jueves, 12 de noviembre de 2015

La conciencia y sus cualidades 
 
La conciencia tiene muchas propiedades que sobrepasan la lógica racional, entre sus atributos esta el discernimiento silencioso venido de su lógica intuitiva. Su función básica es la auto-observación o auto-conciencia, de ahí emana la clarividencia, todo ello sostenido por la atención dirigida o concentración, esta función básica abre todo un espacio ilimitado de cualidades.

La conciencia siempre participa del silencio-contemplativo aun en la actividad diaria o mundana; la conciencia actúa como un testigo presencial de todas las funciones psico-corporales.  Con su presencia la conciencia visualiza claramente de modo directo el que y porque de nuestras emociones, pensamientos y acciones, eso es clarividencia. Pero la conciencia en vez de quedarse identificada y sometida a las funciones psico-corporales, hace una re-valorización continua incrustando cada vez mas luz y mas luz en cada acto, pensamiento y sentimiento, produciéndose una operación alquímica de transformación y transmutación e incluso como diría el avatar Samael de insurrección biológica, que permite que todos nuestro valores adquieran mayores atributos y virtudes.

El avatar Samael decía que “imaginar es ver”, y con ello debemos partir hacia una visión clara, diáfana, de nuestra alma. La fantasía representa nuestro caos, la imaginación nuestra claridad, si logramos esa atención plena en el aquí y ahora podremos atender desde la lucidez el propio caos que nos perturba y ello será posible porque activando la conciencia ella tiene la cualidad de saber “Ser y estar” sin perturbarse, aunque sienta las emociones de enojo, tristeza, alegría, lujuria o cualquier deseo, la conciencia permanece serena pues reconoce que todo lo percibido es pasajero, temporal o transitorio por ello no se altera la conciencia que desde su silencioso discernimiento es un testigo comprensivo, que ni condena ni justifica lo percibido si no que comprende la naturaleza fatua, intrascendente, ilusoria, de nuestro comportamiento.  

La conciencia sabe vivir y morir al mismo tiempo de tal modo que no deja huellas ni karma de su paso por esta existencia ilusoria y vana. La consciencia adquiere una comprensión ilimitada ante las circunstancias de nuestra existencia, pues vive y no se aferra a nada, ni siquiera a si mismo, de tal modo que observándose, tomando conciencia de si mismo todo fluye como diría el avatar Samael “el absoluto es la vida libre en su movimiento”.

Rafael Pavía     12-15-2015






  

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