La conciencia y sus cualidades
La conciencia tiene muchas propiedades que sobrepasan la lógica
racional, entre sus atributos esta el discernimiento silencioso venido de su lógica
intuitiva. Su función básica es la auto-observación o auto-conciencia, de ahí emana
la clarividencia, todo ello sostenido por la atención dirigida o concentración,
esta función básica abre todo un espacio ilimitado de cualidades.
La conciencia siempre participa del silencio-contemplativo
aun en la actividad diaria o mundana; la conciencia actúa como un testigo
presencial de todas las funciones psico-corporales. Con su presencia la conciencia visualiza
claramente de modo directo el que y porque de nuestras emociones, pensamientos
y acciones, eso es clarividencia. Pero la conciencia en vez de quedarse identificada
y sometida a las funciones psico-corporales, hace una re-valorización continua
incrustando cada vez mas luz y mas luz en cada acto, pensamiento y sentimiento,
produciéndose una operación alquímica de transformación y transmutación e
incluso como diría el avatar Samael de insurrección biológica, que permite que
todos nuestro valores adquieran mayores atributos y virtudes.
El avatar Samael decía que “imaginar es ver”, y con ello
debemos partir hacia una visión clara, diáfana, de nuestra alma. La fantasía
representa nuestro caos, la imaginación nuestra claridad, si logramos esa atención
plena en el aquí y ahora podremos atender desde la lucidez el propio caos que
nos perturba y ello será posible porque activando la conciencia ella tiene la
cualidad de saber “Ser y estar” sin perturbarse, aunque sienta las emociones de
enojo, tristeza, alegría, lujuria o cualquier deseo, la conciencia permanece
serena pues reconoce que todo lo percibido es pasajero, temporal o transitorio
por ello no se altera la conciencia que desde su silencioso discernimiento es
un testigo comprensivo, que ni condena ni justifica lo percibido si no que
comprende la naturaleza fatua, intrascendente, ilusoria, de nuestro comportamiento.
La conciencia sabe vivir y morir al mismo tiempo de tal modo
que no deja huellas ni karma de su paso por esta existencia ilusoria y vana. La
consciencia adquiere una comprensión ilimitada ante las circunstancias de
nuestra existencia, pues vive y no se aferra a nada, ni siquiera a si mismo, de
tal modo que observándose, tomando conciencia de si mismo todo fluye como diría
el avatar Samael “el absoluto es la vida
libre en su movimiento”.
Rafael Pavía 12-15-2015
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