, a repetir experiencias de la misma índole. Necesito ver que mi mente siempre es movilizada por las exigencias del yo ordinario, por sus asociaciones, por sus reacciones. Eso la corrompe. Un pensamiento movilizado por las asociaciones no es libre, no está libre en su movimiento. Los trayectos que atraviesa están llenos de obstáculos, de barreras bajo formas de imágenes, ideas fijas o experiencias. Inmovilizan o cambian el curso del pensamiento, otorgándole la impresión de una continuidad. Pero la continuidad no está en el material que ocupa el pensamiento. Está en la energía misma. El hecho de creer en ese material mantiene esa energía presa en el círculo del pensamiento. Pierde toda su movilidad y agudeza. Se vuelve cada vez más débil y el pensamiento se vuelve pequeño y obtuso. Percibimos esto a través de las tensiones constantes de la cabeza, de la cara y el cuello.

Mi pensamiento está sometido al yo ordinario. Esto es lo que impide que la mente esté tranquila. Sin embargo, su apaciguamiento no vendrá de que yo retire mi mente, sino de que la comprenda. No vendrá de una lucha contra ese hecho. Ella no me llevará a la liberación. Sólo viéndolo me puedo liberar de ese condicionamiento. No es ignorándolo o negando que alcanzaré a liberarme. Sólo crearé un nuevo condicionamiento. Asimismo, necesito ver que la mente es el centro de mi yo ordinario, del ego. Ese yo busca la seguridad. Tiene miedo y se identifica para encontrar esa seguridad; es una batalla perpetua. Toda mi conciencia habitual consiste en juzgar, condenar, aceptar o rechazar. Eso no es realmente la conciencia. En ese estado sin tranquilidad de la mente, nada real me podrá ser revelado”.

Y sobre la mente nos dice Krishnamurti:


“Solo mediante la percepción; de instante en instante y de lo que es verdadero, existe el descubrimiento de lo intemporal y de lo eterno. Sin conocimiento propio, no podemos dar con lo eterno. Cuando no nos conocemos a nosotros mismos; lo eterno se vuelve una mera palabra, un símbolo, una especulación, un dogma, una creencia, una ilusión por medio de la cual la mente puede escapar. Pero si uno empieza a comprender el YO; en todas sus diversas actividades cotidianas, entonces, por obra de esa comprensión misma y sin que haya esfuerzo alguno, surge a la existencia lo innominado y lo intemporal. Pero lo intemporal, no es una recompensa por el conocimiento propio. No se puede tratar de obtener lo eterno; pues la mente, no puede adquirirlo. Se manifiesta a sí mismo, solo cuando la mente esta quieta; y la mente puede estar quieta únicamente cuando es sencilla, cuando ya no acumula, ni condena, ni juzga y tampoco sopesa. Solo la mente sencilla puede comprender lo real; no así la mente repleta de palabras, de conocimientos y de informaciones. La mente que analiza y que calcula, no es una mente sencilla.

Padmasambhava sobre la auto-observación, la conciencia la mente:


“Introducirla al señalarla directamente, la consciencia pasada ha desaparecido sin algún rastro. Más que eso, la realización futura es no nacida, y en la frescura de su propio presente, de su forma de ser sin fabricación, ahí está la consciencia ordinaria del presente. Cuando se observa ella misma, con esta observación hay una vividez en donde nada es visto. Esta atención es directa, desnuda, vívida, no establecida, vacía, luminosamente límpida, única, claridad no-dual y vacuidad. No es permanente, pero sin ser establecida. No es nihilista, pero radiantemente vívida. No es una, pero múltiplemente atenta y clara. No es variada, pero indivisiblemente de un solo sabor. No es otra cosa que esta misma consciencia de sí mismo.
Ésta es una introducción real a la naturaleza primordial del ser”.

Otra cita de Padmasambhava sobre la mente:
“El Gran Maestro de Oddiyana dijo en cierta ocasión:
No investigues la raíz de las cosas, 
investiga la raíz de la mente. 
Una vez que hayas encontrado la raíz de la mente, 
conocerás una sola cosa y, no obstante, 
serás capaz de liberarlo todo. 
Pero, si no logras encontrar la raíz de la mente, 
puedes conocerlo todo, pero no conocerás nada”.


Una mente clara, sencilla e intuitiva puede percibir la realidad y profundizar en la verdad del Ser, más allá de todo concepto, debate, teoría, especulación, etc. Cada cual en este camino debe de seguir su propia luz interior, para descubrir su propio enigma. Como dijo un maestro zen “tu iluminación está a un palmo de tu nariz”, por lo tanto no debe de ser tan difícil alcanzar tal iluminación, por lo menos eso espero, francamente me parece una lastima que pasen 20, 30 o mas años en la gnosis y muchos no alcancen su iluminación; aunque vale la pena dedicar todo el tiempo necesario para despertar en nuestra propia luz. 
busquemos la raíz de nuestra mente y todo podrá ser liberado.



