lunes, 7 de noviembre de 2016

El niño que vino de Meptuno

El niño que vino de Neptuno

Mi nieto Jasón nació en febrero de 1999, en aquella época nada sabía sobre los niños índigos, aunque en realidad no se con claridad que significa eso de los niños índigos (1).

La venida de Jasón a este mundo fue una tanto compleja, sus primeros años se pasaron entre los hospitales, de médico en médico, le hicieron pruebas de todo tipo, parecía que sus problemas eran de tipo hormonal, pues no progresaba, ni tenía la fuerza, ni el tono muscular que le permitiera desarrollar sus funciones físicas, llegando a su tercer año de edad recobro y recupero su cuerpo, y por fin normalizo su crecimiento.

Neptuno

Para mí, sin duda era un niño especial, pero también para todos los que le iban conociendo, médicos, enfermeras, pacientes, familia y conocidos; él nunca se quejaba y siempre mantenía la simpatía, era un niño feliz, aunque con la prueba de la electromiografía (2) y clavándole agujas por sus piernas y resto del cuerpo, obviamente lloro como cualquier otro niño. Allí por donde pasaba parecía que cambiaba el ambiente, desaparecían los conflictos, y la gente se sentía mejor, no era un efecto inmediato claro está, sino que cuando llegaba a un parque, a su guardería, o cualquier lugar su simpatía y empatía con los demás hacia que en momentos allí donde se encontraba aparecía la calma, y se diluían los problemas. Este niño traía un aura fuera de lo normal, y su casa era un bálsamo de paz y serenidad, a excepción de la preocupación lógica de sus padres por la salud de su hijo.

Yo me considero un buen hombre conocedor de las ciencias herméticas, como la alquimia, la cábala, la astrología, yoga, etc. estudié las ordenes como la Golden Dawn (Aurora Dorada), la O.T.O. (Orden del Templo de Oriente), a la I.G.C. (Iglesia Gnóstica Católica), también a la Orden Martinista, y conocí bien a los teósofos, así como otras escuelas rosacruces que mantengo en silencio. Es por ello que mi educación espiritual, me permitió ver que Jasón, no era un niño común. Y me inquieto la idea sobre los niños índigo, a la que se referían las nuevas generaciones de la new age. Yo quería enseñar a Jasón todo lo que había aprendido, pero fui yo quien aprendí de él.


Jasón decía que no pertenecía a este mundo, que venía de otro mundo, decía que en su mundo vivían muchos como Jesús, el que estaba en la cruz. Un día entramos en la iglesia de los Santos Juanes en el pueblo, allí vio Jasón la figura de cristo crucificado y sin más se dirigió hacia ella y le beso los pies, me extraño el hecho porque sus padres no lo estaban educando dentro de la costumbre cristiana, pues sus padres no querían influir al niño sobre cuestiones de índole religioso. Mi nieto tenía entonces 4 años, a partir de entonces su vida fue, bueno no sé cómo decirlo, quizás desconcertante, quizás maravillosa, o un enigma, no sé muy bien como calificar la vida de mi nieto, ahora mismo mi corazón llora su ausencia, no sé si antes de mi muerte volveré a verlo.

Básicamente no era tan diferente a los otros niños, salvo por su cualidad ya mencionada de apaciguar el ambiente, los mismos animales de todo tipo, se le acercaban sin temor; cuando lo llevaron al safari-park los animales disfrutaban en su presencia algunos saltaban de alegría, el avestruz, la llama, las jirafas, elefantes, todos participaban alegremente de su presencia. Pero la cuestión más sorprendente eran las historias que nos contó, en principio sus padres aducían todo a su enorme fantasía, pero cuando sus relatos se mantuvieron constantes y con un orden biográfico de un relato testimonial o memorial, sus padres prefirieron que se guardara silencio al respecto; entonces Jasón prefería contarme a mí sus cosas.


Todo esto puede parecer un cuento y puede que lo sea, Jasón me contaba sus historias, decía venir de otro mundo al que llamaba Neptuno, decía que sus habitantes vivían en un ambiente acuoso le semejaba su mundo a nuestros fondos marinos, allí todos flotaban, decía que los colores de su mundo eran más intensos y fluorescentes que los de la tierra. Sus casas eran circulares, yo me imaginaba aquello como la vieja Atlántida gobernada por el viejo Dios Neptuno, quizás el recordara una existencia en aquellas ancestrales tierras atlantes. Decía que en su mundo no utilizaban vehículos, que todos viajaban flotando, aunque a veces se trasladaban sobre los caballos voladores, recordaba que allí trabajaban felices, que todos los días se reunían en la mañana y al final del día para cantar y formar nuevas olas de vida, con las que seguir trabajando en el reino de las plantas, los animales y las piedras, como él decía.



