martes, 6 de diciembre de 2016

El Karma, el destino y el remedio.

El Karma, el destino y el remedio.

Se relaciona el karma con nuestro destino, planteándose en qué medida nosotros tenemos libre albedrio para crear nuestro destino. Tal libre albedrio nos dice el Maestro Samael es como el espacio que queda entre el violín y el estuche del violín, es decir un margen mínimo. Sobre el karma algunos piensan que es rígido y que todo está ya programado: nuestro momento de nacer, de morir, de enfermar de tener accidentes, de todo; estando todas nuestras recurrencias de la vida ya dictaminadas y sentenciadas. Podemos decir que en cierto modo es así, que nuestro destino está determinado y es invariable, pero ello sucede porque en si desconocemos la ley del karma, la ley de causa y efecto, pues si conociéramos la ley del karma y como funciona, entonces tendríamos el remedio a nuestro mal parado destino.


Cuando uno conoce las leyes que rigen nuestra vida podemos trascenderlas, podemos evitar la mecánica de las leyes y trabajar para liberarnos de los condicionamientos y limitaciones de nuestro karma. La ignorancia es el peor mal, e ignorar como es y cómo funciona la ley del karma nos sumerge en el sufrimiento, individual, familiar, colectivo y mundial. Poner remedio a nuestro mal, a nuestra ignorancia, sufrimiento, destino o karma, sin tener en cuenta el amor es inviable. El remedio a nuestro karma es el amor y la sabiduría del amor, que no permitirá amar mejor.

El Maestro Samael nos dice que el karma es negociable, que se puede cambiar, modificar y nos dice: “al león de la ley se le combate con la balanza”, “Haz buenas acciones con las que poder negociar”, “o se paga con dolor o con sacrificio”, etc. todo ello lo debemos de reflexionar con claridad y profundidad, pero si no tenemos presente el amor como el remedio a nuestro karma, entonces estaremos perdiendo el tiempo. El fundamento de nuestra morada, la morada del Ser es el amor, siendo el remedio a nuestros males el amor, la compasión, la caridad cristiana.


El amor debe empezar por el autoconocimiento, si pretendo conocer que mueve mi vida, como se crean las condiciones de mi existencia, entonces tendré que empezar por observarme a mí mismo, y conocer todo aquello que me beneficia y lo que me perjudica; esto significa ver cómo nos relacionamos consigo mismos. Nuestro karma parte de la relación que mantenemos consigo mismos, si nos relacionamos mal con nosotros mismos, nos relacionaremos mal con todos y con todas las circunstancias que nos rodean. Los dioses no tienen la culpa de que nosotros nos relacionemos mal consigo mismos, cuando alguien odia a otra persona puede que le acabe haciendo daño, pero el primer perjudicado del odio es uno mismo, si alguien siente envidia y celos de otros, es posible que los otros acaben siendo perjudicados por esa persona, pero el primer perjudicado de los celos y la envidia es la persona que padece esa envidia y esos celos. Así todas las actitudes que a nosotros nos perjudican terminan perjudicando a la familia seres queridos, vecinos, colectivos, e incluso a nivel mundial. Por ello el amor debe de empezar por la autoconciencia, por uno mismo, para evitar hacernos daño a nosotros y después a nuestros semejantes.


Los grandes Maestros de la humanidad Jesucristo, Buda, Lao-tse, Hermes Trimegistro, etc., nos enseñan que el dolor, el sufrimiento, el karma puede ser trascendido, superado, totalmente, y eso es viable si ponemos el cimiento de nuestra comprensión de la vida y del karma en el amor y la compasión. Si nuestra intención al estudiar el karma es mejorar nuestra vida, tener una vida más fácil, más cómoda, sin problemas económicos, con una buena casa, etc., entonces no vamos a comprender nada sobre el karma; para comprender el karma hay que comprender lo que es la vida, su origen, su devenir, etc. Buda nos explica en sus cuatro nobles verdades: 1º el sufrimiento existe, y se explica los diferentes tipos de sufrimiento que generamos. 2º el sufrimiento viene del pasado, y se explica que nuestra ignorancia, deseos y apegos son el origen y sostén de nuestro sufrimiento. 3º el sufrimiento puede desaparecer, y se explica como por medio de la autoconciencia y una correcta relación consigo mismos el sufrimiento desaparece. 4º el sufrimiento desaparece, aquí no se explica nada aquí se debe experimentar la liberación del karma y el sufrimiento.