Atentamente:

Rafael Pavia. 09/01/ 2017.

lunes, 2 de enero de 2017

Gnosis el cuarto estado de conciencia, Eros y Tánatos.

Gnosis, el cuarto estado de conciencia, Eros y Tánatos. 

Nos enseña el M. Samael que el cuarto estado de conciencia, es conciencia objetiva, es la conciencia de un Turiya, o el estado de Nous.

Estados de
conciencia
Enfoque
Conocimiento
Enfoque
Psicología
Enfoque
Fisiológica
Eikasia
Sueño
Vigilia
Pistis
Vigilia
Sueño
Dianoia
Autoconciencia
Sueño profundo
Nous
Conciencia objetiva
Turiya


Se entiende que en cuarto estado de conciencia no puede existir engaño, falsedad, mentira, ilusiones vanas, de tal modo que uno debe de ser plenamente consciente de sí mismo, de lo que es su mente, su cuerpo, su alma, etc. para ello uno debe de haber pasado y trascendido el estado de Dianoia y haber ejecutado con claridad el tercer estado de auto-conciencia, igualmente conocerá la relación entre el estado fisiológico de vigila, del sueño, y el estado de sueños sin sueños. En el 4º estado de conciencia uno deja de soñar, y su actividad mental se simplifica actuando solo lo necesario y de forma lucida y clara pues dicha actividad surgirá de la mente interior, desde la misma conciencia superlativa del Ser. 


En el 4º estado de conciencia, uno puede ver lucidamente los sueños, aquello con lo que la gente y uno mismo se identifica y fascina, en dicho estado los sueños son disueltos en cada momento, en cada instante; pero no sucede así en las personas que aún siguen con su conciencia en estados inferiores, es decir que aún siguen identificándose, fascinándose y soñando. Las personas que aún no tienen conciencia objetiva viven en la ilusión, en sus ensueños, siguen distantes de su realidad. Los que sueñan tiene una imagen personal errónea de sí mismo, tanto en lo cotidiano como en lo espiritual, andan desubicados de su realidad, y lo lastimoso es que no son capaces de desprenderse de sus sueños, de sus ilusiones, de sus fantasías. 


Cuando se alcanza el 4º estado de conciencia, la realidad se convierte en una pesada losa sobre los sueños e ilusiones, que uno tiene sobre sí mismo y sobre todo lo que le rodea. Comprende que la realidad relativa es efímera, transitoria, que nada perdura y que nada se sostiene por sí mismo, salvo la verdad ultima y absoluta del Ser. Quien pretende llegar al 4º estado de conciencia de modo meramente intelectivo o racional, cae en el peligro de que la losa de la realidad, se con vierta en su lapida, puede caer en el nihilismo, puede pensar que todo es vano, ilusorio, y que nada vale la pena, cayendo en un hoyo o estado depresivo. La realidad que nos rodea debe de ser acompañada por la verdad, dicha verdad no es alcanzable por la mente intermedia, aquella mente con la que teorizamos, especulamos, discutimos, etc. como nos dice el M. Samael la mente intermedia no está preparada para experimentar la verdad. Por tanto, es imprescindible dar un salto de la mente intermedia a la mente interior, para experimentar la verdad y con ello la realidad. 


El 4º estado de conciencia es inalcanzable sin la actividad de la conciencia, y no puede existir conciencia sin amor, el amor es la fuente de toda luz, convirtiéndose el amor y la luz o sabiduría en las dos columnas que sostienen todo el templo del Ser. Gracias al amor podemos soportar y enfrentar la realidad y la verdad. En el 4º estado de conciencia comprendemos que todo funciona de modo interdependiente, así la vida se complementa con la muerte; nacer o crear se complementa con el morir, así Eros se complementa con Tánatos, el primero ama, crea, impulsa la vida, mientras que el segundo mata, elimina, destruye, etc. Para quien tiene el 4º estado de conciencia vive la realidad de Eros y Tánatos tal cual es, comprendiendo las dos fuerzas divinales, son las bases de nuestro propio universo. El Universo esta en continuo movimiento, naciendo y muriendo, construyendo y des-construyendo, mientras que un sistema solar nace otro está muriendo, mientras una galaxia surge, otra desaparece, etc. así nuestra existencia esta en continuo movimiento, donde surge una aurora por otro lugar llega el poniente. 


