viernes, 23 de septiembre de 2016

Presentación Gnosis


Presentación 
Gnosis

Gnosis deriva de la palabra griega Γνωσις que significa conocimiento, pero no se refiere a un conocimiento vulgar u ordinario, se refiere al conocimiento en sí, aquel conocimiento que nos salva de la ignorancia y por tanto del sufrimiento o del karma. La Gnosis es un conocimiento universal e imperecedero, no pertenece a ninguna institución, ni es propiedad de nadie, pues en si es una sabiduría universal e innata, no nacida, puesto que siempre estuvo, es perenne, eterna, está más allá del tiempo y del personalismo. 



La gnosis no puede crearse, no puede elaborarse, ni construirse, porque ya es, y siempre estuvo y estará, entonces se trata de reconocer tal sabiduría. Son pocos los que pueden adquirir la gnosis, pues su naturaleza es no dual carece de “tú y yo”, y mientras estemos atrapados en una mente o visión dual de la existencia, nuestra opción al conocimiento en si, es inviable. Nuestra mente es y no es dual, nuestra mente puede sentirse como un individuo, completamente ajeno al resto del mundo, pero en tal condición solo posee una visión parcial limitada de su propia existencia y del resto del mundo, en cambio cuando la mente contempla la vida desde la no dualidad, se integra en su totalidad que incluirá el mundo externo e interno. La mente entonces puede ser dualista e ignorante, lo que significa que la conciencia duerme en una percepción relativista de la existencia, que es una visión superficial, vana, efímera, puesto que no ha despertado a la realidad trascendente. Cuando asumimos la realidad de una mente uní-total, entonces surge el Tao, la gracia divina, el vacío, la mente cristo, florece a la vez el amor y la sabiduría. Dice la tradición hermética, que el primer principio de la verdad es:

El Todo es Mente; el universo es mental.

El Kibalion. Hermes Trimegistro.



La gnosis es intuitiva, perceptiva, no se basa en especulaciones, ni en teorías. La función racional y verbal no es más que un instrumento limitado que sirve para elaborar tradiciones, donde se acumulara información sobre diversas enseñanzas. La tradición es útil en su medida, pues sirve para ilustrarnos, orientarnos como una guía inicial de nuestro caminar espiritual; después viene la revelación, aquellas experiencias que nuestra conciencia experimentará por sí misma, entonces florecerá la gnosis.

Presentar la gnosis, es intentar hacer ver aquello que es verdadero, aquello que es imperturbable, absoluto, a la vez que una realidad no dual. Por lo que nuestra principal obstrucción es nuestra visión sobre el “yo”, siendo nuestra principal tarea descubrir la realidad ultima del yo, en pos de nuestro “Ser no dual”. Experimentar el vacío, e Tao, la gracia de Cristo, etc. son modos de proclamar la experiencia de la inexistencia del ego; sucede que la misma mente puede generar la sensación del yo, del personalismo, o ego, más al indagar la naturaleza del yo se descubre que es inexistente, que no hay tal “yo” como una realidad permanente e inmutable; así lo confirman tradiciones como el budismo zen, el dogchen, el advaita, el cristianismo gnóstico, y todo ello fundado en la autognosis, en el autoconocimiento. El ego es tan efímero como el tiempo, el mismo yo se refuerza en el tiempo y quiere perdurar, más allá de la existencia y por ello quiere perdurar después de desencarnar, por lo que buscara retornar a la existencia, volver a nacer, y así el ego hace girar la rueda del samsara una y otra vez, sin salir de lo efímero, sin salir de la oscura ignorancia que nos ata en este valle de lágrimas y dolor. 



El fundamento no dual del gnosticismo cristiano, se ofrece mediante las enseñanzas de Cristo sobre el Agnostos Theos, el Dios desconocido. Un dios que está más allá de la manifestación y de lo temporal, un Dios que en realidad es la esenia misma de nuestro Ser. Este Dios fue el que mostró Jesús a sus discípulos y que los gnósticos de los primeros siglos del cristianismo mostraron en sus escritos, como es el caso de el Pistis Sophia (el poder de la sabiduría) de los gnósticos valentinianos, también se descubrieron en 1945 los textos gnósticos de Nag Hammadi en Egipto, confirmando la filosofía gnóstica de los primitivos cristianos. 



El Dios desconocido, sin nombre, sin forma, sin origen, que nos mostró Jesucristo, es la presencia imperturbable que contempla al Dios Demiurgo y creador, que se identifica con Yaldabaoth, el Jehovah del Antiguo Testamento. El demiurgo nos impulsa hacia la existencia, hacia la dualidad de la vida con su espíritu-vacío y la materia-forma; así el demiurgo crea el universo, que se denomina mente universal, siendo todo mente. Entonces el demiurgo, como decían los primitivos gnósticos se sustenta en la creación, que es temporal, pues todo lo que nace muere, todo lo compuesto se descompone, nada creado o nacido perdura, ni el samsara, ni el nirvana, en definitiva, todo el escenario mental del universo se diluye ante lo único eterno, el Ser Absoluto.

