lunes, 24 de octubre de 2016

Los gnósticos ante Hercólobus

Los gnósticos ante Hercólobus.

Nuestro Avatara Samael Aun Weor, nos advirtió de la llegada del planeta gigante Hercólobus, también conocido como planeta Miribú, planeta X, Barmad I, estrella Bal, en la biblia se le conoce como Ajenjo, etc. y continuamente surgen noticias al respecto que los gnósticos difunden con avidez. Los astrónomos observan cada vez con mayor claridad, detalle y amplitud nuestro espacio, y cualquier insinuación, sospecha, observación que pueda estar relacionada con la llegada del planeta gigante a nuestro sistema solar es difundido rápidamente. Después tenemos todas las especulaciones sobre las consecuencias desastrosas de la llegada de Hercólobus, como son el cambio climático, activación volcánica, terremotos, cambio de ejes polares, etc. todo ello nos lleva al cataclismo final, al final de nuestra raza, a la destrucción total. Básicamente me interesa saber cómo nos enfrentamos ante la inevitable llegada del destructor, cuyo último paso destruyo la Atlántida, así nos recuerda el Maestro Samael:


“Para ello paso a transcribir la traducción de un manuscrito maya que es parte de la famosa colección de “Le Plongeon”, los manuscritos de Troano, y que puede verse en el Museo Británico: “En el año 6 de Kan, el 11 Muluc, en el mes Zrc, ocurrieron terribles terremotos que continuaron sin interrupción hasta el 13 Chuen. El país de las lomas de barro, la tierra de Mu, fue sacrificada”.

“Después de dos conmociones desapareció durante la noche, siendo constantemente estremecida por los fuegos subterráneos, que hicieron que la tierra se hundiera y reapareciera varias veces y en diversos lugares. Al fin la superficie cedió y diez países se separaron y desaparecieron. Se hundieron 64 millones de habitantes, 8.000 años antes de escribirse este libro”. En los archivos antiquísimos del antiguo templo de Lhasa (Tíbet) puede verse una antigua inscripción caldea escrita unos 2.000 años antes de Cristo, y que a la letra dice: “Cuando la estrella Bal cayó en el lugar donde ahora solo hay mar y cielo (el océano Atlántico), las siete ciudades con sus puertas de oro y templos transparentes temblaron y estremecieron como las hojas de un árbol movidas por la tormenta”.




Aquel acontecimiento termino con los últimos reductos de la civilización atlante, 64 millones de habitantes murieron en aquella ocasión, pero ahora somos más de 7.000, millones de habitantes, así que la destrucción de la humanidad será terrible, espantosa, eso no tendrá nombre. La cuestión es cómo nos vamos a enfrentar a tan inmensa destrucción, a tantas catástrofes que aún nos esperan; a lo que añadimos que esperanzas tenemos los gnósticos, siendo que millares de gnósticos ya han tenido revelaciones sobre el fin de los tiempos.

Quisiera ser un tanto objetivo sobre el tema, podemos salvarnos, si obtenemos nuestra realización intima del Ser, esa es nuestra mayor esperanza. Luego podemos poner la esperanza sobre los extraterrestres y sobre la isla donde se enviará a la gente que tenga que prepararse para la venida de una nueva edad de oro, dice así el Maestro Samael:

Pregunta: “Podría decirme, Maestro, como piensa usted sacar a un pueblo de entre el humo, las llamas, los terremotos, el hambre, según lo ha dicho usted muchas veces, hacia un lugar seguro, si por otra parte exige usted el 50% de conciencia entre aquellos que quisieran seguirle y vemos, por tanto, pasmosamente la tremenda dificultad que esto reviste”.

Acoté a la pregunta, esta otra interrogante: ¿Llama usted, acaso, un pueblo, a un conjunto de unas 100 almas o personas?

Respuesta: “Mi querido hermano, haz de saber, que 100 personas no constituyen ni siquiera una vecindad” ...

P.: ¿Entonces, serán unas 500 personas?

R.: “Quinientas personas no son ni tan solo una aldea.”

P.: ¿Me habla, acaso, de unas mil almas que lo seguirán?

R “¿Mil almas? Mil no hacen tampoco un pueblo en el sentido integro de la palabra, ¿entendido?”

P.: Dígame pues, Maestro, ¿aproximadamente cuantas gentes formaran ese pueblo selecto?

R: “Ese pueblo que sacaré en secreto será un grupo humano de varios miles. Estos miles estarán integrados por gentes de distintas latitudes de nuestro mundo. Llegado pues, el momento crucial, guiaré a esa humanidad hacia cierto lugar del Pacífico, entre determinado paralelo y meridiano, que por razones de tipo superior no tengo permiso de mencionar, por ahora.”

“Allí, estas almas auto–seleccionadas por su trabajo interior (psicológico), contemplarán durante dos siglos el duelo de los elementos, entre sí. Este grupo humano continuará en ese lugar desarrollando su trabajo interior y cuando un doble arco iris sea visto en los cielos entonces se consumará una nueva alianza entre los Dioses y los hombres.”

“Llegado este momento, las dinastías solares vendrán físicamente en sus naves cósmicas a mezclarse con los sobrevivientes de aquél cataclismo y de esta mezcla surgirá entonces una nueva raza y comenzará así una nueva Edad de Oro.”




