martes, 4 de octubre de 2016

Las pequeñas y grandes cuestiones del espíritu.

Las pequeñas y grandes cuestiones del espíritu.




El Ser, nuestro espíritu, necesita de la escuela de la vida para aprender, para desarrollarse y autorealizarse; y es lógico que al hablar sobre estas cuestiones no pongamos trascendentales, sin embargo, en mi largo caminar sobre estos menesteres he modificado mi visión sobre lo trascendental del espíritu ya que
 la espiritualidad no se basa en postureos, ni en dogmas morales, ni en una gran erudición, la espiritualidad es una consecuencia de nuestro despertar de la conciencia, dice así el Maestro Samael:

No es posible acrecentar conciencia mediante procedimientos exclusivamente físicos o mecánicos.

Indubitablemente la conciencia solamente puede despertar a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.

Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos, debemos comprender: Primera- energía mecánica. Secunda- energía vital. Tercera- energía psíquica. Cuarta- energía mental. Quinta- energía de la voluntad. Sexta- energía de la conciencia. Séptima- energía del espíritu puro.

Por mucho que multipliquemos la energía estrictamente mecánica, jamás lograríamos despertar conciencia.

Por mucho que incrementáremos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo, nunca llegaríamos a despertar conciencia.

Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de sí mismos, sin que por ello intervenga para nada la conciencia.

Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la energía mental no logrará nunca despertar los diversos funcionalismos de la conciencia.

La fuerza de la voluntad, aunque fuese multiplicada hasta el infinito no consigue despertar conciencia.

Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que nada tienen que ver con la conciencia.

La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos esfuerzos.

El pequeño porcentaje de conciencia que la humanidad posee, en vez de ser incrementada suele ser derrochado inútilmente en la vida.

                                       La Gram Rebelión. Samael Aun Weor.




La conciencia es simple, sin complicaciones, trabaja o se activa mediante la intuición, no necesita de especulaciones teóricas; la misma conciencia sabe cómo y cuándo actuar, de modo que las pequeñas cuestiones de nuestra vida, son las herramientas necesarias para que la conciencia trabaje y aprenda de la escuela de la vida. En nuestro diario vivir debemos aplicar esas pequeñas cuestiones del espíritu, tener paciencia, ser sencillos, humildes, servir y ayudar a los demás, generar empatía con todo y todos los que nos rodean, ver quién y porque se sufre. Debemos guiarnos por los paramitas o perfecciones, con su sencillez, paciencia, constancia, procurando mantener la atención o concentración, con su diligencia, y con ello vivir la vida saboreando el paramita del samadhi. Si no nos olvidamos de estas simples y sencillas cuestiones de la vida, si nos mantenemos constantes en la bondad, caridad, humildad, paciencia, diligencia, etc. que debemos aplicar si o si en nuestras vidas, entonces descubriremos poco a poco las grandes cuestiones del espíritu, empezando por descubrir el amor y la compasión.



Los rectos esfuerzos y nuestros padecimientos voluntarios, son parte de nuestro diario vivir, pues conciencia y amor son la misma luz y el Ser, que nos acompañan en todo momento, lo imprescindible es no despistarse, no olvidarse, de nuestra tarea diaria, de nuestro sabor vida y nuestro sabor trabajo que deben de unirse, así nos indica el Maestro Samael:

Es necesario comprender la necesidad de aprender a vivir. Las experiencias de la vida diaria son muy útiles; desafortunadamente, las gentes las repudian, las enjuician, las detestan, etc. Muchos se quejan de sí mismos y de los demás, y se asombra uno de ver cómo es que la gente subestima las experiencias. Nosotros debemos actuar a la inversa: tomar las experiencias para nuestra propia Auto-Realización. Ellas en sí mismas, pueden ofrecernos material didáctico suficiente como para el desarrollo de la Esencia, o, en otras palabras, para el crecimiento anímico.

Así pues, las experiencias resultan ciertamente magníficas en todo sentido. No es posible sacar material didáctico para el desarrollo de la Conciencia, de cualquier otro lugar que no sea de las experiencias; por eso es que quienes las repudian, o quienes protestan contra las dolorosas experiencias de la vida, obviamente se privan de lo mejor: se privan, precisamente, de la fuente viva que puede conducirnos al robustecimiento de la vida anímica.

Cuando uno toma las experiencias como material didáctico para su Auto-Realización, descubre sus propios defectos psicológicos, porque es en relación con la humanidad, es en relación con nuestros familiares, es en relación con nuestros compañeros de trabajo, en la fábrica, en el campo, etc., donde nosotros, mediante las experiencias, logramos el auto-descubrimiento. Obviamente, las experiencias son las que nos hacen aflorar nuestros propios errores. En presencia de nuestros insultadores, por ejemplo, aflora el “yo” de la ira; en presencia del vino, aflora el “yo” de la borrachera; en presencia de personas del otro sexo, si no estamos alertas y vigilantes, como el vigía en época de guerra, aflora la lujuria.

Así pues, resultan útiles las experiencias para conocernos a sí mismos. Obviamente, lo principal es no identificarnos con ningún acontecimiento, con ningún evento, con ninguna circunstancia. Necesitamos aprender a ver los distintos eventos y circunstancias, sin identificarnos con los mismos. Necesitamos aprovechar cada experiencia, por dolorosa que sea, para el auto-descubrimiento.

Cuando uno se está observando a sí mismo, ve cuan útiles son las experiencias. Si nos retiráramos a una caverna solitaria sin habernos auto-descubierto, sin habernos conocido a sí mismos, sin haber disuelto el Ego, el resultado sería el más absoluto fracaso.

   Conferencia: el sabor trabajo y el sabor vida. Samael Aun Weor.


Una vez se comprende los que son las pequeñas cuestiones del espíritu que debemos aplicar en nuestro diario vivir, entonces podrán surgir las cuestiones trascendentales, las grandes cuestiones del espíritu, y será entonces cuando comprenderemos con mayor lucidez lo imprescindible de las pequeñas cuestiones del espíritu en nuestro diario vivir; pues lo trascendental o lo grande del Ser, es reconocer la sencillez, la simplicidad, la humildad, la santa paciencia, la diligencia, la compasión, la empatía, el cuidado sobre nuestros semejantes. De modo que las grandes cuestiones del espíritu, se sostienen en las pequeñas cuestiones del espíritu, que día a día tenemos que trabajar. Así nuestros sacrificios conscientes deben de ponerse alerta y vigilantes, en nuestras tragicomedias existenciales, con el cuidado y con la atención de que nuestra conciencia este presente, en estos asuntos menores de nuestro diario vivir.



Atentamente:

Rafael Pavía. 29-09-2016.

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