El Ser Absoluto es incognoscible, no tiene nombre, no tiene forma, y sin embargo es lo único que está presente de continuo, tanto en el pasado, como en el presente como en el futuro, porque es atemporal. Es imposible definir al Ser Absoluto, aunque siempre está presente, no se puede definir ni como espíritu ni como materia; pues tanto el espíritu con su inseparable alma es cambiante, al igual que la materia. Sin embargo, el Ser Absoluto es imperturbable, pues nada le puede afectar, ni lo puro ni lo impuro, ni lo bueno ni lo malo; en su imperturbabilidad no le afecta ni lo activo ni lo pasivo, ni el movimiento ni la quietud, es por ello indefinible e incognoscible. El Ser Absoluto lo contempla todo, es una contemplación no dual-pasiva-activa. Contempla nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras emociones, deseos, esperanzas, recuerdos, imágenes, nuestras acciones, etc. Mientras que el demiurgo se implica en el karma o ley de acción y consecuencia, el Ser Absoluto está exento del karma, pues es imperturbable y no le afecta ni la acción ni sus consecuencias; en su contemplación ni huye de la adversidad, ni persigue satisfacciones. La presencia del Ser Absoluto es referida por el Maestro Samael del siguiente modo, al interpretar el Pistis Sophia:

La Gracia- Poder y la Verdad- Poder se abrazan y besan entre sí formando un todo íntegro.

La Verdad es la Talidad o Totalidad.

Obviamente, la Talidad se encuentra en el fondo de un Cristo o de un Budha.

La Talidad está más allá de la maquinaria de la relatividad y también más allá del Vacío Iluminador.

La Talidad es eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

La Talidad es aquello que está mucho más allá de todo dualismo.

La Talidad en Cristo o en Buddha o en Hermes, es siempre la misma.

De la Talidad emana eso que se llama la Gracia.

La Verdad es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

Sólo en el cuerpo de un Jesús o de un Buddha o de un Hermes, etc., está encarnada la Verdad.

Pistis Sophia Samael Aun Weor 




Abordar este tema sobre la No Dualidad resulta complejo ya que referirse a la “Unidad no dual” es referirse a una naturaleza y espacio incondicionado, ilimitado, atemporal, que no puede pesarse, ni medirse, ni contabilizarse, por tanto, hablaríamos de un Espacio Abstracto Absoluto. Donde hallamos al Agnostos Theos el Dios desconocido enseñado por Jesucristo y denominado en el budismo como “Tathagata” o Adi Buda.

Cuando nos referimos a la unidad no dual, no hacemos referencia a la unidad o conjunción de dos o varias cosas. La unidad no dual es aquello que todo lo contiene y que siendo el origen de todo no es ni materia, ni espíritu:

<El Espacio Abstracto es la Causa Causaron de todo lo que es, ha sido y será.

El Espacio Profundo y Dichoso es ciertamente la Incomprensible “Seidad”, la mística raíz inefable de los Siete Cosmos, el origen misterioso de todo eso que conocemos como, Espíritu, Materia, Universos, Soles, Mundos, etc.

Eso, lo Divinal, el Espacio de la Felicidad, es una tremenda realidad más allá del Universo y de los Dioses, “Aquello” no tiene dimensión alguna, y en verdad es lo que siempre será y ha sido; es la Vida que palpita intensamente en cada átomo y en cada Sol.

Hablemos ahora sobre el Gran Océano del Espíritu. ¿Cómo poder definirlo?

Ciertamente él es Brahama, la primera diferencia o modificación de “Aquello” Ante lo cual tiemblan los Dioses y los hombres.

“Aquello” ¿es Espíritu? En verdad os digo que no lo es. “Eso” ¿es Materia? ciertamente os digo que no lo es.

“Aquello” es la Raíz del Espíritu y de la Materia, mas no es ni lo uno ni lo otro.

“Aquello” trasciende las leyes de número, medida y peso, lado por lado, cantidad, cualidad, ante, atrás, arriba, abajo, etc.

“Aquello” es lo inmutable en profunda abstracción Divinal, Luz que jamás ha sido creada por ningún Dios ni por ningún hombre, eso que no tiene nombre.>

                             Tarot y Cabala. Samael Aun Weor.



Llegar al Espacio Abstracto Absoluto, incluye una mente totalmente abierta, sin condicionamientos, sin miedos, sin temores, donde el principio y el final es un amor incondicional, ecuánime, imperturbable. Este es el camino secreto que mi Ser y mis maestros me han mostrado, ahora puedo comprender porque en el Absoluto la luz increada, no produce sombras. El presente artículo no es más que una pincelada de la Gran Realidad en la vida libre en su movimiento.

Atentamente:

Rafael Pavía.


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