Las enseñanzas gnósticas de Jesús nos dicen que son para liberar a hombres y dioses, esto es liberarnos de la mismísima rueda del samsara, donde hombres, dioses, semidioses, pretas (espíritus hambrientos), animales, y narakas (habitantes del inframundo) padecen, lloran y sufren. Estudiar e investigar el karma es dar solución al sufrimiento, trabajar con el karma es poner remedio al dolor de nuestra alma, por ello decía el Maestro Samael: “el karma es una medicina para nuestra alma”. El trabajo con el karma no se trata de poner unos parches, unos remiendos a nuestra existencia, para que sea un poco más llevadera, ¿qué sentido tiene eso?; comprender el karma implica conocer lo que mueve la vida, significa llegar a la raíz del amor, requiere trabajar para y por la compasión. Si pretendemos hablar del karma, explicar lo que es el karma y como funciona y resulta que no comprendemos que el remedio al sufrimiento es el amor, entonces estamos perdiendo el tiempo, es como construir una casa sin sus cimientos.

Si solo te preocupas de tu karma, de tu sufrimiento personal no vas a comprender mucho lo que es la ley del karma. Sin embargo, hay que empezar por solucionar primero nuestro karma, porque si nosotros mimos, no somos capaces de liberarnos del karma, como pretendemos enseñar a otros lo que es el karma en base a ¿qué y cómo? vamos a explicar cómo se puede liberar de la ley del karma. Cuando uno mismo conoce como se mueve su karma, y como se puede liberar del karma, entonces podrá ayudar a sus semejantes y a todos los seres que sufren y padecen. Si uno pretende conocer la ley del karma, con la intención de solo liberarse el mismo de su sufrimiento, entonces está perdido, va contra dirección, porque es imposible conocer lo que es el karma sin comprender cuál es nuestro origen, nuestra verdad, nuestra luz, nuestra conciencia, lo que implica conocer la realidad profunda del Ser; y el Ser como todos los maestros de la humanidad han demostrado se sostiene y mantiene en el Amor y la sabiduría. Por tanto, la ley del karma nos conduce hacia el amor y la compasión.


La severidad, el rigor, la justicia, el sufrimiento, es siempre autoimpuesto, porque cuando nos alejamos del Ser y su amor, su bondad y compasión, los primeros en ser perjudicados somos nosotros mismos, es nuestra misma alma quien sufre la condición del alejamiento, del olvido, la desesperanza, etc., al vivir alejados del Ser y su naturaleza compasiva, nos autoimponemos el rigor de un existir sin Ser. Por ello el pretendido yo o ego que sustituye al Ser, solo nos causara dolor y sufrimiento; y por ello mismo es imposible comprender la ley del karma sin eliminar el yo, el ego. De que serviría cuidar solo de nuestra parcela si el resto de parcelas que hay a nuestro alrededor son fuente de destrucción, corrupción, guerra, odio, etc. ¿cuanto tiempo podría permanecer nuestra parcela aislada y sin ser afectada?


La compasión es incondicional, infinita, ecuánime, llena de luz y sabiduría, ahí nos lleva la ley del karma. La ignorancia, el yo, el ego, nos llevan en dirección opuesta, al sufrimiento, a la parálisis del no saber actuar sin dañar, sin perjudicar, sin agraviar a los demás. Meditar significa comprender tu vida, tu origen tu Ser, tu naturaleza, las leyes que rigen la existencia y con ello trascenderlas para bien de la humanidad.

Atentamente:

Rafael Pavía. 6/12/16.

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