Seguimos con la cuestión, preguntando ¿cómo y cuándo nos tocara vivir a cada uno nosotros esa inmensa catástrofe?, sobre el cuándo nos dice el Maestro Samael, recordando los evangelios y a Jesús:

"Pero el día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos sino sólo mi Padre".

Y también nos dice, en la Doctrina Secreta de Anhuac:

“El análisis kabalístico demuestra que en los números dos (2), cinco (5), cero (O), cero (O) se encierra el secreto de la Gran Catástrofe. Quien tenga entendimiento que entienda porque aquí hay sabiduría.

Desgraciadamente, las gentes jamás saben penetrar en el hondo significado de ciertas cantidades Kabalísticas; es lamentable que todo lo interpreten literalmente”.

Cada uno interpretara según sus luces, y su intuición cabalística lo arriba citado. Y seguimos con la cuestión viendo que nos tendremos que enfrentar al fin, ya sea de un modo colectivo o individual, que nos atañe al ¿cómo será nuestro final? Y ahí planteo lo siguiente, a todos nos espera un fin, una muerte segura, ya sea a corto plazo, medio plazo o largo plazo, pero a todos nos espera la muerte, que es nuestro fin. Y entonces ¿cómo nos planteamos nuestro final? En realidad, ahí es donde se encuentra la clave te todo este asunto. Pues como nos dicen las enseñanzas sobre los misterios de la vida y la muerte, lo más importantes son nuestros últimos pensamientos y emociones, en el momento de morir; teniendo en cuenta que nos referimos a los pensamientos y emociones consolidados en nosotros mismos, y no a unos pensamientos o emociones pasajeros que nos sobrevengan en nuestros últimos instantes de vida. ¿qué emociones, que pensamientos y voluntades o acciones predominan en nuestro diario vivir?, pues eso es lo que será la base para nuestro posible futuro existencial. Teniendo en cuenta que en la futura edad de oro no se admitirán la existencia de egos o yoes en sus habitantes, entonces tenemos que hacer una severa reflexión sobre nuestro quehacer diario, y sobre lo que pensamos y sentimos.

Creo sinceramente que la solución a la cuestión no está en el futuro, creo que nuestra esperanza no está en lo que pueda suceder o no en el día de mañana, creo que la solución está en el aquí y ahora, en el día de hoy, en nuestro quehacer diario, en nuestra voluntad de hoy, en nuestra actitud de hoy, en nuestras emociones y pensamientos actuales. Si tenemos miedo a nuestro futuro hoy, nos marcharemos con ese miedo a nuestro futuro existencial. Seamos lógicos y objetivos, busquemos la paz ahora, busquemos el amor ahora, seamos libres de temor ahora, y mantengamos ese ahora, ese momento eterno en el aquí, en el presente. Mucho se ha dicho sobre cómo se puede calcular si hemos eliminado el 50% o el tanto X% de nuestro ego, para saber si formaremos o no parte de ese pueblo elegido o auto-elegido para iniciar una nueva edad de oro, pues tengamos muy presente que el ego, el querido yo pertenece al tiempo, y está siempre pendiente del pasado y del futuro, asfixiándonos en un presente condicionamos por el pasado y el futuro. El ego siempre nos condiciona y nos auto-limita, con sus agobios del pasado y los miedos al futuro, procurando eficazmente mantenernos lejos del aquí y ahora, o de un presente incondicionado que permita a nuestra conciencia estar presente en el Ser.



La solución está en cómo ahora estamos preparados para enfrentar cualquier cataclismo, que pueda incluir nuestra muerte; como nos enfrentamos ahora a los vandalismos, guerras, a las epidemias, a los terremotos, a las tormentas solares, etc. ¿estamos realmente preparados para el desenlace final? Lo que cuenta no es como nos preparemos para un posible cataclismo en el futuro, sino como nos enfrentaríamos ahora ante tal cataclismo y nuestra propia muerte.

¿Qué importa cuando pueda venir Hercólobus?, si viene la semana que viene ¿estaremos preparados? Y si viene el mes que viene, o el año próximo o dentro de diez años o de veinte años o de cien años, la cuestión es ¿cómo y de qué manera me encontrare para enfrentarme a un catastrófico final? Si ponemos la esperanza en alguien ajeno a nosotros, será un error, pues todo depende nosotros mismos. Nadie puede amar por nosotros, nadie puede sentir paz por nosotros, nadie puede liberarnos del miedo solo nosotros mismos, nadie nos puede dar esperanza o fe si tal fe o esperanza la sitúa fuera de nosotros. Si ponemos nuestra salvación en alguien ajeno a nosotros sencillamente es porque aún no confiamos en nuestra opción propia, esto significa poca fe y esperanza en sí mismo, en nuestro propio Ser. ¿puede un gnóstico salvarse sin fe, ni esperanza propia? Teniendo presente que el pueblo de seleccionado es de almas auto–seleccionadas por su trabajo interior.



Tu salvación no está en el mañana, esta aquí y ahora en tu presente, en tu día a día. Y ten presente que, si uno se puede salvar a sí mismo, porque tiene fe y esperanza en su Ser, entonces podrás ayudar a salvar a otros que aun sienten temor, miedo y que les falla su fe, su esperanza. Y podrás ayudar a aquellos que aún no han encontrado su paz interior, su fortaleza interior, su sabiduría interior, etc.


Atentamente:

Rafael Pavía. 24/107 2016.



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