El V.M. Samael tuvo la experiencia del “vacío iluminador” siendo joven sobre los 18 años de edad, él relata su experiencia muy interesante, que le lleva a comprender que es necesario eliminar el “yo”, para poder permanecer en ese estado de vacío iluminador; cuenta en su experiencia que él se veía integrado en todo, en los pájaros, en las montañas, en los árboles, etc. pero le surgía el temor al no sentirse a sí mismo, por lo que regresaba a su cuerpo, perdiendo el estado de samadhi.
Vale la pena reflexionar sobre tal experiencia vivida por el V.M. Samael, aunque cada cual puede vivir la experiencia del vacío de modo diferente; cuando se es novel en estas tareas de la meditación, uno piensa que debe de vaciar su mente para poder tener la experiencia del vacío iluminador. Pero si les digo que en realidad la mente es vacía, ¿ustedes lo comprenderían?, bien pues, la tradición sobre la meditación así lo dice Padmasambhava:
"Siendo la Mente Única de la misma naturaleza del Vacío, y sin ningún origen, también la propia mente es tan vacía como el cielo. Para saber si esto es o no es así, mirad dentro de vuestra propia mente.
Siendo de la misma naturaleza que el Vacío, y por tanto, sin principio ni fin, la sabiduría nacida de sí misma ha estado brillando, en realidad, desde todos los tiempos, como la esencialidad del Sol, sin origen. Para saber si esto es o no es así, mirad dentro de vuestra propia mente.
La Sabiduría Suprema es indudablemente indestructible, inquebrantable, como la corriente siempre fluyente de un río. Para saber si esto es o no es así, mirad dentro de vuestra propia mente.
Siendo meramente un flujo de inestabilidad como el aire del firmamento, las apariencias objetivas no tienen el poder de fascinar y esclavizar. Para saber si esto es o no es así, mirad dentro de vuestra propia mente.
Todas las apariencias son, en verdad, nuestros propios conceptos, nacidos por sí mismos en la mente, como los reflejos que se ven en un espejo. Para saber si esto es o no así, mirad en vuestra propia mente.
Surgiendo de sí mismas y siendo naturalmente libres como las nubes en el cielo, todas las apariencias externas se disuelven en sus propios lugares respectivos. Para saber si esto es o no es así, mirad en vuestra propia mente."
Nuestra experiencia al respecto, confirma lo dicho por Padmasambhava, siendo que la tradición del budismo gira en torna a esta realidad de que la mente es vacía. Toda la enseñanza de Buda se basa en esta realidad, de que la mente es vacía, y así lo explico y lo desarrollo el maestro Nagarjuna, con su escuela Madhyamika (del “medio”) de donde surgió el Sutra del corazón: Gaté,gaté, paragaté, parasamgaté. ¡Bodhi! ¡Svaha!* Confirmando que el vacío es la esencia del despertar y la iluminación.
Nuestra mente es vacía y por esta naturaleza vacía pueden surgir todas las formas existentes del espacio. De la mente surgen todas las formas de la naturaleza y de nosotros mismos; de la mente surgen los pájaros, los árboles, las montañas, etc., en la mente se encuentra la propia experiencia del “vacío iluminador”. La experiencia del vacío iluminador, es una experiencia “no dual”, es decir es una experiencia que esta fuera del “yo y el tu”; el vacío es la propia experiencia lucida, de la naturaleza de nuestra mente.
Atentamente:
Rafael Pavía. 24/08/ 2017.
* Gaté,gaté, paragaté, parasamgaté. ¡Bodhi! ¡Svaha:
GATE: Literalmente “Ido”. Este sutra es, de alguna manera, un testimonio y una invitación. Testimonio de una experiencia realizada, la de todos los liberados vivientes; invitación dirigida a todos los que tienen la intención de reunirse con ellos, de ir a compartir su inmensa alegría.
Generalmente, esa primera palabra está asociada con la percepción espiritual siguiente: “la forma es el vacío”; desde el momento en que nos desembarazamos de las emociones, de las pasiones, de los deseos, fuentes de conflictos psíquicos inevitables, las cosas, las formas exteriores son vaciadas de su sustancia, privadas de los afectos que las alimentan y se disgregan en la vacuidad.
GATE: la repetición sugiere ahora que “el vacío es la forma”; efectivamente, una vez que la vacuidad ha sido presentida, podríamos tener tendencia a conceptualizar la noción de vacío, pero éste no es diferente de la forma. La shunyata es una experiencia del ser que no tiene nada en común con la “nada” de los filósofos existencialistas. Se puede vivir muy bien en la vacuidad y acomodarse a las manifestaciones exteriores tal como se presentan...
PARAGATE: Literalmente, “Ido más allá”. Una vez que atravesamos la cortina oscurecedora de los fenómenos, habiendo percibido su congénita irrealidad, obtenemos una percepción natural de esos fenómenos: “La forma es la forma”.
PARASAMGATE: Literalmente, “Completamente expuesto, despojado”. Despertados en el corazón de lo indiferenciado, nos identificamos naturalmente con el último sujeto, hemos dejado definitivamente de objetivar las cosas en una relación sujeto-objeto: “El vacío es el vacío”.
BODHI: Literalmente, “Despertado”. Ya no llevamos máscaras; por más que las apariencias cambien continuamente como figuras caleidoscópicas, hemos despertado en el seno de una ecuanimidad de espíritu inalterable.
Nada puede afectar nuestro ser profundo, pequeño como un grano de arena, inmenso como el cosmos.
SVAHA: “¡Salvación!”. No es una despedida sino una palabra condescendiente, un mensaje de esperanza: “Reúnete con nosotros en la otra orilla, donde la verdad no es diferente de las ilusiones, donde por fin el sufrimiento que nace de los deseos ha desaparecido...”.
“¡Ido ido ido más allá completamente abierto despertado a la salvación!”
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