La develación más trascendente de Cristo es su ascensión, y cuando nos referimos a la ascensión imaginamos que asciende al cielo, siendo el cielo para los cristianos un supuesto lugar allá en el universo o más allá; Los gnósticos entienden que el cielo no es un lugar, sino un estado de conciencia.
Cristo asciende al cielo, es decir a lo más trascendente de nuestro Ser, al Ser del Ser, a nuestro propio origen; Cristo retorna a su espacio original y esencial, que no se trata obviamente de un lugar concreto, sino de un estado de conciencia denominado Paramartasaya, que es equivalente al Dharmakaya. El Dharmakaya es semejante al cuerpo de Ascensión, siendo que el Dharmakaya lo relacionan con el espacio y la mente, asignándolo el Maestro Samael como el Cuerpo de Ley. Se le denomina como cuerpo de ley porque en tal estado, solo se es regido por la única ley que rige el Espacio Abstracto Absoluto, es decir la Ley del Amor. Ley que trasciende todas las demás leyes incluida la ley del Karma.
Cristo asciende al cielo, en el estado de Dharmakaya y como dirían los gnósticos valentinianos, entraría en el Aeon 13, donde encontraría las siguientes parejas de Aeones, según su teología y cosmología:
El Abismo Insondable y su esposa el Silencio.
La Mente y su esposa la Verdad.
La Palabra (verbo) y su esposa la Vida.
El Cristo ascendido con el Dharmakaya nos permite comprender el ultimo y primer misterio, el Alfa y Omega con su sencillez y simplicidad. Permitiéndonos entrar en el Abismo Insondable, es decir el Espacio Abstracto Absoluto junto a su esposa el Silencio, ¿puede haber algo más sencillo que el silencio? Nos permite el Cristo con su Dharmakaya conocer la Mente y a su esposa la Verdad, la mente es el mismo espacio, pero junto a su esposa la Verdad nos muestra la realidad del Todo-Uno. La Mente es lo mismo que el espacio hazte las siguientes preguntas: ¿de donde viene la mente? ¿dónde se queda la mente? ¿a dónde va la mente? ¿qué forma tiene la mente? ¿qué color tiene la mente? ¿puede la mente medirse, pesarse, contabilizarse, etc.? Es obvio que cuando en la luz de la meditación comprendemos e intuimos las respuestas, vemos que la mente y el espacio son lo mismo; es decir la verdad develada nos muestra que “Todo es Mente”, como siempre se enseñó en la ciencia hermética tanto de occidente como de oriente.
"El Todo es Mente; el Universo es mental" El Kybalion
Del Espacio-Mente, el Aeon de la Palabra produce junto a su esposa la Vida toda la creación. En si la palabra o verbo de los Elohim creadores necesitan previamente de un Espacio-Mente. Cristo ascendido se eleva hasta lo más profundo del Espacio-Mente y nos desvela todos sus misterios. Sobre las enseñanzas del Dharmakaya dijo el Guru Rimpoche:
No investigues la raíz de las cosas,
investiga la raíz de la mente.
Una vez que hayas encontrado la raíz de la
mente,
conocerás una sola cosa y, no obstante,
serás capaz de liberarlo todo.
Pero, si no logras encontrar la raíz de la
mente,
puedes conocerlo todo, pero no conocerás nada.
Comprender la naturaleza de nuestro Espacio-Mente lo es todo, es la raíz de donde todo surge; y es en espacio-mente donde Cristo asciende cumpliendo con el mito gnóstico de retornar a su morada, donde la comprensión profunda de nuestro Espacio-Mente nos develara todo el misterio del Ser, desde su origen hasta el final de la creación que ha sido dada por medio del Verbo y la Vida.
En el océano de la vida libre en su movimiento, Cristo asciende haciéndonos ver que la base de todo, es el mismo espacio infinito o mente universal, de donde todos venimos y participamos. Si fuésemos tan sencillos y simples como el silencio podríamos ver con plena lucidez la naturaleza y raíz de nuestra mente, de tal modo que, en dicha sencillez y simplicidad, nos daríamos cuenta a plena luz de Cristo lo que es nuestro ego o yo; y es indudable y cierto que ante tal visión el ego no tiene escapatoria ninguna, quedándole solo la opción de su disolución. Por tanto, las enseñanzas de un Cristo ascendido siendo simples y sencillas son siempre rechazadas por el ego complicado e ignorante. Por ello aquello de que: “Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas”. (Juan 3:19.-R.V. 1909).
No permitas más que tu ego ignorante, que se cree ilustrado y conocedor, ciegue la luz del Cristo. El Ego siempre encuentra escusas y más escusas para impedir que Cristo y su luz más trascendental, es decir la luz del Cristo ascendido ilumine la conciencia; siendo que el ego es complicado, retorico, engorroso, falso, etc., mientras que el Cristo ascendido es simple y sencillo, todo el poder y la fuerza del Cristo está en la “VERDAD NO CONCEPTUAL”.
Atentamente:
Rafael Pavía. 08/08/2017.
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