A Jasón le encantaba la naturaleza de este mundo, sus montañas, ríos, lagos, bosques, decía que aquí estaba todo muy bien ordenado, que era como que todo el trabajo de su mundo venía a cristalizarse en este planeta. En su mundo la naturaleza estaba en un estado difuso los tres reinos mineral, vegetal y animal se entremezclaban de la tierra surgían plantas y de las plantas animales. A mí, me parecía entender se refería a las enseñanzas sobre la evolución planetaria, semejante a la que explicaban los teósofos y Rudolf Steiner, pero él lo explicaba como un recuerdo vivido, el alma de Jasón parecía acumular varias eternidades.


Su adaptación social no fue fácil, nunca se metió en líos y peleas de niños, incluso cuando alguna vez le pegaron Jasón no respondió a los ataques, esto sucedió alguna vez cuando recién llegado a la escuela los niños alterados aun no recibieron la influencia pacifica de Jasón. Fue un niño solitario, pero a quien le gustaba participar de los eventos en grupo, juegos, deporte, excursiones, pero pocos niños le ofrecían su amistad, pues sabían que él no participaba de lo malintencionado o de las infantiles trastadas habituales de los niños.


Cuando Jasón cumplió 11 años me planteo explicarme como “el Todo forma parte del Uno”, en cierto modo en nuestras conversaciones ya habíamos hablado al respecto, pero esta vez él quería que yo me tomara apuntes y que reflexionara y aprendiera, así lo anote en mi libreta: Enseñanzas de mi nieto Jasón, sobre el Amor Universal.

1-Todo forma parte del Uno, pues el Amor todo lo unifica.

2- El Amor no condena ni justifica, comprende.

3- El Amor es la Madre de todas las virtudes.

4- El Amor es incluyente, nada excluye, ni separa.

5- El Amor es inmutable.

6- El Amor es incondicional.

7- El Amor es atemporal, eterno.

8- El Amor muestra la verdad a cada instante, en cada momento.

9- El Amor no tiene miedo.

10- El Amor no necesita nada.

Podría escribir todo un volumen sobre el cuerpo de doctrina que mi nieto me dio, en realidad estoy en ello. Los diez puntos arriba citados me los desarrollo con plena amplitud y exquisita profundidad, me hacía saltar las lágrimas de mis ojos, cada vez que me hablaba sobre el Amor. Aquí solo comento unas pinceladas de sus palabras:

1- Todo forma parte del Uno, pues el Amor todo lo unifica.


El primer elemento es el espacio, de él surgen todas las cosas, así el mismo espacio es fuente de inspiración y creatividad. Por un lado, está vacío (el espacio no ocupa espacio) y por ello puede estar en todas partes y por otro es el origen de todo, del espíritu, de la materia y del primer elemento el Éter o electromagnetismo (que para los teósofos es el quinto elemento). En el espacio todo se une y todo se crea, gracias al Amor.

2- El Amor no condena ni justifica, comprende.

La conciencia cósmica, unida a nuestra conciencia superlativa del Ser nada condena, nada justifica y todo lo comprende, pues la conciencia asume una actitud contemplativa no dual, a la vez pasiva y activa. Así el Amor nos proporciona la mejor actitud para la contemplación. De modo que la misma creación se contempla y aprende de sí misma.

3- El Amor es la Madre de todas las virtudes.

El Amor cumple las funciones propias del Padre y la Madre, la madre es la fuente inagotable del amor y el padre con su sabiduría enseña a amar mejor. Cualquier virtud que no surja de la compasión, carece de la fuerza, energía y pureza necesarias para que la virtud cumpla su cualidad.

4- El Amor es incluyente, nada excluye, ni separa.

El Amor en su estado de contemplación no dual, pasivo y activo nada excluye, nada separa, pues todo surge de nuestro espacio o mente, que es la propia mente universal, el cielo y el infierno forman parte del Todo, del Uno; lo malo y lo bueno son aspectos que siempre deben revalorizarse. Para crear y crecer, debemos admitir lo bueno y lo malo; lo que consideramos bueno y virtuoso siempre es mejorable y lo que aceptamos como malo o defectuoso, forma parte de nuestra realidad que debemos ver como en un espejo; trascender lo negativo nos fortalece.

5- El Amor es inmutable.

El Amor es la cualidad propia e innata del espacio, es por ello el Amor tan abstracto como el espacio, no se puede medir, ni pesar, ni numerar, ni tocar, etc. Es por ello el amor inmutable, nada le puede afectar y su pureza es permanente, así como todas sus cualidades o virtudes. Por ello el Amor es la fuerza que mueve el universo, es la fuerza de las fuerzas, la potencia de las potencias y es indestructible.

6- El Amor es incondicional.

Al Amor nada le puede afectar, es incondicional, como el propio espacio, no tiene límites, lo abarca todo. Ama a todos, a los sabios, a los ignorantes, a los malos y a los buenos, a los pequeños y grandes. El Amor no diferencia, ni excluye, es totalmente ecuánime. Los sabios reconocen el Amor y disfrutan de sus beneficios, los ignorantes sufren las carencias del Amor. El Amor siendo ecuánime se inclina por los que sufren.


