viernes, 21 de julio de 2017

Caridad Cristiana, Bodichita y Sabiduría.

Caridad Cristiana, Bodichita y Sabiduría.

Es verdad a todas luces que el mensaje del cristianismo no ha progresado, ni profundizado, en su aspecto esotérico o interno por falta de caridad cristiana, es decir por falta de compasión por nuestros semejantes. Aunque muchos individuos se han santificado en el cristianismo y han desarrollado la compasión, aun así, han sido pocos los que han accedido a las enseñanzas herméticas o más profundas del mensaje de Cristo, ignorando la gran mayoría en el evangelio de Cristo las enseñanzas alquimistas o del tantra. Y es que la condición precisa para poder acceder a las enseñanzas trascendentales de cualquier doctrina es necesario desarrollar la compasión o caridad cristiana, entre los budistas es imprescindible el desarrollo del Bodichita, que significa la “conciencia despierta en la compasión”, de tal modo que en la medida que el bodichita se desarrolla se otorgan enseñanzas más profundas y elevadas; por ejemplo se entregan las enseñanzas del tantra en fases dependiendo del grado de bodichita desarrollado, no entregando las enseñanzas del tantra supremo hasta que el bodichita este bien desarrollado y establecido en el candidato.


Lo cierto es que no se pueden comprender las enseñanzas ultimas de cualquier filosofía, religión o enseñanza hermética, si estas enseñanzas no van acompañadas de la compasión o bodichita. Resulta que hoy en día cualquiera podría acceder a las enseñanzas más ocultas o herméticas de cualquier enseñanza, pero a lo máximo que podría uno aspirar teniendo falta de compasión es a entender tales enseñanzas, pero tal entendimiento no significa comprensión de fondo y mucho menos capacidad para aplicar tales enseñanzas trascendentales.

Intentaremos explicar porque el Amor es imprescindible para acceder, comprender y aplicar las enseñanzas profundas. En toda doctrina gnóstica ya sea el cristianismo, el budismo, el Gnama-yoga, el advaita, el taoísmo, etc. culminan sus enseñanzas en un estado que va más allá del vacío o la nadidad, o el desasimiento del que habla el Maestro Eckhart de Hochheim (Turingia, 1260 – 1328), de distintos modos se viene a concluir que al final del camino nuestro ego personal deja de existir, creándose un estado que va más allá del vacío. Las propias enseñanzas del tantra o alquimia nos llevan hacia la desintegración del ego, pero eso no basta con entenderlo, tal desintegración precisa comprensión y aplicación y ello no es viable sin que exista la potencialidad del amor o compasión.


Toda desintegración del ego mundano, en carencia de compasión se convertiría en nihilismo, esto es no creer en nada, personalmente hemos conocido algunos casos de los tantos de filósofos occidentales que, ya influidos por Schopenhauer o Nietzsche, o por cualquier filosofo racionalista occidental, han caído en el nihilismo hasta el punto de no encontrarle sentido a la existencia y llegar a suicidarse. Pero en cambio aquellos que han desarrollado su bodichita o caridad cristiana, han podido concluir gloriosamente su trabajo de disolución del ego, siendo que el ego mundano ha sido sustituido por el Ser. El M. Samael ya nos dice que el Ser nada tiene que ver con el yo, ni con el yo inferior, ni con el yo superior, pues el Ser trasciende toda dualidad.

El desarrollo de la compasión o bodichita, nos lleva gradualmente a renunciar a sí mismos, cuando alguien realiza un sacrificio por sus semejantes, es obvio que estará renunciando a sí mismo, en tal renuncia pondrá su tiempo, su disposición, sus bienes, etc. cuando la caridad cristiana va calando en nuestro corazón, tal disposición hacia los demás se convierte en un modo de vida, de modo que uno va encontrando satisfacción en ayudar a sus semejantes. Esta condición de amar es ilimitada, pues se va dirigiendo y expandiendo hacia todos los seres, personas, razas, animales, plantas, etc., Cuando se llega a renunciar a la propia satisfacción personal, en beneficio de los demás y tal actitud se establece de modo incondicional en uno mismo, habrá sembrado la potente semilla para acceder a lo profundo de cualquier enseñanza y estará perfectamente disponible a transformar su ego en el Ser original que en verdad siempre fuimos.


Lo contrario al nihilismo y su escepticismo, que provoca una sensación de vacío existencial, que angustia y deprime hasta poder llevarnos al suicidio, es el Ser y su divina compasión. En realidad, el saber sin el amor nos lleva a una agonía, debido a que uno se ve incapaz de aplicar los propios conocimientos adquiridos, conocimientos que, por falta de compasión, solo se quedan en la superficie de lo entendible, sin poder acceder al corazón de la enseñanza. Por ello es imprescindible la caridad cristiana o el bodichita. 

Ahora indaguemos de modo sencillo, veamos como todas las religiones, filosofías y mística nos llevan de la mano hacia el silencio y la contemplación, ¿qué encuentra uno en el silencio? Y si aplicamos lo que nos dice el M. Samael, cuando nos dice que la verdad está más allá del cuerpo, los afectos y la mente, en realidad ¿qué puede haber más allá de nuestros afectos, de nuestro cuerpo y de nuestra mente? Pues más allá del cuerpo, los afectos y la mente, encontraremos el silencio, la quietud plena, y lo más importante una atención o conciencia incondicionada. Tal conciencia incondicionada acompañada de la profunda serenidad y el silencio que es la elocuencia de la sabiduría, se vuelve luz, si en nuestro corazón hay amor, compasión o bodichita. En tal estado entramos en estado de contemplación y siendo sinceros solo en este estado puede la conciencia despertar, este es un estado incondicionado, pues no cae en los límites ordinarios del cuerpo, los afectos y la mente.


En conclusión, la sabiduría sin el Ser o la compasión se puede volver peligrosa. Y sin compasión no podemos avanzar ni en el conocimiento ni en su aplicación. Pues el Ser es totalmente carente de ego, de propiedades, de deseos personales; el Ser más allá del vacío es plenitud de Amor y por ello origen de sabiduría, de luz. Queridos lectores, nos queda comprender con plena claridad las funciones de nuestra conciencia, así como el origen propio de la conciencia, siendo que solo descubriendo su origen y funcionalismos podremos descubrir la profundidad del Ser y de la misma vida, si hemos dicho de la misma vida, recordemos que Cristo es el camino, la verdad y la vida. Dejemos nuestra pereza, flojera, o vagancia, nos queda mucho por hacer, he indaguemos hasta las últimas consecuencias la realdad de nuestro Ser. 

Seguiremos trabajando en el despertar de la conciencia.

Atentamente:

Rafael Pavía. 21/07/2017.

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