jueves, 12 de abril de 2018

Las 7 Rondas y la Luz de la conciencia.



Las 7 Rondas y la Luz de la conciencia.

Siendo el Cristo Alfa y Omega, principio y fin de toda nuestra vida he historia, Él nos acompaña desde los inicios, desde los orígenes, hasta el presente. El Presente es el “fin”, es el “omega”, es la razón de Ser.

Cuando la noche aún no había sido fecundada por el Logos-Verbo y el amanecer creador aun no lucia su aurora, solo el vacío insondable y su silencio reinaban en un mar de “Luz Increada”. Y ya en el amanecer “la Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron sobre ella” (Evangelio de Juan: 1:5).


Surgió entonces en el amanecer de la vida y su creación la Ronda Mental, de esta primera ronda siguió la ronda astral, etérico-vital y física ronda esta última la física, que ha concluido en la actualidad, para ir dando paso al retorno, volviendo a las rondas etérico-vital, astral y por último la ronda mental. En todo este recorrido de las sucesivas rondas, Cristo nos acompaña como una presencia siempre presente desde los orígenes hasta el final, como Alfa y Omega. Aquí debemos de darnos cuenta de que toda creación surge de la mente y termina en la mente. Todo surge de la 1ª ronda mental, y termina en la 7ª ronda mental.

“Todo es mente, Todo es mental”, y cuando concluimos la Gran Obra y con ello los doce trabajos de Hércules, aún nos queda la mente; eso le dice el M. Samael a su discípulo Juaquin Amortegui, en el capítulo “Platicando en México” del libro: “Las tres montañas”: –¡Oh! Joaco... En nombre de la Verdad quiero que tú sepas que cuando el YO se disuelve, queda en su lugar la mente... Indubitablemente ésta fue la "Causa Causarum" de mi caída...

Efectivamente después de concluir toda la Gran Obra, queda la mente. Porque todo surge de la mente y todo vuelve a la mente, por ello es imprescindible conocer la mente en toda su naturaleza, puesto que es el único modo de evitar nuevas caídas. Caídas que empiezan siempre con el deseo astral, que repercuten en lo vital y físico.


Es conveniente recordar que nos dice el Maestro Samael en su libro de Cábala sobre la creación y la mente:

<Entonces los Dioses y los hombres lloraron como niños ante LA AURORA DEL GRAN DÍA CÓSMICO. El Logos Causal del primer instante recordó a los Dioses y a los hombres sus deudas kármicas y comenzó el peregrinar del hombre de un mundo a otro, hasta la Tierra, donde actualmente vive sujeto a la “Rueda de Nacimiento y Muerte”, hasta que aprenda a vivir gobernado por la Ley del Amor>.

Y también nos dice:

<Durante la Noche Cósmica el Universo se desintegra en Ain Soph y sólo existe en su mente y en la de sus Dioses, pero lo que en la mente de El y en la mente de Ellos existe, es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto>.

Lo que queda en la mente de Él (lo Absoluto inmanifestado, Ain Soph) y en la mente de Ellos (los dioses) existe “es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto”. Por tanto, aquello que queda en la mente, después de concluir la Gran Obra, se convierte en algo objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto. Allí convergen y se unen la verdad relativa de lo existencial y la verdad absoluta de lo inmutable y eterno. Allí el origen y el presente se hacen plenamente objetivos, esto significa necesariamente que hemos comprendido plenamente la naturaleza de la mente. Permitiendo que la conciencia de “sí mismos” se haga plena en el Ser; Ser que comparte desde sus inicios la verdad eterna e inmutable que se expresa en la Luz de Cristo, y la verdad relativa que nuestro ego-demiurgo ha formado en su existencia relativa, temporal y circunstancial.

Aquello, que está “más allá del cuerpo, de los afectos y la mente”, es la verdad absoluta; que comprenderá en su totalidad la verdad circunstancial y relativa de la existencia; siendo esta verdad absoluta participe del silencio, del vacío, de lo diáfano, esto es de la plena claridad, de una luz increada, que nuca fue sepultada por las tinieblas. Pues lo increado, lo no-nacido, es lo no gestado o no reproducido, aquello que es atemporal y permanece ajeno a lo temporal o circunstancial. En ese estado es donde la Pureza es y será por siempre “Inmaculada”, sin mancha, y por siempre inmutable.

Conocer lo producido, lo activo, lo creado, lo gestado es conocer el mundo manifestado de nuestra mente. Todo nuestro cuerpo, todo nuestro organismo vital, todo lo psíquico o astral, se manifestará en la mente activa, o mente de las formas (que es nuestro Netzah del árbol de la vida). Más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, tenemos que descubrir la “Mente Interior” donde la conciencia superlativa del Ser se manifiesta, con toda su inspiración e intuición, por medio de la luz de Cristo, que es Luz in-creada; una Luz atemporal que desde los inicios nos acompaña por las 7 rondas de la manifestación. Cristo es la Luz de la Mente Interior, esa que sabe guardar silencio, que sabe permanecer vacía, diáfana, y que por tanto no se aferra, ni se apega, ni desea nada que sea temporal.


Mientras el ego-demiurgo se aferra y apega a sus pensamientos, deseos y formas, queriendo construir un mundo a su gusto, el Cristo permanece impasible, sabiendo que “la Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron sobre ella”. El ego-demiurgo se queda atascado en su tiempo, en su forma, en su creación, que en si es toda una proyección. El ego, es tiempo porque se queda identificado con sus formas y circunstancias que él mismo ha creado; sintiéndose incapaz de salir de sus conflictos y tormentos, creados por él mismo, porque es incapaz de ver más allá de su tiempo, es decir a creado una circunstancia temporal, a la cual vuelve insistentemente porque está creada por él y por ello se queda atrapado en su tiempo o temporalidad, esto es lo que llamamos identificación, fascinación y sueño. Mientras que Cristo sabiéndose eterno o atemporal, no se identifica con nuestras tragedias, dramas y comedias del existir; es más su perspectiva atemporal, trasciende las 7 rondas, conociendo el Cristo muy bien la naturaleza profunda de la mente; por ello Cristo es nuestro Salvador.

“Yo Soy e camino, la verdad y la vida”

Atentamente:

Rafael Pavia.                      12/04/ 2018.

No hay comentarios:

Publicar un comentario