7- El Amor es atemporal, eterno.

El Amor es permanente, inmutable, incondicional, atemporal o eterno, es por ello ilimitado. Estas cualidades permiten al Amor en su estado natural de contemplación mostrarnos la realidad de las cosas tal cual son, de momento en momento. El Amor nos descubre la verdad de instante en instante. Como el Amor no está sujeto al tiempo, no está sujeto ni al pasado ni al futuro, el Amor se vive en un constante aquí y ahora. Si se encarna el Amor, se abren las puertas de la eternidad, viviendo un perpetuo aquí y ahora.

8- El Amor muestra la verdad a cada instante, en cada momento.

El Amor no condena, ni justifica, y comprende a cada momento, porque no está sujeto ni condicionado por el pasado. El Amor no se aferra ni se apega ni se condiciona a sí mismo, por lo que fue o lo que pudo ser, o por lo que será en el futuro. El Amor vive en un constante vacío, como igualmente es vacío el espacio, es por ello que siempre el amor está abierto y es incondicional y ecuánime. La apertura ilimitada del Amor, le permite ver la realidad de cada instante, comprendiendo que todo es un continuo dentro de la Gran Vida libre en su movimiento.

9- El Amor no tiene miedo.

El Amor no puede ser temeroso, el Amor no puede tener miedo, pues el miedo es producto de la ignorancia, mientras que el amor vive en coexistencia con la sabiduría, que le permite ver la realidad de cada momento. El miedo es carencia de Fe, la Fe es producto del Amor de donde surge la confianza; una confianza de saber que es el Ser, siendo el Ser el connubio de Amor y Sabiduría. Quien siente miedo, ignora a su propio Ser, ignora la realidad primera y última de la vida. La ignorancia es el velo del miedo, el miedo nos condiciona, nos limita, nos encarcela en su obscura terquedad. Mientras que el Amor disuelve la ignorancia, las limitaciones, y nos descubre la verdad del Ser y la Vida.

10- El Amor no necesita nada.

El Amor es innato, no necesita nada; no necesita escuelas, ni religiones, ni iglesias, ni doctrinas, ni métodos, ni técnicas. El Amor es el alfa y omega, el principio y final, nada está por encima ni por debajo del Amor. El Amor fluye por todo el espacio, dentro y fuera de los soles, planetas, y de todos los seres, es por ello incondicional. Y tomar conciencia del Amor es lo único que se requiere, porque es el Amor, el que nos guiará y nos conducirá por la escuela de la vida.
Mi nieto me enseño todo lo que pude asimilar de sus enseñanzas sobre el Amor, fue mi maestro, un ángel que Dios nos envió. Un día le pregunte sobre los seres de su planeta que eran como Jesucristo, y esto me dijo:

En mi planeta que también llamamos la morada del Padre, viven muchos como vuestro Jesús, son hombres y mujeres que saben amar, y que aman a todos, dentro y fuera de nuestro planeta. Son sencillos y simples, padecen y se sacrifican por todos los que sufren, se ejercitan inhalando el sufrimiento de los demás y exhalando amor y luz para los seres sufrientes.



Termino a duras penas este texto, recordando su ida. Un día al final del verano hace dos años, Jasón que era un buen nadador, se metió en el mar y como siempre, él que ya incluso había competido en natación en aguas abiertas, se fue hacia dentro; aunque el mar estaba en calma cuando quise verlo, no acertaba a verlo, me inquiete y pedí auxilio a los vigilantes de la playa, ni con sus larga vistas lo localizaron. Justo aquel día fuimos sus padres y yo a la playa, ya no lo volvimos a ver. Cuando los vigilantes de la playa tomaron sus motos acuáticas para rastrear el mar, pude ver en el horizonte una luz, como una pequeña estrella que salió del mar rápidamente hacia el cielo, mi corazón sintió un golpe que me produjo un desmayo. Ya cuando regresé a casa para descansar, vi sobre mi mesita de noche un caballito de mar, el animal preferido de Jasón, mi nieto lo dejo allí a modo de despedida. Todas las noches y todos los días espero poder volver a verlo; aunque sé que él siempre me amara como yo a él, y que nada, absolutamente nada nos volverá a desunir.





(1) El término niños índigo es utilizado en el contexto de la llamada «Corriente de la Nueva Era» o New Age para referirse a niños que representarían un estado superior de la evolución humana.

(2) Electromiografía del gr. γραφή graphḗ 'escritura' y de γράμμα grámma 'escrito', es la técnica de registro gráfico de la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos. Esta actividad eléctrica es conocida como el electromiograma o “EMG”.

Rafael Pavía. 7/11/2016.

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