De lo consciente a lo inconsciente:
Cuando hablamos de unir lo consciente y lo subconsciente o inconsciente, ¿que estamos planteando? Para responder atendemos al significado de los términos que utilizamos:
Subconsciente: Que no llega a ser consciente.
Inconsciente: Psicol. Conjunto de caracteres y procesos psíquicos que, aunque condicionan la conducta, no afloran en la conciencia.
el inconsciente colectivo: Psicol. Parte del inconsciente que no depende de la experiencia personal y que está compuesto por arquetipos o representaciones comunes al género humano.
Desde la perspectiva gnóstica cuando nos referimos a unir lo consciente y lo inconsciente, utilizamos un lenguaje propio, donde lo consciente se emplaza a nuestra esencia, conciencia como fuente activa de la luz del Ser. Por tanto, la conciencia implica activar los valores esenciales del Ser, y aparte de generar atención, lucidez, mediante la concentración, es decir potenciar el estado de vigilia.
Lo subconsciente e inconsciente es aquello que, aunque generemos toda la atención posible, se escapa al control de la conciencia. Aunque generemos la mayor atención posible finalmente vendrá el sueño, lo subconsciente e inconsciente, entonces entraremos en un estado onírico, o en el estado de sueño profundo, o sueño sin sueños. Al intentar generar la mayor atención o conciencia posible con las prácticas de oración, meditación y la propia vigilia, obtendremos un grado mayor de lucidez al entrar en el estado subconsciente, que es el mundo onírico. ¿Qué sucede en el mundo onírico o subconsciente? ¿Por qué no podemos ejercer un control sobre este estado? Cuando decimos que tenemos un sueño lucido, estamos diciendo que podemos tener una atención mucho mayor de lo habitual en el sueño, es decir somos conscientes de que estamos soñando, en ocasiones se puede modificar el sueño, cambiar la escena del sueño o modificar algunos elementos del sueño. Pero independientemente de la lucidez o limitado control del sueño, surge ese cambio de conciencia que queda definido en el yoga de sueño como sigue:
Svapna significa el estado de dormir soñando, en el que el hombre disfruta de los cinco objetos de los sentidos y en el que todos los sentidos físicos están en reposo y sólo la mente está activa. La mente es, ella misma, el sujeto y el objeto. Ella crea todas las imágenes del sueño.
Al Jiva (alma individual) se le llama Taijasa cuando se encuentra en este estado. En él existe Antah-Prajna (consciencia interna). Las escrituras dicen: “No hay carros cuando uno duerme, ni caballos, ni caminos, pero uno mismo crea los carros, los caballos y los caminos”.
El mundo de los sueños está separado del mundo del estado de vigilia. La persona que está durmiendo en una cama confortable en Calcuta, completamente sana en el momento de acostarse, vaga en sueños por las calles de Delhi como si fuera un hombre enfermo y viceversa.
El estado de sueño profundo está separado de los otros dos mundos, el de los sueños y del estado de vigilia. Para el que sueña, el mundo de los sueños y sus objetos son tan reales como los objetos y experiencias que tiene en el mundo de vigilia.
Filosofía del Sueño, Sri Swami Sivananda.
La unión entre lo consciente lo subconsciente, en realidad nos lleva a un estado de creación y formación lo que en la cábala y la constitución del árbol de la vida (que es el propio Ser) se denomina Mundo de briah y yetzirah, aquí presentamos lo cuatro mundos o espacios del árbol de la vida según la cabala:
- ATZILUTH: la emanacion la emanación divina (los arquetipos, los conceptos, el mental abstracto)
- BRIAH: la creación (el mental concreto, las formas de pensamiento)
- YETZIRAH: la formación (las emociones, los sentimientos, el plano “astral”)
- ASIAH: la acción (la cristalización, el plano denso y concreto)
Sin remedio alguno, pues forma parte de la naturaleza de nuestro Ser, entraremos en el reino onírico o subconsciente, que es el propio mundo psíquico (alma) y donde daremos creación y forma a nuestra propia condición psíquica y anímica. Materializándose dicha creación o formación en el mundo de Asiah o de la acción que es el mundo físico. ¿Qué podemos crear o formar en nuestra psiquis o alma?, eso es lo importante e interesante de este tema; lo que crearemos dependerá de nuestra afinidad, sintonía, motivación, esperanza, objetivos, etc. Lo idóneo es que nuestras prácticas, oraciones, diurna y nocturna nos sintonicen con la parte más es elevada del Ser en el triángulo del logos y el mundo de Atziluth, la emanación divina (los arquetipos, los conceptos, el mental abstracto, etc.) cuanto más y mejor sintonicemos con el Ser, nuestro contacto con lo subconsciente nos ofrecerá una realidad más profunda y amplia del Ser, de la gnosis de la verdad, de lo objetivo. En cambio, si no logramos sintonizar con el Ser, nuestra psiquis seguirá formando una realidad condicionada por nuestra psiquis subjetiva, siguiendo nuestra de modo ordinario, sin cambios, sin transformaciones, sin logros en nuestra realización intima del Ser.
Lo consciente nos vincula a la atención, concentración, imaginación, inspiración e intuición, ampliando nuestra visión e interpretación de la realidad del Ser y el mundo que nos rodea. Lo subconsciente puede llevarnos hacia lo caótico o hacia lo sublime, dependiendo de nuestra afinidad o voluntad. La imaginación y la voluntad son entonces dos poderosos instrumentos, con la imaginación vemos hacia donde vamos, con la voluntad creamos y formamos nuevas condiciones o valores en nuestra psiquis. Si comprendemos que lo subconsciente es un estado formación y creación, que es un mundo intermedio entre lo espiritual y lo material, entonces podremos comprender mejor que es nuestra disposición y voluntad la que sintonizará con lo espiritual y nos permitirá reencontrarnos con nuestro Ser y sus valores o virtudes potenciales. Por ejemplo, el Ser es amor, si vibramos día y noche con el amor este amor del Ser sintonizara en el mundo de la creación y la formación dándonos mayor profundidad y amplitud en el sentir y la idea del amor.
Es una lástima enorme que no sepamos ni seamos conscientes de la oportunidad que nos da el subconsciente, el mundo de la creación y la formación (Briah y Yetzirah), o el estado de sueño (Svapna), pues es el mundo intermedio entre la realidad plena y original del Ser y nuestro estado físico o material aquí en el estado de vigilia.
En el mundo de los sueños podemos ver dioses, ángeles o demonios, podemos ver el cielo o el infierno, podemos sintonizar con lo uno y con lo otro. Siendo obvio que la sabiduría sintoniza con los ángeles y los dioses; y que el caos, la rutina, la mecánica, la pereza, la inercia, el egocentrismo, el sufrimiento, sintonizan con los valores más bajos de nuestro Ser, por ello hay niveles y niveles de Ser en la escalera maravillosa que va del infierno al cielo.
Rafael Pavía. 13 de agosto de 2016.
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