jueves, 1 de junio de 2017

Lo infinito entre lo finito

Lo infinito entre lo finito.

¿Puede lo infinito y eterno manifestarse en lo temporal y transitorio, puede acomodarse lo siempre puro entre la materia caduca? ¿Puede sujetarse lo eterno e infinito a los moldes de las costumbres, hábitos, rutinas de lo humano? ¿Puede el Ser atemporal, ilimitado y omnisciente, ubicarse entre los pensamientos, conceptos, creencias, dogmas, opiniones, etc., de lo humano? En definitiva, puede lo infinito condicionarse en lo finito, la respuesta seria No.


¿Que actitud tienen aquellos que buscan despertar y auto-realizarse ante lo infinito? ¿cómo se sitúan los iluminados que viven sobre esta tierra ante lo inabarcable? ¿puede conocerse aquello que por su grandeza e infinitud es incognoscible?

La única fuente real de conocimiento se centra en uno mismo, en el propio hombre: “Hombre conócete a ti mismos y conocerás al universo y a sus dioses”.


¿podemos llegar a conocer nuestros orígenes? Pues sí, pues si no hubiera opción a conocernos y conocer nuestros orígenes nuestra vida no tendría sentido alguno. Si buscamos nuestros orígenes en nuestra simiente, veremos la creación de nuestro cuerpo, pero ¿el cuerpo mortal y finito puede asimilar lo infinito, lo atemporal?, entonces mediante la alquimia sexual podemos llegar a crear alma, que también se gesta con la transmutación de la energía sexual, adquiriendo el alma lo sempiterno, es decir una cualidad cuasi atemporal. La pregunta ahora es ¿cómo puede el alma conocer lo eterno e infinito? Pues el alma se gesta entre lo corporal, lo sensitivo, lo sensual, de tal modo que el alma está más vinculada a lo terrenal que a lo espiritual. Por lo que lo el alma debe de vivir una transformación y una sublimación que le acerque a lo eterno e infinito.


Nuestra alma registra nuestras emociones, deseos, sensaciones, pensamientos, conceptos, creencias, voluntad y actos, y ¿tiene todo lo citado algo que ver con el Ser eterno e infinito? Entonces ¿cómo hace nuestra alma de intermediario entre lo infinito y lo finito? Para poder encontrar respuesta a todas las preguntas hechas es necesario que demos un salto hacia el mundo de lo abstracto. De hecho, todas las tradiciones se remontan en sus orígenes a lo abstracto, como es el caso de la cábala que sitúa el origen del espíritu y la materia en el “Espacio Abstracto Absoluto” (el Ain-soph-aur), Los Platónicos sitúan lo abstracto en el “No-Uno”. La cuestión es poder tomar conciencia de lo abstracto, y ¿cómo se hace eso?, pues la ciencia de la meditación permite conocer lo abstracto y para aquellos que han despertado conciencia la solución es sencilla, se trata de conocer realmente la naturaleza de la mente, ¿qué es la mente?, ¿cuál es su naturaleza? ¿quién ha visto la mente?, ¿se puede pesar, medir o cuantificar la mente?


Resulta que nos ponemos a teorizar sobre nuestra mente, poniéndole niveles, secciones, departamentos, la dividimos como nos parece y luego la calificamos con sus atributos, valores positivos y negativos, densidades, dimensiones, etc., etc., nos ponemos a psicoanalizar la mente y sus zonas conscientes, subconsciente, inconscientes, infra-conscientes, etc. pero la verdad es que nadie ha podido ver la mente, ni pesarla, ni medirla, ni recoger un átomo de la mente, ya que lo que definimos como mente en realidad es totalmente abstracto. Lo abstracto, lo No-Uno o inmanifestado es atemporal, no está sujeto a lo transitorio o temporal, por lo tanto, se convierte en un eterno presente. Lo abstracto no se puede pesar, medir ni cuantificar por ello se dice es inmanifestado, lo que nos sugiere que en este espacio ilimitado está vacío y en silencio, allí se encuentra nuestro origen, el Ser del Ser. Entonces ¿como lo ilimitado puede introducirse o participar de lo limitado o temporal? Precisamente al no tener condición alguna, ni limite y estar vacío y sin forma, tiene la cualidad de adaptarse a toda forma; de hecho, eso sucede con la mente, por ello se dice en el libro del Kibalion: “que todo es mente, que todo es mental”.


Aquello que denominamos realidad surge de nuestra mente, lo crea nuestra mente, la ciencia contemporánea conoce experimentalmente que no es el ojo el que ve, sino que es nuestro cerebro-mente quien construye nuestra realidad visual. En realidad, todo surge y es creado en nuestra mente. Podemos decir que nuestro Ser está por encima de nuestra mente, pero eso también sería un concepto creado por la mente. Cuando observamos cualquier realidad, normalmente nos olvidamos de quien observa, si observamos al observador allí no hay nadie, no hay nada, solo el silencio. Formamos conceptos sobre nuestra propia mente, sin descubrir que es la mente; la mente en su estado lumínico, cuando esta en silencio, quieta y serena, vacía no está en disonancia con el Ser, al contrario, en tal estado es cuando más lucidez muestra la realidad del Ser. Cuando nos centramos en el origen de Ser desaparece la dualidad mental, que también crea la mente, fuera de la dualidad, no hay “tu ni yo”, entonces el Ser puede apreciar la luz sin sombra, la luz ilimitada, entonces no hay palabras, ni conceptos, solo una realidad presente en lo eterno. En el momento en que nos desubicamos del estado original, pasamos a lo dual y temporal, reincidiendo en el error de ver la realidad seccionada, dividida, separada de su estado original.


En definitiva, lo infinito y eterno siempre estuvo, esta y estará, despertar conciencia significa darse cuenta de tal presencia siempre presente del Ser, en un espacio no dual. Siempre se ha dicho que solo unos pocos han sido capaces de “ver la luz tal cual es”, pues la ignorancia siempre entra en el debate, la discusión, la duda; por otro lado, si esperamos la revelación divina, tendremos que tener en cuenta que tal revelación tiene un origen, surge de un espacio y tendremos que observar serenamente si el espacio de donde surgió la revelación tiene algún condicionamiento, entonces tendremos que interpretar la revelación junto con el condicionamiento. La mente crea los sueños, las revelaciones, las experiencias internas, y que sean objetivas o subjetivas como explica el Maestro Samael en el libro el Matrimonio Perfecto, dependen de lo cerca o lejos que estemos del Ser; en su libro nos dice que subjetivo es lo material y lo objetivo es lo espiritual y que el mundo astral es subjetivo u objetivo según este más cerca de la materia o el espíritu. Siendo el origen de nuestro espíritu el Espacio Abstracto Absoluto, allí en el espacio ilimitado reside el amor incondicional, siempre presente.



Atentamente:

Rafael Pavía.                                                    1/06/2017.


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