sábado, 6 de mayo de 2017

Después del cataclismo final. Ensayo profético.



Después del cataclismo final. Ensayo profético.


Son pocas las personas que tienen presente el pasado, presente y futuro de la humanidad. Solo algunos conocen toda la historia de la humanidad desde sus comienzos, tal historia son hoy mitos antiguos donde se incluye las cuatro edades de la humanidad edad de oro, de plata, de cobre y de hierro; estas edades son conocidas en la historia de los hindúes como los cuatro yugas:

Krita o Satya Yuga (edad de oro o edad de la verdad).
Treta Yuga (edad de plata).
Dvapara Yuga (edad de bronce).
Kali Yuga (edad de hierro o edad oscura).


Sobre las cuatro razas que nos precedieron: 1ª protoplasmática regida por la luna, 2ª hiperbórea regida por mercurio, 3ª lémur regida por venus, 4ª atlante regida por el sol, tuvieron sus particulares edades de oro, plata, cobre y hierro, y todas las razas incluyendo la nuestra, la 5ª raza aria regida por marte, participamos de un ciclo global que nos incluye a todas las razas en lo que se conoce como rondas:

1º ronda mental

2º ronda astral

3º ronda etérica

4º ronda física

5º ronda etérica

6º ronda astral

7º ronda mental


Actualmente nuestra raza humana está culminando la ronda física, para ir adentrándose en la quinta ronda etérica. Eso significa que ahora mismo estamos viviendo la peor de las edades de hierro, estamos viviendo el periodo más oscuro de la humanidad. Todas las profecías y como se ve en el inconsciente colectivo de la humanidad se esta viviendo la peor de las edades, ¿qué futuro nos espera?

Iniciar el regreso hacia las dimensiones etérica, astral y mental, significa que nuestro planeta va a vivir una disolución semejante, a la que viven los difuntos en sus procesos en el Bardo o tránsito de la muerte, esto es que nuestra tierra se va a ir diluyendo gradualmente perdiendo su materia sólida o física, convirtiéndose en materia etérica, luego astral y finalmente mental. Durante este proceso de disolución quedan dos razas por manifestarse la sexta raza que será llamada raza Koradi, regentada por Júpiter, mientras que la séptima y última raza será regentada por Saturno. Lo dicho nos hace entrever que la próxima humanidad también deberá de vivir un proceso de disolución y muerte, pues las razas que nos precedieron también vivieron junto a la tierra el proceso de formación, creación y cristalización de lo que es hoy el planeta; mas ahora nos toca vivir la disolución de la tierra.



Vivir la disolución:

Percibimos que la próxima humanidad solo podrá sobrevivir en una condición de total desapego, de modo atemporal, sin propiedad, sin aferramientos, sin vistas a un futuro de prosperidad como ahora se entiende, ni se pretenderá construir una súper-civilizada raza como siempre se pretendió, ese tiempo y pretensión ya caduco. ¿cuál será la misión de la próxima humanidad? Divisamos que reencontrar la naturaleza incontaminada del espíritu, para que de ese modo se pueda cooperar a disolver todas las impurezas o karma mundial que la humanidad ha generado. Tal empresa que puede resultar a primera vista gigantesca y abrumadora, podrá ser accesible siempre y cuando se comprenda cual es la naturaleza del Ser incontaminada y por tanto legítimamente pura desde sus inicios. Cargar con la cruz y el sufrimiento que ha creado toda la humanidad desde sus inicios hasta hoy será la empresa del futuro, hasta dejar la tierra sin rastro, sin huellas de su karma, esto deberá incluir a los mismos seres infernales, aunque su salvación sea su propia disolución en procura de su esencia primordial. Tal empresa solo podrá ser llevada a cabo por iniciados y maestros u hombres solares, bodhisattvas capaces de permanecer en ambientes de disolución, donde gradualmente la tierra física se disolverá en agua o elemento éter-vital, disolviéndose esta en el fuego o ronda astral, para seguir su proceso disolviéndose en el aire o ronda mental, para concluir su disolución en el mismo espacio.


La muerte definitiva de la tierra y las rondas junto con la humanidad, se dará en la última raza gobernada por Saturno, donde deberemos de haber adquirido “el buen morir”, lo que nos otorgará un regreso a nuestro origen primordial, en el océano de la vida libre en su movimiento, donde de modo individual y colectivo habremos completado los ciclos de nacimientos y muertes, que el mismo océano de la vida promueve con su constante oleaje hacia fuera y hacia adentro, hacia el nacimiento y la muerte. Entonces más allá del nacer y el morir el triunfo de la Luz se habrá completado.

Ahora bien, tal triunfo es atemporal, no está sujeto a un proceso colectivo, el objetivo final se encuentra aquí y ahora y depende de cada cual en estos momentos el que lo pueda alcanzar. Una vez el triunfo individual es alcanzado, se podrá cooperar en el auxilio del colectivo, pues llegados al océano de la vida con plena conciencia percibimos que la compasión y el amor es la fuente misma de la vida y su océano.


Todo se vuelve tremendamente sencillo cuando más cerca del Ser y sus orígenes nos encontramos. Una vez comprendemos y nos establecemos en la presencia incontaminada del Ser y toda su pureza el sacrificio por la humanidad se torna tan natural como la vida misma. La naturaleza incontaminada del Ser es innata, atemporal, eterna e infinita; por lo que el karma y el sufrimiento de la humanidad se ve inmediatamente menguado o disminuido al ejercer y aplicar la conciencia superlativa del Ser.

Atentamente:

Rafael Pavía.       06/05/2017.



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