Quien sueña o no quiere ver la realidad, no se da cuenta que Eros y Tánatos estarán siempre en su vida, que son dos columnas de su realidad, Eros es el amor creativo, y Tánatos es la sabiduría de la muerte, a la que alude el M. Samael. En cuanto generamos un mínimo de apego o deseo por algo o por alguien, en este mundo caemos en la identificación, fascinación y sueño; y mientras sintamos deseo o apego el sueño de la conciencia persistirá, porque no vamos a querer ver la realidad de que todo es transitorio, de que todo es temporal, y que por tanto tenemos que aprender a crear sin desear, sin apegarnos a lo creado, sin aferrarnos a todo lo que nos rodea. Pero el hecho de que no nos apeguemos, no significa que lo sepamos valorar y apreciar, es más lo apreciaremos en su realidad más profunda, pues sabremos que cada persona ya sea amigo o enemigo tiene un tiempo limitado de existencia, por lo cual atenderemos con mayor agudeza a sus valores. 

La humanidad doliente estima mucho a Eros, por desgracia los convierte en producto de su deseo y ensueños, quimeras, ilusiones, etc. y desgraciadamente la humanidad rechaza a Tánatos el dios de la muerte, de donde la luz de la sabiduría surgirá gracias al propio amor. Amor y Muerte son dos aspectos de nuestra vida, de nuestro Ser, mientras no lo aceptemos en su plenitud no podremos tener conciencia objetiva. 

Alcanzado el 4º estado de conciencia se nos ofrece la sabiduría de la muerte como un regalo, que nos permite comprender como deshacer el dolor de la humanidad. Es un regalo que pocos quieren aceptar, pues requiere de un amor sin deseos, de un amor sincero, puro, sin apegos ni sueños, ni vanas ilusiones, este regalo es comprender y experimentar por sí mismo que el mismo dolor o sufrimiento es pasajero, es transitorio, es producto de nuestro propio sueño e ilusiones. De tal manera que en el 4º estado de conciencia no se deja uno arrastrar por su sueño, por sus deseos, por sus vanas ilusiones, y renuncia fácilmente a su propio sufrimiento; aunque su amor y su compasión le llevaran a sacrificarse, a auxiliar a la humanidad doliente, para que deje de padecer y sufrir, pues el dolor de la humanidad es producto de la inconciencia e ignorancia, producto de su falta de comprensión y auto-conciencia de sí mismo. 



Ocho versos para adiestrar la mente 

Pensando en que todos los seres sentientes
son aún más valiosos que la joya que colma los deseos, con el fin de alcanzar el supremo propósito,
pueda yo siempre considerarles preciosos. 

Dondequiera que vaya, con quien quiera que esté, pueda yo sentirme inferior a los demás y, desde lo más hondo de mi corazón, considerarles a todos sumamente preciosos. 

Que sea yo capaz de examinar mi mente en todas las acciones, y en el momento en que aparezca un estado negativo,
ya que nos pone en peligro a mí mismo y a los demás,
pueda yo hacerle frente y apartarlo. 

Cuando vea a seres de disposición negativa
o a los que están oprimidos por la negatividad o el dolor, pueda yo considerarlos tan preciosos como un tesoro hallado, pues son difíciles de encontrar. 

Cuando otros, impulsados por los celos,
me injurian y tratan de otros modos injustos, pueda yo aceptar la derrota sobre mí,
y ofrecer la victoria a los demás. 

Cuando una persona a quien he ayudado,
o en quien he depositado todas mis esperanzas me daña muy injustamente,
pueda yo verla como a un amigo sagrado. 

En resumen, que pueda yo ofrecer, directa e indirectamente, toda alegría y beneficio a todos los seres, mis madres,
y que sea capaz de
tomar secretamente sobre mí todo su dolor y sufrimiento. 

Que no se vean mancillados por los conceptos
de los ocho intereses mundanos
y, conscientes de que todas las cosas son ilusorias,
que puedan ellos, sin aferramiento, verse libres de las ataduras. * 

Chekawa

* Un día Chekawa escuchó a un discípulo de Langri Thangpa recitar los ocho versos del entrenamiento de la mente de su maestro. Lo que escuchó fue, Yo aprenderé a tomar la derrota y ofreceré la victoria a otros. Estas palabras lo afectaron tan profundamente que tomó la determinación de obtener las enseñanzas. Cuando supo que el autor de los versos ya había muerto, se empeñó en descubrir quién más era capaz de enseñarle. Chekawa entonces se enteró que Atisha era quien había introducido estas enseñanzas del Buda en Tíbet. Después de aprender acerca de los ilustres maestros del linaje la mayoría de los cuales ya habían muerto, Chekawa sintió un gran alivio cuando descubrió que Sharawa todavía estaba vivo. De acuerdo con la información que le fue dada, Chekawa viajó a un área llamada Zho al centro del Tíbet. Y ahí encontró al maestro Sharawa y se convirtió en su discípulo. Se quedó allí y estudió con su maestro espiritual durante seis años. Y después practicó durante trece años, hasta que todo rastro de egoísmo se había disipado. Ahora, un maestro del linaje Kadam con todo su mérito, Chekawa empezó a enseñar. 



Atentamente: 

Rafael Pavía    1/1/ 2017.